Busqueda

Mostrando entradas con la etiqueta sueño. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta sueño. Mostrar todas las entradas

lunes, 6 de diciembre de 2010

COMO EL DORMIR REFUERZA LA MEMORIZACION DE CONOCIMIENTOS APRENDIDOS DURANTE LA JORNADA

Psicología
Martes, 30 de Noviembre de 2010 10:24

Un nuevo estudio realizado por investigadores de las universidades de York y Harvard indica que el sueño ayuda a las personas a recordar palabras recién aprendidas e incorporar nuevo vocabulario a su "diccionario mental".

Los investigadores enseñaron a los voluntarios palabras nuevas al atardecer. Justo después de acabada la lección, se les sometió a un test para comprobar qué habían aprendido. Los voluntarios durmieron toda la noche en el laboratorio, mientras su actividad cerebral quedaba registrada mediante electroencefalograma. A la mañana siguiente se les sometió a un nuevo test sobre la lección del atardecer. Este test reveló que podían recordar más palabras que inmediatamente después de la lección, y además las podían reconocer con mayor rapidez, todo lo cual demuestra que el dormir había fortalecido en ellos los nuevos recuerdos.

Esto no ocurrió en un grupo de control con voluntarios que fueron instruidos durante la mañana y a quienes se les sometió al segundo test al atardecer, sin haber dormido en ese lapso de tiempo.

Un examen de las ondas cerebrales de los voluntarios registradas mientras dormían, demostró que dormir profundamente (la fase de sueño de ondas lentas) era lo que ayudaba a fortalecer los recuerdos nuevos. La fase de sueño de movimientos oculares rápidos (REM) o sueño ligero no parecía intervenir en el proceso.

Cuando los investigadores examinaron si las nuevas palabras se habían integrado al conocimiento existente en el "diccionario mental", descubrieron la participación en el proceso de un tipo diferente de actividad en el cerebro dormido: ráfagas breves pero intensas de actividad cerebral que reflejan la transferencia de información entre los diferentes almacenes de recuerdos en el cerebro (el hipocampo en las profundidades del cerebro, y el neocórtex en la superficie).

Los recuerdos en el hipocampo se almacenan separados de otros recuerdos, mientras que los recuerdos en el neocórtex se conectan con otros conocimientos.

Los voluntarios que experimentaron más de estas ráfagas breves pero intensas de actividad cerebral mientras dormían, tuvieron más éxito al conectar las nuevas palabras con el resto de vocablos en su léxico mental, lo que sugiere que las nuevas palabras fueron transmitidas desde el hipocampo al neocórtex durante el sueño.

En el estudio han trabajado Gareth Gaskell, del Departamento de Psicología de la Universidad de York, y Jakke Tamminen de la Universidad de Harvard (ahora en la de Manchester).

Scitech News

martes, 19 de octubre de 2010

DORMIR POCO AUMENTA EL RIESGO DE DEPRESION Y ANSIEDAD EN JOVENES

Psicología
Lunes, 18 de Octubre de 2010 09:06

Los jóvenes que duermen menos de 8 horas por noche tienen un riesgo más grande de sufrir problemas psicológicos, concretamente una combinación de altos niveles de síntomas depresivos y de ansiedad. Así lo demuestran los resultados de una nueva investigación.

Empleando como referencia una duración promedio del sueño nocturno de entre 8 y 9 horas, establecida a partir de la experiencia de voluntarios, el equipo del Dr. Nick Glozier (Universidad de Sídney, en Australia) encontró una asociación lineal entre duraciones del sueño de menos de 8 horas y problemas psicológicos, en jóvenes de entre 17 y 24 años de edad. El riesgo de padecer problemas psicológicos de la clase descrita se incrementaba en un 14 por ciento por cada hora de sueño nocturno perdida, de forma que aquellas personas que dormían menos de 6 horas por noche tendían a sufrir el doble de problemas psicológicos que quienes dormían el tiempo promedio.

Se encontró una asociación similar entre la duración del sueño y los problemas psicológicos persistentes. El riesgo de que una persona con problemas psicológicos al inicio del estudio siguiera teniéndolos un año después aumentaba en un 5 por ciento por cada hora de sueño nocturno perdida. Es decir que, en jóvenes de esas edades que ya experimentan problemas psicológicos, cuantas menos horas duerman, peor será el resultado.

Dormir más de 9 horas por noche no mostró ninguna asociación con problemas psicológicos en ningún momento del periodo de estudio.

Los autores del estudio matizan, sin embargo, que la relación entre el sueño y los problemas psicológicos es complicada. Aunque el sueño de corta duración impone un riesgo real de tener problemas psicológicos o de que se agraven en caso de tenerlos ya, es posible que en un número indeterminado de casos esa pérdida de sueño sea en realidad un síntoma provocado por episodios previos de problemas psicológicos, o bien que las alteraciones del sueño se deban a algún otro problema de salud.

Otros estudios muestran que las metas potenciales para intentar mejorar el sueño en este grupo de edad incluyen reducir la cantidad del tiempo nocturno que los jóvenes pasan mirando la televisión, jugando con videojuegos o usando internet, antes de acostarse.

Scitech News

sábado, 28 de agosto de 2010

El Retraso Estacional del Crepúsculo Promueve un Retardo Biológico de la Llegada del Sueño

27 de Agosto de 2010. Foto: Rensselaer/Lighting Research CenterEl retraso en la llegada del ocaso tras finalizar el invierno, agrega más tiempo de luz solar al final de la tarde, y eso genera una respuesta bioquímica en los adolescentes que retarda también el aumento de los niveles de melatonina que precede a la aparición de la somnolencia al llegar la noche. Así lo desvela una nueva investigación.
Bookmark and Share

Mariana Figueiro, del Centro de Investigación sobre la Iluminación, dependiente del Instituto Politécnico Rensselaer, y coautora del estudio, señala que cuando a ese fenómeno desatado por el retraso en la llegada del ocaso se le suma el tener que levantarse temprano para ir a la escuela, esta demora en el inicio del sueño puede llevar a los adolescentes a dormir menos horas de lo necesario, lo que a su vez provoca dificultades para concentrarse, cambios anómalos en el estado de ánimo, y un mayor riesgo de desarrollar obesidad. Aparte de los efectos nocivos para la salud, la disminución del rendimiento escolar se presenta como una consecuencia evidente de esta situación.
La alteración del ciclo de sueño se produce por partida doble. Además de la exposición a más luz solar al atardecer, muchos adolescentes también sufren el problema de no estar expuestos lo suficiente a la luz solar de la mañana, por ejemplo por pasarla en aulas con poca luz natural. Con esa menor exposición a la luz solar matutina, ésta no puede estimular debidamente el ciclo biológico normal del cuerpo, lo que también contribuye a retrasar la hora en que se duermen los adolescentes.

Figueiro y Mark Rea han comprobado que 16 estudiantes de octavo grado experimentaron como promedio una demora de 20 minutos en la elevación del nivel diario de melatonina, medido en un día de primavera, en comparación con lo medido en un día de invierno. Los niveles de melatonina empiezan a aumentar normalmente entre dos y tres horas antes de que una persona se quede dormida. Los estudiantes también mantuvieron registros del sueño como parte del estudio, lo que colectivamente demostró un promedio de retraso de 16 minutos en el inicio del sueño declarado.

Los patrones de luz y oscuridad son los marcadores principales para sincronizar nuestro reloj biológico interno con el día solar de 24 horas. La luz diurna es rica en luz de longitud de onda corta (color azul), que es la que más estimula nuestro reloj biológico. Este reloj interno es responsable de regular la sincronización de nuestro sueño y otros ciclos biológicos diarios, configurando los llamados ritmos circadianos.

Los resultados del nuevo estudio demuestran que fueron las horas prolongadas de luz diurna debidas al cambio estacional, y no el alumbrado eléctrico en casa después del crepúsculo, lo que tuvo el impacto más grande sobre el retraso en el ciclo de sueño.

Información adicional en:

sábado, 24 de julio de 2010

¿Los fetos tienen sueños?


Los resultados podrían ayudar a saber la existencia de enfermedades futuras

  • Mientras el bebé va creciendo adquiere conciencia dentro del útero materno, y el cerebro ya comienza a hacer de las suyas.

Se sabe que el feto mantiene indicios de comportamientos que se dan tras su nacimiento, como por ejemplo la experimentación de emociones.

¿Y qué pasa con los sueños?

Neurocientíficos de la Universidad Friedrich Schiller de Jena en Alemania y el matemático Karin Schwab se han puesto a investigar para intentar responder esta pregunta.

Estudiando la actividad del cerebro de fetos de oveja con 106 días de gestación, los investigadores utilizaron modelos matemáticos aplicados directamente sobre los mismos para comprobar su actividad.

Los resultados arrojaron que los fetos efectivamente sueñan antes de nacer, y que de hecho lo hacen antes de que se desarrolle el movimiento ocular rápido.

Además de aclarar la pregunta este estudio también podrían servir no sólo para el ser humano, sino que además esta técnica se piensa aplicar para comprobar también qué incidencia tienen los ruidos, estrés y otro tipo de estímulos ambientales en el desarrollo del feto y en la posible manifestación preliminar de futuras enfermedades.

lunes, 7 de junio de 2010

AL DORMIR, SOÑAR CON LO ESTUDIADO ES SEÑAL DE UN APRENDIZAJE MAS SOLIDO

Psicología

Un experimento ofrece pruebas adicionales de que se debería incluir el dormir lo suficiente (y soñando) en las estrategias para lograr hábitos de estudio eficaces. El equipo de investigación que llevó a cabo el experimento ha comprobado que las personas que al dormir sueñan con la tarea que acaban de aprender, tienen un mejor rendimiento después de despertarse que quienes no duermen o que quienes duermen pero no sueñan con la tarea.

A los voluntarios del estudio se les pidió que se sentaran frente a la pantalla de un ordenador y memorizaran el trazado de un laberinto tridimensional de modo que pudieran encontrar el camino que llevaba hasta un árbol cuando fueran dejados cinco horas después en una ubicación aleatoria dentro del espacio virtual.

Las personas a las que se les permitió dormir y además tuvieron constancia de haber soñado con la tarea, encontraron el árbol en menos tiempo.

Sin embargo, tal como advierte Robert Stickgold de la Escuela de Medicina de la Universidad Harvard, el contenido de los sueños en sí mismo no parece ser de gran ayuda, pues no constituyó un repaso mental de datos verídicos y útiles.

En un par de casos, los que soñaron rememoraron en sus sueños sólo la música del laberinto virtual. Un individuo soñó que había personas en puestos de control dentro del laberinto, aunque el real no tenía personas ni puestos de control. No faltaron sueños más fantasiosos, incluyendo recreaciones del laberinto como cavernas llenas de murciélagos.

Los autores del estudio piensan que los sueños son un indicador de que el cerebro está trabajando sobre el mismo problema en diversos ámbitos. Los sueños podrían reflejar el intento del cerebro de encontrar asociaciones para los recuerdos que puedan hacerlos más útiles en el futuro.

En otras palabras, no es que los sueños conduzcan hacia una mejor memorización, sino que son una señal de que otras partes del cerebro están trabajando duro para recordar cómo avanzar por el laberinto virtual. Los sueños son básicamente un efecto secundario de ese proceso de memorización.

Scitech News

sábado, 5 de junio de 2010

Dormir... tal vez soñar

- Texto escrito por Victoria Puig,

neurocientífica e investigadora del Picower Institute (MIT) -

'To sleep… perchance to dream' ('dormir... tal vez soñar') es un sugerente verso que Shakespeare incluyó en el famoso monólogo 'Ser o no ser' de Hamlet... y el título del simposio al que asistí la semana pasada en la Boston University. Llevaba mucho tiempo esperando este simposio, porque ha reunido a los mejores especialistas en el estudio del sueño. El por qué dormimos y soñamos son preguntas que nos hemos hecho desde los albores de la humanidad, y que han motivado el trabajo de innumerables científicos, entre los cuales me incluyo.

En las últimas décadas hemos descubierto muchas cosas sobre el sueño, pero aunque tenemos mucha información proveniente de experimentos realizados en animales y personas, las grandes preguntas están aún por contestar: ¿Por qué necesitamos dormir? ¿Por qué soñamos? Durante el ciclo vigilia-sueño estamos sometidos a distintos estados de conciencia y, por tanto, el estudio del sueño puede darnos pistas importantes sobre cómo se genera y se mantiene la consciencia. En este simposio los investigadores nos han explicado qué ocurre durante las distintas etapas del sueño y mientras soñamos. Parece que lo que ocurre es tan importante para procesos cognitivos como la memoria y el aprendizaje que el cerebro decide desconectarse del mundo 8 horas al día.


La consciencia de los sueños

Nuestro nivel de consciencia, así como el de la mayoría de mamíferos y pájaros, varía dramáticamente cada día. Cuando estamos despiertos percibimos estímulos del mundo exterior, sentimos emociones y somos conscientes de nosotros mismos. Cuando dormimos sin soñar estas percepciones y emociones están disminuidas sobremanera. Sin embargo, cuando soñamos ocurre algo muy curioso: percibimos cosas, sentimos y hasta somos conscientes de nosotros mismos –parecido a cuando estamos despiertos- pero todo está generado por nuestro cerebro. En realidad nuestro cerebro nos engaña haciéndonos creer que estamos despiertos, incluso cuando sabemos que lo que ocurre en el extravagante sueño no puede ser cierto. Los científicos creen que mientras dormimos el cerebro procesa toda la información relevante adquirida durante el día, y para ello tiene que simular el contexto físico y emocional de las experiencias vividas.

Los científicos han definido 4 fases distintas de sueño, que van desde el sueño más ligero (fase I) al más profundo (fase IV). Las fases de sueño profundo (III y IV) ocurren en la primera mitad de la noche, mientras que las fases de sueño ligero (I y II) predominan en la segunda mitad. El patrón temporal de las distintas fases del sueño (ver figura de abajo) es altamente replicable entre personas.

Además, el sueño se ha clasificado de forma distinta en sueño REM (de rapid eye movement, durante el cual movemos los ojos con los párpados cerrados), y no REM (NREM). El sueño REM se da siempre en la fase I, y constituye el 20-25% del tiempo que dormimos. El NREM se da en las fases II, III y IV durante el 75-80% de tiempo restante. Sabemos que podemos soñar en cualquiera de las 4 fases, pero que los sueños son más largos y abstractos durante el sueño REM. Por lo tanto, la mayoría de los sueños extraños que tenemos se dan hacia el final de la noche.

El sueño REM está marcado con líneas azules.

La importancia de los sueños

Robert Stickgold (Beth Israel y Harvard, USA) lleva décadas estudiando el sueño en personas. En su charla comentó que no sabemos todavía por qué existen las distintas etapas del sueño ni por qué durante el sueño REM movemos los ojos. Su teoría: los cerebros de especies complejas como los mamíferos deben procesar una miríada de experiencias cada noche, por lo que evolutivamente se han generado distintas fases de sueño especializadas en procesar cosas distintas.

Los experimentos que se realizan en su laboratorio consisten típicamente en entrenar a personas a memorizar o aprender cosas (por ejemplo, memorizar listas de palabras o aprender una secuencia de números en el teclado del ordenador), para analizar sus habilidades horas después. La clave de los experimentos es que a algunas personas las entrenan por la mañana y les hacen las pruebas por la noche, y a otras las entrenan por la noche y las examinan por la mañana. Los resultados que obtienen son de los más replicables y sólidos en este campo de investigación: no importa lo que se tenga que recordar o aprender, los participantes que han dormido después del entrenamiento siempre lo hacen mejor. Y eso incluye también el echarse una siesta durante el día. Corolario: si debéis recordar algo para algún evento importante (examen, reunión, presentación) la mejor estrategia es dormir después de preparlo. Funcionará mejor cuanto más importante sea el evento y más implicado estés emocionalmente, ya que el laboratorio de Stickgold ha demostrado que el sueño juega un papel importante a la hora de consolidar la memoria emocional.

Además, se ha demostrado que durante el sueño podemos agudizar nuestras capacidades mentales. Un fascinante estudio publicado en 2004 mostró que personas que habían dormido durante la noche resolvían problemas de lógica más rápidamente que las que no habían dormido. Lo hacían mejor porque encontraban trucos que les permitían llegar a la solución del problema mucho antes. Creo que este estudio refleja un fenómeno que pasa a menudo, te despiertas pensando en cosas en las que no habías caído antes relacionadas con algo que te ha pasado recientemente. Parece que el cerebro inconsciente sabe que tenemos cosas que resolver y trabaja mientras dormimos. Sin duda, muy útil.

El contenido de los sueños

El laboratorio de Erin Wamsley (Beth Israel y Harvard, USA) ha realizado el primer estudio sistemático del contenido de los sueños, analizado lo que sueñan centenares de personas durante la noche. En su laboratorio los participantes realizan juegos de entretenimiento durante varias horas al día, en los que acaban implicándose mucho emocionalmente. Por la noche los despiertan como 10 veces para que expliquen con detalle lo que estaban soñado (qué experimento más pesado!). Parece que el juego más infalible es el tetris, que es muy adictivo para algunas personas.

Las conclusiones son claras y, para mí, interesantísimas: 1) un alto porcentaje de los participantes sueña con estar jugando al tetris en las primeras horas de la noche; 2) a lo largo de la noche los recuerdos del juego se van mezclando con otras experiencias y por tanto los sueños son más y más abstractos (al final de la noche los sueños no tienen nada que ver con el tetris); 3) las personas más obsesionadas con el juego tienen más sueños durante la noche; y 4) los participantes que más sueñan con el juego lo hacen mejor al día siguiente. Este último punto es importante, demuestra que durante los sueños se produce un aprendizaje. Se ha sugerido que quizá por eso los niños necesiten dormir tanto.

Con la edad la cantidad de horas de sueño varía. La proporción entre el sueño REM y NREM también.

La química de los sueños

Steffen Gais (Ludwig Maximilian University, Alemania) nos explicó la importancia del neurotransmisor acetilcolina para el sueño. Durante la noche los niveles de acetilcolina disminuyen muchísimo en el cerebro. El laboratorio de Gais entrena a participantes en una batería de tareas cognitivas para luego aumentar la concentración cerebral de acetilcolina durante la noche (les dan una pastilla antes de irse a dormir). Al día siguiente examinan cómo los cambios en los niveles de acetilcolina han afectado a las habilidades cognitivas. Las conclusiones son que los participantes recuerdan peor las cosas... pero mejoran el aprendizaje de movimientos. Estos resultados sugieren que existen distintos mecanismos regulatorios durante el sueño dependiendo de lo que se tiene que procesar. Es decir, demasiada acetilcolina es perjudicial para algunas cosas pero beneficiosa para otras.

¿Qué sueñan las ratas?

Los investigadores Bruce McNaughton (Lethbridge University, Canadá) y Matt Wilson (MIT, USA) nos explicaron qué sueñan las ratas después de haber corrido por un laberinto buscando comida. Bueno, para ser más exactos, nos explicaron qué ocurre a nivel neuronal en el cerebro de ratas que duermen después del entrenamiento. No tienen forma de saber si las ratas estaban soñando o no. Nos hablaron de secuencias de activación de neuronas y de cambios en oscilaciones cerebrales. Lo que explicaron me pareció lo suficientemente interesante como para contároslo en otro post. Los investigadores reconocieron que va a ser difícil descifrar las bases neuronales de los sueños, por la dificultad de realizar registros de neuronas en personas que pasan por las distintas fases del sueño. Yo creo que en algún momento se podrán realizar estos registros, y que probablemente nos darán pistas importantísimas sobre por qué dormimos, por qué soñamos y qué pasa a nivel neuronal durante los distintos estados de conciencia.

Los lectores a los que les haya interesado este largo post soñarán quizá con su contenido en algún momento de la noche, lo cual será muy interesante: soñar sobre cómo soñamos... Felices y productivos sueños a todos.

Vicky Puig

viernes, 14 de mayo de 2010

Si duermes menos de 6 horas al día: muerte prematura

Cada vez más, los estudios relativos al sueño confirman que dormir es mucho más importante para lo que se pensaba. Y no sólo para consolidar la memoria, o para ir descansado por la vida, o para evitar riesgos laborales.

Investigadores de la Universidad de Warwick (Reino Unido), en colaboración con la Facultad de Medicina Federico II, en Italia, han descubierto que las personas que duermen menos de seis horas cada noche son un 12 por ciento más propensas a fallecer de muerte prematura que aquellos que descansan cada noche entre las seis y ocho horas recomendadas.

La investigación analizó la relación entre el nivel de duración habitual del sueño y la mortalidad revisando 16 estudios prospectivos de Reino Unido, Estados Unidos, Europa y Asia Oriental. Este estudio incluyó a más de 1,3 millones de pacientes, que fueron seguidas durante 25 años, periodo en el que se registraron más de 100.000 muertes en este grupo.

Los resultados de una encuesta llevada a cabo por el Centro de Investigación sobre Fitoterapia (INFITO), además, ofrece una perspectiva sombría: casi la mitad de los españoles tiene problemas ocasionales para dormir y casi una cuarta parte de ellos sufre insomnio de manera crónica.

miércoles, 6 de enero de 2010

DORMIR POCO Y TOMAR DECISIONES EN SITUACIONES DE EMERGENCIA

Es bien sabido que dormir poco merma las facultades mentales de las personas. En un nuevo estudio se ha analizado detalladamente hasta qué punto la privación del sueño perjudica a una habilidad crucial de la mente humana, la de tomar decisiones instantáneas y correctas en una situación de emergencia.

Esta habilidad resulta crucial en bomberos, policías, soldados y otros profesionales, quienes, por las características de su trabajo, a veces tienen que afrontar grandes cargas de trabajo sin poder dormir lo que deberían. La merma de esa capacidad de decisión rápida, basada en el, así definido, proceso mental de Información-Integración, puede tener como consecuencia errores trágicos.

Los psicólogos Todd Maddox y David Schnyer, de la Universidad de Texas en Austin, han comprobado que una privación moderada del sueño hace que algunas personas dejen de usar el proceso de Información-Integración y utilicen en su lugar el proceso basado en reglas, más explícito y controlado, pero de menor eficacia ante situaciones de emergencia.

Los investigadores examinaron los efectos, durante dos días, de la privación del sueño sobre una clase de tareas para las que es crucial el proceso de Información-Integración, en 49 cadetes de la Academia Militar de West Point. Los participantes llevaron a cabo su actividad en dos ocasiones, separadas por un periodo de 24 horas, durmiendo o no entre ambas sesiones. De los cadetes, 21 fueron destinados al grupo al que se le privó del sueño, y los 28 restantes, que durmieron lo necesario, constituyeron el grupo de control.

Se constató que una privación moderada del sueño es capaz de conducir, al cabo de poco tiempo, al citado cese del proceso de Información-Integración.

La eficiencia al realizar el trabajo asignado mejoró en el grupo de control en un 4,3 por ciento desde el final del día 1 al principio del día 2. La precisión aumentó desde un 74 por ciento a un 78,3 por ciento. En el mismo intervalo, el grupo privado de sueño registró un descenso del 2,4 por ciento en la eficiencia al realizar el trabajo asignado, y la precisión disminuyó desde el 73,1 por ciento al 70,7 por ciento. Este declive fue mucho mayor para los participantes que dejaron de usar el proceso de Información-Integración y pasaron a utilizar el proceso basado en reglas.

Por otra parte, Maddox y Schnyer constataron, con sorpresa, que los efectos adversos de la privación del sueño sobre el procesamiento de información varían bastante entre las personas.

Schnyer cree que lo descubierto en este estudio será de utilidad en el ámbito del entrenamiento de personal para servicios de emergencia y profesiones de alto riesgo, sobre todo para los militares.

Scitech News

sábado, 2 de enero de 2010

Falta de sueño es dañina en jóvenes

Mujer deprimida (Foto: Archivo)

Expertos sostienen que los adolescentes necesitan al menos nueve horas de sueño.

Irse a la cama más temprano protege a los adolescentes y los hace menos propensos a sufrir de depresión y experimentar pensamientos suicidas, sugiere un nuevo estudio.

Una investigación estadounidense realizada con adolescentes de entre 12 y 18 años de edad, encontró que aquellos que se acostaban a dormir después de las 12 de la noche tenían un 24% más de probabilidades de deprimirse que aquellos que se iban a la cama antes de las diez de la noche.

Y los jóvenes que dormían menos de cinco horas tenían un 71% más de riesgo de desarrollar depresión que aquellos que lo hacían por ocho horas, informó la publicación Sleep.

Se calcula que unos 80.000 niños y adolescentes en el Reino Unido sufren de depresión.

Dormir lo suficiente, comer bien y hacer ejercicio de forma regular son esenciales para tener una vida emocionalmente saludable

Sarah Brennan, YoungMinds

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 20 años, la depresión se convertirá en la enfermedad que más padecerán los seres humanos, superando al cáncer y los trastornos cardiovasculares.

Los investigadores del Centro Médico de la Universidad de Columbia en Nueva York, analizaron los datos de 15.500 adolescentes recopilados durante la década de 1990.

Uno de cada 15 de ellos estaba deprimido.

Además de ser más proclives a sufrir de depresión, aquellos que se acostaban después de la medianoche tras la orden de sus padres eran 20% más propensos a pensar en el suicidio que aquellos cuya hora de dormir era las 10 de la noche o más temprano.

Se estima que aquellos que durmieron más de cinco horas de sueño durante la noche tenían un 48% más de riesgo de desarrollar pensamientos suicidas en comparación con aquellos que durmieron ocho horas.

Los adolescentes que informaron que "por lo general duermen suficiente" tendían a deprimirse en un 65% menos.

La depresión y los pensamientos suicidas fueron más comunes en las jovencitas y en aquellos que tuvieron una percepción de baja autoestima en torno a cuánto los padres se interesaban por ellos.

La mayoría de los padres de los adolescentes en el estudio fijaron como hora de dormir las diez de la noche como máximo.

Un cuarto de ellos la fijó a las 12 de la noche o después de esa hora.

El jefe del estudio, el doctor James Gangwisch, indicó que aunque era posible que a los jóvenes con depresión les costara dormir, el hecho de que el establecimiento de horarios de sueño por parte de los padres estaba vinculado a la depresión, sugiere que la falta de sueño de alguna forma respalda el desarrollo de la condición.

Gangwish señaló que la falta de sueño podría afectar las respuestas emocionales del cerebro y conducir a la melancolía que a su vez, entorpece la habilidad para hacer frente al estrés cotidiano.

Esta melancolía podría afectar el juicio, la concentración y el control de los impulsos.

Ejercicio regular

"Una calidad de sueño adecuada podría por lo tanto ser una medida preventiva y un tratamiento en contra de la depresión", añadió.

Por su parte, Sarah Brennan, directora ejecutiva de la organzación de caridad para la salud mental en el Reino Unido YoungMinds, afirmó: "Dormir lo suficiente, comer bien y hacer ejercicio de forma regular son esenciales para tener una vida emocionalmente saludable".

"Dar información a los padres sobre cómo cuidar el organismo por ejemplo, durmiendo suficientes horas, además de buscar ayuda si están preocupados sobre sus hijos permitirá enfrentar los problemas de manera temprana y evitará el desarrollo de condiciones mentales serias como la depresión", concluyó.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

CAPTACION DE DATOS EXTERNOS MIENTRAS DORMIMOS





Los 25 sonidos a los que fueron expuestos durante una siesta los participantes en una investigación influyeron en su grado de eficiencia al realizar una tarea en una etapa posterior del estudio, pese a no ser conscientes de los sonidos ya que dormían profundamente cuando los escucharon.


Las pruebas de memoria a las que se les sometió cuando estaban despiertos mostraron que los recuerdos espaciales de los sujetos habían cambiado. Los participantes fueron más precisos al arrastrar objetos hasta la posición correcta en la pantalla de un ordenador cuando los sonidos correspondientes a esas imágenes de objetos (por ejemplo el silbido de una tetera o el maullido de un gato) les fueron presentados mientras dormían.

La investigación sugiere firmemente que no apagamos nuestras mentes cuando estamos profundamente dormidos, tal como señala John Rudoy (Universidad del Noroeste), uno de los autores de la investigación. "Más bien es un momento importante para consolidar los recuerdos".

Y, algo que aún puede resultar más asombroso, la investigación mostró que los sonidos pueden penetrar en el sueño profundo y ser usados para promover la consolidación de los recuerdos de las personas en una dirección específica.

En el experimento, mientras estaban dormidas, las personas podían procesar subconscientemente cualquier cosa vivida durante el día, como por ejemplo lo que comieron en el desayuno, programas de televisión que miraron, o cualquier otra experiencia. Pero los investigadores decidieron qué recuerdos activarían en los voluntarios, haciéndoles rememorar cosas especificas del día.

El estudio de la Universidad del Noroeste corrobora la idea de que el cerebro está muy ocupado durante el sueño, repasando la información adquirida recientemente e integrándola con otros conocimientos en un misterioso proceso de consolidación del que depende en buena medida nuestra capacidad de recordar cosas cuando estamos despiertos.

Scitech News

lunes, 23 de noviembre de 2009

Dormir en exceso podría engordar y provocar diabetes

Ampliar Foto

Pernoctar demás, puede resultar peligroso para el organismo humano. Científicos afirman que lo más saludable es descansar de seis a siete horas

Médicos y especialistas han hecho énfasis sobre los riesgos que existen por dormir poco. De acuerdo a investigaciones del Centro Médico de Chicago, no descansar adecuadamente provoca aumento de peso, diabetes e hipertensión, informa la Journal of the American Medical Association.

Si bien la falta de sueño es perjudicial, dormir demás también puede resultar peligroso para el organismo humano. Estudios realizados en Finlandia demostraron que los riesgos de morir a temprana edad aumentan en un 20 por ciento si se pernocta a diario más de ocho horas. Otra investigación realizada de Inglaterra concluyó que el exceso de dicha actividad hace a las personas tan vulnerables como aquellas que descansan sólo 5 horas; informa Cnn.com.

Uno de los motivos por los que se puede dormir de más es la mala calidad del sueño. Declaraciones realizadas por un portavoz de la American Academy of Sleep Medicine, las personas tardan un promedio 90 minutos en entrar en estado de relajación; sin embargo, aquellos que presentan problemas no logran hacerlo en ese lapso y por eso, tienden a querer pasar más horas en la cama.

Horas adecuadas de sueño

La doctora Mirta Averbuch, jefa de la Unidad de Sueño del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro, en Argentina, afirma que, de acuerdo a diferentes estudios, se estima que un adulto debe descansar entre seis y siete horas; un joven de entre 12 y 16 años, nueve horas y niños de entre cinco y 12 años, once horas. Cabe destacar que esto puede variar dependiendo el hábito de las personas.

lunes, 28 de septiembre de 2009

LA RAZON FUNDAMENTAL POR LA QUE DORMIMOS

¿Por qué necesitamos dormir? ¿Cuál es la razón de que este proceso sea tan fundamental para muchas especies? Existen varias teorías sobre la función del sueño, entre ellas la de que se necesita ese estado para realizar debidamente tareas de mantenimiento del cerebro (incluyendo la consolidación de recuerdos y la poda de los menos importantes), la de que el sueño es idóneo para revertir los daños causados por el estrés oxidante mientras estamos despiertos, y la de que el sueño estimula la longevidad. Ninguna de esas teorías está bien fundamentada, y muchas se excluyen mutuamente. Sin embargo, un nuevo análisis aporta una visión diferente sobre el sentido evolutivo de dormir.

Normalmente, el sueño se ha visto como algo negativo para la supervivencia, porque mientras un animal duerme puede ser vulnerable a los depredadores y se ve impedido de desarrollar las conductas que garantizarían su supervivencia. Estas conductas incluyen la alimentación, la procreación, el cuidado de los miembros de su familia, la observación del entorno para detectar peligros, y la búsqueda de presas.

Por eso se ha creído que el sueño obedece a alguna función fisiológica o neurológica aún no identificada, que no puede desempeñarse cuando los animales están despiertos.

El laboratorio de Jerome Siegel, profesor de psiquiatría y director del Centro de Investigación del Sueño en el Instituto Semel para la Neurociencia y la Conducta Humanas en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), ha llevado a cabo una investigación sobre la duración del periodo de sueño de una gran variedad de animales. El equipo ha llegado a la conclusión de que el sueño por sí mismo es notablemente adaptable, y se parece mucho a los estados inactivos observados en numerosas especies, incluyendo vegetales y microorganismos simples, los cuales, en muchos casos, ni siquiera poseen sistema nervioso. Esto constituye un desafío a la idea de que dormir es sólo cosa del cerebro.

La hibernación es un ejemplo de actividad que regula la conducta para sobrevivir. Al hibernar, un animal logra una eficaz reducción del consumo de energía y, por tanto, su necesidad de alimentos. Esto le permite permanecer refugiado en madrigueras subterráneas, a salvo de los depredadores.

A diferencia de la hibernación o el letargo, el sueño es rápidamente reversible, es decir, los animales pueden despertar de inmediato y recobrar las capacidades propias del estado de vigilia. Este beneficio de la reactivación rápida es una adaptación exclusiva que les permite responder con relativa velocidad ante bastantes señales sensoriales captadas mientras duermen.

Los humanos también encajamos en este análisis. Lo más significativo del sueño no es la vulnerabilidad o la falta de respuesta que produce ante ciertos estímulos, sino su capacidad para reducir el metabolismo corporal y cerebral, y, sin embargo, garantizar todavía ese alto nivel de respuesta ante el entorno.

Un ejemplo citado muy a menudo, es el de cómo los padres logran despertarse con los primeros quejidos de su niño pequeño, y, sin embargo, son capaces de dormir con los ruidos de una tormenta. Éste es un buen ejemplo que demuestra la habilidad del cerebro humano, mientras duerme, para procesar continuamente bastantes señales sensoriales y activar un despertar completo ante un estímulo significativo, en unos pocos cientos de milisegundos.

En los humanos, el cerebro constituye, como promedio, sólo el 2 por ciento del peso total corporal, pero consume el 20 por ciento de la energía gastada durante una jornada de vigilia con actividad física discreta. Por tanto, el ahorro de energía derivado del dormir tiene una gran relevancia adaptativa. Además de conservar energía, el sueño también trae beneficios para la supervivencia del ser humano, como son, por ejemplo, la reducción del riesgo de accidentes, una menor necesidad de consumir recursos, y menos probabilidades de ser detectado por los depredadores si el individuo está bien escondido de estos, o en un lugar fuera de su alcance.

Scitech News

sábado, 26 de septiembre de 2009

La pérdida de sueño está vinculada con un aumento de las placas en Alzheimer

La deprivación crónica de sueño en modelo de ratón con enfermedad de Alzheimer provoca que las placas beta amiloides aparezcan antes y más a menudo, según ha descubierto un equipo de la Universidad de Washington, en Estados Unidos. Hoy publican en Science los resultados del trabajo, en el que también han determinado que la orexina, una proteína que regula el ciclo del sueño, está directamente relacionada con alteración en el número y temporalidad de las placas.

David M. Holtzman, coordinador del Departamento de Neurología en la Facultad de Medicina del citado centro, cree que la orexina o los compuestos con los que ésta interactúa podrían convertirse en nuevas dianas farmacológicas. Además, opinan que los resultados obtenidos también sugieren que los tratamientos para trastornos del sueño deberían tener prioridad no sólo por sus efectos, sino también por el impacto potencial, a largo plazo, en la salud cerebral.

Según el día y la noche
Gracias a la microdiálisis in vivo, los autores han medido los niveles de placas beta amiloides en el cerebro de ratones modificados genéticamente para padecer Alzheimer. Estos niveles aumentaban y decrecían según los periodos de sueño y vigilia: por la noche eran mayores (los ratones están despiertos en este momento), mientras que por el día, cuando duermen, decrecían.

sábado, 12 de septiembre de 2009

¿Dormir solo o acompañado?

Hombre durmiendo solo
Algunos expertos dicen que las parejas deberían considerar dormir separados por el bien de su salud y de la relación.


El doctor Neil Stanley -que no duerme con su esposa- explicó en el Festival Británico de Ciencia que compartir la cama puede causar estragos debido a los ronquidos y al constante "robo" de edredón.


Un estudio reveló que -en promedio- las parejas que duermen juntos sufren 50% más de trastornos de sueño.

Antes de la época victoriana era común que las parejas casadas durmieran separadas. En la antigua Roma, la cama matrimonial era sólo un lugar para encuentros sexuales pero no para dormir.

Compartir la cama es malo para la salud

Pareja

Los trastornos del sueño aumentan a consecuencia de dormir con otra persona.

Las parejas deberían considerar dormir separados por el bien de su salud y de la relación, aseguran los expertos.

El doctor Neil Stanley, especialista en transtornos de sueño, explicó en el Festival británico de Ciencia cómo compartir la cama puede causar estragos debido a los ronquidos y al constante "robo" de edredón.

Un estudio reveló que -en promedio- las parejas que duermen juntos sufren 50% más de trastornos de sueño.

El doctor Stanley -quien no duerme con su esposa- aseguró que históricamente las parejas no compartían su cama.

Historias de cama

Las personas actualmente creen que duermen mejor cuando están en pareja, pero las evidencias muestran lo contrario

Dr. Robert Meadows, sociólogo de la Universidad de Surrey

Esta tradición moderna de la cama matrimonial comenzó con la revolución industrial, cuando las personas se mudaron a barrios sobrepoblados y ciudades con poco espacio para vivir.

Antes de la época victoriana era común que las parejas casadas durmieran separadas. En la antigua Roma, la cama matrimonial era sólo un lugar para encuentros sexuales pero no para dormir.

El doctor Stanley -quien creo uno de los principales laboratorios de sueño de Gran Bretaña en la Universidad de Surrey- dijo que las personas deberían considerar esa opción hoy en día.

"Se trata de qué te hace feliz. Si ustedes han estado durmiendo juntos y los dos duermen perfectamente bien, entonces no cambien. Pero no teman tratar algo distinto. Todos sabemos lo que es darse un abrazo, decir "ya me voy a dormir" y acomodarse del lado opuesto de la cama. ¿Por qué no empezar a mudarse a otro lado?".

Dando vueltas en la cama

El doctor aseguró que a pesar de que los problemas para dormir se relacionan directamente con depresión,enfermedades del corazón, derrames cerebrales, enfermedades respiratorias, divorcio y accidentes de tránsito y de trabajo, el sueño ha sido ignorado durante mucho tiempo como un aspecto importante de la salud.

El doctor Robert Meadows, sociólogo de la Universidad de Surrey, dijo que "las personas actualmente creen que duermen mejor cuando están en pareja, pero las evidencias muestran lo contrario".

Meadows llevó a cabo un estudio comparando qué tan bien duermen las personas que comparten la cama contra las que duermen por separado.

Basado en 40 parejas encontró que cuando las parejas comparten una cama, y uno de ellos se mueve durante el sueño, hay un 50% más de probabilidad de que su pareja dormida se vea afectada.

Además los ronquidos son el otro problema.

La doctora Melissa Hack, directora de la Asociación Británica del Sueño, señaló a la BBC que el ronquido puede tener efectos devastadores sobre las relaciones de pareja, mientras que algunas llegan incluso a separarse por esta causa.

Sin embargo, las parejas se resisten a dormir separados: según se descubrió en el Festival británico de Ciencia, sólo 8% de las personas entre cuarenta y cincuenta años duermen por separado.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Un Gen Humano Implicado en la Regulación del Número Ideal de Horas a Dormir


Foto: UCSFUn equipo de científicos ha descubierto el primer gen involucrado en la regulación del número ideal de horas a dormir. El hallazgo de este gen abre una ventana hacia los entresijos del sueño profundo, un proceso enigmático que es decisivo para la salud física y mental del Ser Humano.


Aunque la mayoría de las personas suele dormir menos de ocho horas diarias (el promedio en un día no laboral es de 7,4 horas), y algunos sienten que pueden pasar con incluso menos cuando se dedican a actividades placenteras o de ocio en general, las evidencias científicas demuestran que, con el tiempo, el cuerpo sufre daños por este régimen de sueño escaso.

Tal como señala la neuróloga Ying-Hui Fu, coautora del estudio, y profesora en la Universidad de California en San Francisco, las alteraciones crónicas y a corto plazo en el número ideal de horas a dormir pueden traer serias consecuencias para la cognición, el estado anímico y la salud física, incluyendo el desarrollo de cáncer y alteraciones en las funciones endocrinas. Sin embargo, al principio este impacto puede quedar disfrazado con el consumo de estimulantes tales como el café y el chocolate.
En la nueva investigación, el equipo estudió una familia en la que una madre y su hija adulta habían tenido de por vida menores requerimientos de sueño que la mayoría de los individuos, seis horas por día en lugar de las ocho a ocho y media que, según estudios realizados, necesitamos los humanos para mantener una salud óptima. El laboratorio de Fu analizó muestras de sangre de estas mujeres y de sus parientes, e identificaron una mutación en un gen conocido como hDEC2, el cual es un factor de transcripción que reprime la expresión de otros genes y está implicado en la regulación de los ritmos circadianos.

A continuación, los investigadores modificaron genéticamente a ratones y moscas de la fruta para expresar el gen humano mutado, y estudiaron el impacto en sus patrones de sueño y en su comportamiento. Las observaciones demostraron que durmieron menos.

Luego, el equipo comparó la respuesta de los ratones modificados genéticamente con la de ratones normales ante las consecuencias de seis horas de privación del sueño. Los ratones modificados tuvieron necesidad de compensar su pérdida de horas de sueño en mucho menor grado que los normales.

Estos cambios en la necesidad de dormir de los ratones mutantes podrían proporcionar una explicación de por qué las personas con esta mutación son capaces de vivir sin ser afectadas a lo largo de sus vidas por la menor cantidad de horas de sueño.

Información adicional en: