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jueves, 26 de noviembre de 2009

Las Creencias Personales, Más Que la Genética, Están Detrás del Altruismo

Foto: Zina Deretsky, National Science FoundationEl comportamiento social aprendido y las creencias son elementos mucho más convincentes que la genética para explicar el comportamiento altruista de las personas que hacen favores a desconocidos sin esperar nada a cambio o que arriesgan su vida para salvar las de otros. Ésta es la conclusión a la que han llegado en un estudio Adrian V. Bell y sus colegas de la Universidad de California en Davis.


El altruismo ha sido desde mucho tiempo atrás un tema de interés para los científicos que estudian la evolución social. El altruismo presenta una paradoja difícil de explicar: Ayudar a personas sin lazos de sangre con el sujeto que ejerce la acción altruista tiene casi siempre un coste o un riesgo para éste, y debido a ello cabría esperar que la conducta altruista, por la amenaza que supone para los descendientes genéticos del individuo altruista, no fuese favorecida por la evolución, al menos atendiendo a los argumentos comunes de ésta. En otras palabras, alguien que arriesga su vida para salvar a desconocidos tiene más probabilidades de morir sin dejar descendientes que alguien que ante todo protege su propia vida. Por eso, el egoísmo debiera ser un rasgo de personalidad heredado de padres a hijos con mucha más frecuencia que el altruismo, hasta acabar desplazando a éste.
Los investigadores utilizaron una ecuación matemática que describe las condiciones necesarias para la evolución del altruismo. Esta ecuación llevó a los autores del estudio a comparar las diferencias genéticas y culturales entre grupos sociales vecinos.

Haciendo uso de los valores previamente calculados sobre las diferencias genéticas, emplearon los datos recopilados en una encuesta mundial sobre valores éticos, los cuales es previsible que estén fuertemente influidos por la cultura en un gran número de países, como una fuente de información para calcular las diferencias culturales entre los mismos grupos vecinos. Al hacer las comparaciones, encontraron que el papel de la cultura tiene un alcance mucho mayor para explicar nuestro comportamiento prosocial que la genética.

Los investigadores utilizaron una ecuación matemática que describe las condiciones necesarias para la evolución del altruismo. Esta ecuación llevó a los autores del estudio a comparar las diferencias genéticas y culturales entre grupos sociales vecinos.

Información adicional en:



lunes, 16 de noviembre de 2009

La Conducta Altruista de los Chimpancés

16 de Noviembre de 2009. Foto: Yamamoto S, Humle T, Tanaka M (2009) Chimpanzees Help Each Other upon Request. PLoS ONELa evolución del altruismo ha intrigado durante mucho tiempo a los investigadores, y comúnmente ha sido explicada como un cálculo de las perspectivas a largo plazo: Yo te ayudo ahora porque espero que ello me reporte algún beneficio en el futuro. Sin embargo, un nuevo estudio a cargo de investigadores del Instituto de Investigación de Primates y del Centro de Investigación de la Vida Salvaje, de la Universidad de Kioto, muestra que los chimpancés ayudan de manera altruista a sus congéneres, incluso en ausencia de parentesco o de reciprocidad inmediata en la ayuda. No obstante, en los experimentos los chimpancés fueron más propensos a ayudarse entre ellos bajo solicitud del compañero en apuros que de manera espontánea.
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Shinya Yamamoto y sus colegas estudiaron seis pares de chimpancés. Tres pares estaban integrados cada uno por una madre y su vástago, y los otros tres por adultos sin parentesco. Realizaron dos experimentos diferentes, diseñados para comprobar si los chimpancés transferían una herramienta a un congénere aunque el hacerlo no les aportase beneficios inmediatos para ellos mismos.

En cada caso, dos chimpancés estaban situados en dos cabinas transparentes adyacentes, en una situación donde uno de ellos necesitaba acceder a una pajilla para poder beberse un zumo, o en una situación en la que uno necesitaba acceder a una vara para arrastrar hacia dentro de la cabina un recipiente con jugo.
En el primer experimento, los dos chimpancés tenían acceso a la herramienta opuesta necesitada para obtener la recompensa dentro de sus cabinas. El chimpancé que necesitaba la pajilla tenía acceso a la vara, y viceversa.

En el segundo experimento, las parejas fueron examinadas en una situación donde no hubo oportunidad para la reciprocidad porque a cada individuo le fue asignado un papel fijo (donante o receptor) durante 24 intentos (a lo largo de una semana) antes de que los papeles fueran invertidos.

Los investigadores constataron que los chimpancés transferirían herramientas para ayudar a su compañero. Lo hacían mayormente después de que el compañero solicitara ayuda activamente (por ejemplo, insertando su brazo a través de un agujero dentro de la cabina o dando palmadas). Prestaban su ayuda aún cuando no había la esperanza de que su compañero pudiera devolverles el favor de manera inmediata (como en el experimento 2) e incluso cuando los dos animales no tenían parentesco.

Las interacciones en la comunicación desempeñan un papel importante en el altruismo de los chimpancés. Los humanos somos capaces de ayudar a otras personas sin que éstas ni nadie nos lo soliciten. Pero los chimpancés del estudio rara vez ofrecieron de manera espontánea una herramienta útil a un compañero. La simple observación de los intentos fallidos de su compañero para lograr la recompensa no despertó en los chimpancés el impulso de ayudarles.

Información adicional en: