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lunes, 25 de abril de 2011

El cerebro inventa el tiempo


"La pregunta plantea una cuestión fundamental sobre la conciencia: ¿cuánto de lo que percibimos existe fuera de nosotros y cuánto es producto de nuestra mente? El tiempo es una dimensión como cualquier otra, fijada y definida hasta sus menores incrementos: milenios a microsegundos, siglos a oscilaciones de cuarzo", afirmó Burkhard Bilger, el autor.


Buena traducción de El Puerco Espin del artículo de Burkhard Bilger en la revista New Yorker:


Cuando David Eagleman tenía ocho años, cayó de un techo y siguió cayendo. O así le pareció (…) Desde entonces, Eagleman ha recopilado cientos de historias como la suya, y casi todas comparten la misma característica: en situaciones de vida o muerte, el tiempo parece aletargarse. Recuerda la sensación claramente, dice. Su cuerpo se precipita hacia adelante mientras el papel de alquitrán se quiebra bajo sus pies. Sus manos se estiran hacia el borde, pero está fuera de alcance. El piso de ladrillos flota allá arriba –unos clavos brillantes están desparramados encima–, mientras su cuerpo gira sin peso sobre el suelo. Es un momento de calma absoluta y espantosa agudeza mental. Pero lo que recuerda mejor es la idea que le llegó en medio de la caída: así se debe haber sentido Alicia cuando iba cayendo por el túnel del conejo.

Eagleman tiene ahora 39 años, y es profesor asistente de neurociencia en el Baylor College of Medicine, en Houston (…) Es un hombre obsesionado por el tiempo. Como director del laboratorio de Baylor, Eagleman ha pasado la última década rastreando los circuitos neuronales y psicológicos de los relojes biológicos del cerebro. Ha tenido la suerte de llegar a su campo de conocimiento al mismo tiempo que los escáners que usan resonancia y permiten a los científicos observar el trabajo del cerebro al pensar. Pero sus mejores resultados han llegado a menudo con alternativas creativas: videojuegos, ilusiones ópticas, desafíos físicos (…)

El cerebro es un cronómetro extraordinariamente capaz para muchos propósitos. Puede mantener la cuenta de segundos, minutos, días y semanas, enciende la alarma en la mañana, a la hora de dormir, en cumpleaños y aniversarios. La conciencia del tiempo es tan esencial para nuestra supervivencia que puede que sea el mejor calibrado de nuestros sentidos. En pruebas de laboratorio, la gente puede distinguir entre sonidos separados por tan poco como 5 milisegundos, y nuestro registro involuntario del tiempo es aún más rápido. Si uno camina por la jungla y un tigre ruge en medio de la maleza, el cerebro procesará el sonido instantáneamente comparando cuándo llegó a cada uno de los oídos y triangulando los 3 puntos. La diferencia puede ser tan pequeña como 9 millonésimas de segundo.

Sin embargo, “el tiempo cerebral”, como lo llama Eagleman, es intrínsecamente subjetivo. “Intente este ejercicio”, sugiere en un ensayo reciente. “Deje este libro y vaya a mirarse en el espejo. Ahora, mueva sus ojos de un lado a otro, de modo que se mire al ojo izquierdo, luego al derecho, luego al izquierdo de nuevo. Cuando sus ojos cambian de una posición a la otra, se toman su tiempo para moverse y aterrizar en la otra ubicación. Pero aquí está la cosa: uno nunca ve que los ojos se muevan”. No hay pruebas de ningún bache en la percepción –no hay tramos oscuros como pedazos de película en blanco–, y sin embargo mucho de lo que uno ve ha sido editado. El cerebro ha tomado la complicada escena de los ojos yendo y viniendo y la ha rearmado como una muy simple: los ojos miran derecho. ¿Adónde fueron los momentos perdidos?

La pregunta plantea una cuestión fundamental sobre la conciencia: ¿cuánto de lo que percibimos existe fuera de nosotros y cuánto es producto de nuestra mente? El tiempo es una dimensión como cualquier otra, fijada y definida hasta sus menores incrementos: milenios a microsegundos, siglos a oscilaciones de cuarzo.

Sin embargo, la información rara vez refleja nuestra realidad. Los movimientos rápidos de los ojos en el espejo, conocidos como movimientos sacádicos, no son lo único que es eliminado por la edición. El sacudirse de la cámara de nuestra visión cotidiana es emprolijado de igual modo, y nuestros recuerdos son, a menudo, revisados en forma radical. ¿Qué más nos estamos perdiendo? (…)

Hace unos años, Eagleman volvió a pensar en su caída del techo y decidió que planteaba una pregunta interesante para la investigación. ¿Por qué el tiempo se vuelve más lento cuando tememos por nuestras vidas? ¿Nuestro cerebro mete un cambio por unos pocos segundos y percibe el mundo a media velocidad o hay algún otro mecanismo en funcionamiento? (…)

Eagleman remonta su investigación a los psicofísicos de Alemania a fines del siglo XIX, pero su verdadero antepasado puede ser el fisiólogo norteamericano Hudson Hoagland. A principios de los ’30, Hoagland propuso uno de los primeros modelos de cómo el cerebro lleva la cuenta del tiempo, basado, en parte, en el comportamiento de su esposa cuando tuvo fiebre. Ella se quejaba de que él había estado lejos demasiado tiempo, recordó él luego, cuando sólo se había ido por poco. Así que le propuso realizar un experimento: ella contaría 60 segundos mientras él lo medía con su reloj. No es difícil imaginar la molestia de ella ante la sugerencia o la suficiencia de él después: cuando el minuto de ella terminó, el reloj de él había contado 37 segundos. Hoagland repitió el experimento una y otra vez, presumiblemente pese a las objeciones de su mujer en el delirio (su fiebre subió por encima de los 40ºC).

El resultado fue uno de los gráficos clásicos de la literatura sobre la percepción del tiempo: cuanto más alta su temperatura, descubrió Hoagland, más corta su estimación del tiempo. Como un motor de carreras, su reloj mental iba más rápido cuanto más caliente.

Los psicólogos pasaron las siguientes décadas tratando de identificar este mecanismo. Trabajaron con ratones, ratas, peces, tortugas, gatos y palomas; luego pasaron a monos, niños y adultos con el cerebro dañado. Los sometieron a shocks eléctricos, los ataron a cascos calientes, los sumergieron en baños de agua y los irritaron sus sus clicks insistentes, esperando acelerar o aletargar sus relojes internos.

Hoagland creía que esta conciencia del tiempo era un “proceso químico unitario” ligado al metabolismo. Pero estudios posteriores sugirieron una mezcolanza de sistemas, cada uno dedicado a una escala de tiempo diferente –el equivalente cerebral de un dial, un reloj de arena y un reloj atómico. “La Madre Naturaleza es un chapista, no un ingeniero”, dice Eagleman. “No inventa algo y lo tacha de la lista. Todo son capas sobre capas, unas encima de otras, y eso le da una fortaleza tremenda”. El mal de Parkinson puede dañar nuestra capacidad para registrar intervalos de unos pocos segundos, por ejemplo, pero deja intacto el conteo de lapsos menores a un segundo.

Cuántos relojes contenemos no está claro todavía. Los más recientes trabajos de la neurociencia dan la imagen del cerebro como un ático victoriano, lleno de objetivos extraños, etiquetados en forma vaga, que hacen tic tac en cada rincón. El reloj circadiano, que lleva el registro del ciclo del día y la noche, acecha en el núcleo supraquiasmático, en el hipotálamo.

El cerebelo, que gobierna los movimientos musculares, puede controlar el registro del tiempo del orden de segundos o minutos. Los ganglios basales y varias partes del córtex han sido nominados como contadores de tiempo, aunque hay algunos desacuerdos sobre los detalles.

El modelo estándar, propuesto por el fallecido psicólogo de Columbia, John Gibbon, en los '70, sostiene que el cerebro tiene neuronas “marcapasos” que liberan pulsos firmes de neurotransmisores. Más recientemente, en Duke, el neurocientífico Warren Meck ha sugerido que el conteo del tiempo es gobernado por grupos de neuronas que oscilan en diferentes frecuencias.

En U.C.L.A., Dean Buonomano cree que hay áreas en todo el cerebro que funcionan como relojes, sus tejidos haciendo tick tack con redes neuronales que cambian según patrones predecibles. “Imagine un rascacielos de noche”, me dijo. “Alguna gente del piso superior trabaja hasta medianoche, mientras que los del piso inferior se pueden ir a la cama temprano. Si uno estudia el patrón lo suficiente, puede indicar qué hora es sólo mirando qué luces están encendidas”.

El tiempo es no es como otros sentidos, dice Eagleman.

La vista, el olfato, el tacto, el gusto y el oído son relativamente fáciles de aislar en el cerebro. Tienen funciones discretas que rara vez se superponen: es difícil describir el gusto de un sonido, el color de un olor o el aroma de un sentimiento (a menos, por supuesto, que uno tenga sinestesia –otra de las obsesiones de Eagleman). Pero un sentido del tiempo está enhebrado en todo lo que percibimos. Está en el largo de una canción, en la persistencia de un aroma, el resplandor de un bulbo luminoso. “Siempre hay un impulso hacia la frenología en la neurociencia –hacia decir: ‘Aquí está el lugar donde ocurre’”, me dijo Eagleman. “Pero lo interesante acerca del tiempo es que no hay un lugar. Es una propiedad distribuida. Es una metasensorialidad: cabalga sobre todas las demás”.

El misterio real es cómo está todo coordinado. Cuando uno mira un partido de pelota o muerde un hot dog, los sentidos están en perfecta sincronía: miran y escuchan, tocan y gustan la misma cosa al mismo tiempo.

Sin embargo, operan en velocidades fundamentalmente diferentes, con diferentes aportes. El sonido viaja más lentamente que la luz, y los olores y gustos más lentamente todavía. Aún si las señales llegaran al cerebro al mismo tiempo, serían procesadas a diferente velocidad. La razón de que una carrera de 100 metros comience con un disparo de pistola en lugar de con una explosión de luz, señaló Eagleaman, es que el cuerpo reacciona mucho más rápidamente al sonido. Nuestros oídos y córtex auditivo pueden procesar una señal 40 milisegundos más rápido que nuestros ojos y córtex visual –más que compensando la velocidad de la luz. Es otro vestigio, quizás, de nuestros días en la jungla, cuando oíamos a un tigre mucho antes de verlo.

En el ensayo de Eagleman “Brain Time” (Tiempo cerebral), publicado en la antología de 2009 “What’s Next? Dispatches on the Future of Science” (“¿Qué viene? Despacho sobre el futuro de la Ciencia”, toma prestado un concepto de “Ciudades Invisibles” de Italo Calvino. El cerebro, escribe, es como Kublai Khan, el gran emperador mongol del siglo XIII. Se sienta en el trono del cráneo, “encerrado en silencio y oscuridad”, en un altivo refugio de la brutal realidad. Los mensajeros llegan en torrentes desde cada rincón del reino sensorial, trayendo noticias de vistas, sonidos y olores distantes. Sus informes llegan a diferentes ritmos, a menudo largamente desactualizados, y sin embargo los detalles son cosidos juntos en una cronología sin costuras a la vista. La diferencia es que Kublai Khan estaba recomponiendo el pasado. El cerebro está describiendo el presente –procesando resmas de datos inconexos al vuelo, editando todo en un ahora instantáneo. ¿Cómo lo logra? (…)

En un trabajo publicado en Science en 2000, por ejemplo, Eagleman señaló una ilusión óptica conocida como el efecto de flash-lag. La ilusión puede asumir muchas formas, pero en la versión de Eagleman consiste de un punto blanco que aparece en una pantalla mientras un círculo verde pasa por ella. Para determinar dónde el punto tocará el círculo, descubrió Eagleman, la mente de los sujetos tenía que viajar atrás y adelante en el tiempo. Veían resplandecer el punto, luego miraban el movimiento del círculo y calculaban su trayectoria, luego volvían y ubicaban el punto en el círculo. No era una cuestión de predecir, escribió, sino de post-decir.

Algo similar ocurre en el lenguaje todo el tiempo, me contó Dean Buonomano. Si alguien dice: “El ratón (mouse) sobre el escritorio está roto”, la mente de uno convoca una imagen diferente que si uno oye “el ratón (mouse) sobre el escritorio está comiendo queso”. El cerebro de uno registra la palabra “mouse”, espera por su contexto y sólo después regresa para visualizarla. Pero el lenguaje deja tiempo para pensarlo dos veces. El efecto flash-lag parece instantáneo. Es como si la palabra “mouse” (ratón) fuera cambiada por “track pad” antes, incluso, de haberla oído.

La explanación para esto es, a la vez, simple y profundamente extraña. Eagleman primero la describió cuando veníamos de Houston (…) “Imagine que hay un accidente en la autopista, más adelante”, comenzó. ”Uno de estos autos se estrella contra ese puente”. Si el choque ocurriera 100 yardas más allá, veríamos el auto dar contra el puente en silencio. Al sonido, como al retumbar de un trueno, le tomaría un momento llegar hasta nosotros. Cuando más cerca el impacto, más corta la demora, pero sólo hasta cierto punto: a 110 pies, la visión y el sonido se unirían súbitamente. Bajo ese umbral, explicó Eagleman, las señales llegan al cerebro a 100 milisegundos una de otra, y cualquier diferencia en su procesamiento es borrada. En los primeros días de la televisión, me apuntó Eagleman, las estaciones advirtieron un fenómeno similar. Los ingenieros se metieron en un montón de problemas para sincronizar sonido e imagen, pero pronto se volvió claro que ese perfeccionismo era inútil. En tanto el lapso de diferencia fuera inferior a cien milisegundos, nadie lo notaba.

El margen de error es sorprendentemente amplio. Si el cerebro puede distinguir sonidos tan poco distantes como cinco milisegundos, ¿por qué no advertimos una demora veinte veces más larga? Una posible respuesta comenzó a emerger a fines de los '50, en el trabajo de Benjamin Libet, un fisiólogo de la University of California, en San Francisco. Libet trabajaba con pacientes de un hospital local que habían sido internados para cirugía neurológica y a quienes se había perforado el cráneo para exponer su córtex.

En un experimento, usó un electrodo para someter a un shock el tejido cerebral con pulsos eléctricos. El córtex está conectado directamente con la piel y varias partes del cuerpo, de modo que los sujetos sentían un cosquilleo en el área correspondiente. Pero no enseguida: el shock no era registrado durante medio segundo –una eternidad en tiempo cerebral. “Las implicaciones son muy sorprendentes”, escribió luego Libet. "No somos conscientes del verdadero presente. Llegamos siempre un poco tarde”.

Los hallazgos de Libet han sido difíciles de replicar (hacer zapping en el cerebro expuesto de un paciente no se ve bien en estos días) y aún son materia de controversia. Pero para Eagleman tienen mucho sentido. Como Kublai Khan, dice, el cerebro necesita tiempo para acomodar la historia. Reúne toda la evidencia de nuestros sentidos y sólo entonces nos la revela. En cierto sentido, es una idea profundamente contraintuitiva. Toquen una brasa con los dedos o pínchense con una aguja y el dolor es inmediato. Lo sienten ahora –no en medio segundo. Pero percepción y realidad están a menudo un poco fuera de registro, como mostraba el experimento de movimientos sacádicos. Si todos nuestros sentidos están ligeramente demorados, no tenemos contexto según el cual medir una determinada demora. La realidad es la transmisión demorada de una grabación, cuidadosamente censurada antes de que nos llegue.

“Vivir en el pasado puede parecer una desventaja, pero es un costo que el cerebro está dispuesto a pagar”, dijo Eagleman. “Está tratando de componer la mejor historia posible acerca de lo que ocurre en el mundo, y eso toma tiempo”.

El tacto es el más lento de los sentidos, dado que la señal tiene que atravesar la columna desde tan lejos como el pulgar del pie. Esto podría significar que la demora general está en función del tamaño del cuerpo: los elefantes pueden vivir un poco más en el pasado que los colibríes, y los humanos están en algún punto del medio entre ambos. Cuanto más pequeño es uno, más vive en el momento presente (Eagleman sospecha que la velocidad de un llamado de celo de un animal –desde el piar de un herrerillo al canto de la ballena jorobada—es representativo de su sentido del tiempo). “Mencioné alguna vez esto en una entrevista con National Public Radio y fui inundado por e-mails de gente pequeña”, contó Eagleman. “Estaban tan complacidos. Por un día, fui el héroe de la gente pequeña” (…)

Una de las sedes de la emoción y la memoria en el cerebro es la amígdala, explicó. Cuando algo amenaza tu vida, esta área parece entrar en un super-funcionamiento, registrando hasta el último detalle de la experiencia. Cuanto más detallado el recuerdo, más largo parece el momento. “Esto explica por qué pensamos que el tiempo se acelera cuando nos hacemos más viejos”, indicó Eagleman —por qué los veranos de la niñez parecen no tener fin, mientras que la vejez pasa mientras estamos dormitando. Cuando más familiar se vuelve el mundo, menos información registra el cerebro, y más rápido parece pasar el tiempo (…)

“Recibí e-mails de paracaidistas y policías y conductores de autos veloces, gente que pasó por accidentes de motocicleta o de auto”. Una carta era de un ex curador de un museo que había tirado accidentalmente una vasija Ming. “Contó que a la cosa le tomó una puta eternidad caer de una vez”, contó Eagleman.

En los años por venir, planea estudiar las historias –unas doscientas hasta ahora–, regresando a sus autores con un cuestionario. Mientras tanto, es fácil encontrar hilos comunes –no sólo la sensación de que el tiempo se vuelve más lento, sino la extraña calma y el toque de irrealidad que recuerda de su propia caída en la infancia. En una historia, un hombre es arrojado de su motocicleta después de chocar contra un auto. Mientras se desliza por el camino, quizás hacia su muerte, oye cómo rebota su casco contra el asfalto. El sonido tiene un ritmo pegadizo, piensa, y se descubre componiendo una cancioncita en su cabeza (…)

sábado, 26 de febrero de 2011

La biología de los efectos positivos y negativos del miedo

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Desde hace mucho, se sabe que ser consciente de un peligro inminente puede aumentar la habilidad humana de detectar leves cambios en el entorno, ya sean visuales, sonoros o de otro tipo. Por ejemplo, el leve crujido de una hoja seca puede delatar la aproximación sigilosa de un depredador. Pero, por otra parte, también es obvio que el estrés y la ansiedad inducidos por una amenaza pueden afectar de modo negativo nuestra capacidad de pensar con claridad y de llevar a cabo tareas mentales complejas. En un nuevo estudio se ha comprobado de manera detallada el alcance de esta confrontación entre ambos efectos.

Dicha comprobación se ha hecho midiendo los cambios en la actividad eléctrica del cerebro, captados por una densa red de sensores colocados sobre el cuero cabelludo.

El estudio lo ha llevado a cabo el equipo de Alexander Shackman y Richard Davidson, ambos de la Universidad de Wisconsin-Madison.

Enfrentados a un riesgo, los sujetos de estudio, que se ofrecieron voluntariamente para el mismo, mostraron una mayor actividad en los circuitos cerebrales responsables de captar información visual, pero también un nivel de señal más débil en la circuitería responsable de analizar y valorar esa información. Cuando el riesgo desaparecía (y por lo tanto, el estrés y la ansiedad) el efecto se invertía: El cerebro destinaba menos potencia para la vigilancia, y más potencia para la toma de decisiones estratégicas.

El miedo nos hace más sensibles a nuestro entorno externo como una forma de identificar un peligro potencial y por dónde se acerca, pero interfiere en nuestra capacidad de pensamiento complejo.

En los últimos años, algunos teóricos han defendido la hipótesis de que esta confrontación de capacidades podría reflejar la interacción entre dos sistemas cerebrales que funcionan al mismo tiempo: Uno sería responsable de la detección rápida de los estímulos externos. El otro se ocuparía del proceso más lento de evaluar cuidadosamente esa información entrante. El estrés desbarata el equilibrio entre esos sistemas.

Nuestra habilidad de realizar tareas complejas se ve perturbada precisamente cuando aumenta la cantidad de información que recibimos a través de los ojos y los oídos. Cuando somos conscientes de que estamos en peligro, nuestro cerebro absorbe una mayor cantidad de información sensorial, pero al mismo tiempo experimentamos dificultades para concentrarnos en ese gran caudal de datos.

La confusión resultante favorece las acciones rápidas, irreflexivas, dictadas más por el instinto de supervivencia que por el razonamiento lógico, como por ejemplo echarse a correr al oír ese crujido de una hoja seca. En el pasado de nuestra especie, la evolución sin duda favoreció al nerviosismo incontrolable que empuja a las personas a reaccionar así.

Más información en:

Scitech News

Controlar la tensión arterial mediante estimulación cerebral profunda

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Se ha descubierto lo que podría ser una alternativa quirúrgica a la medicación para controlar la presión arterial persistentemente alta en pacientes que no responden a los medicamentos.

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(Foto: Bristol U.)
El equipo de la Universidad de Bristol y el Hospital de Frenchay se ha ocupado del caso de un hombre de 55 años al que se le diagnosticó hipertensión arterial cuando sufrió un derrame cerebral. Su presión arterial seguía elevada pese a los intentos por controlarla utilizando medicamentos.

Con el uso de un implante quirúrgico similar al marcapasos en un corazón, el equipo de Nikunj K. Patel ha conseguido controlar el problema de este hombre. El dispositivo envía impulsos eléctricos a su cerebro, en un procedimiento conocido como estimulación cerebral profunda, y la presión arterial se mantiene por debajo de niveles peligrosos.

Se ha verificado que la disminución de la presión arterial es una respuesta a la estimulación cerebral profunda, y no un resultado de cambios en los demás factores que promueven la tensión alta en este individuo.

Aunque la estimulación eléctrica no alivia de manera permanente el dolor de este hombre, los investigadores sí han comprobado que disminuye su presión arterial lo suficiente como para que pueda dejar de tomar los medicamentos para controlarla.

Éste es un hallazgo esperanzador, pues la hipertensión afecta a millones de personas y puede llevar a ataques al corazón y derrames cerebrales, con el agravante de que para aproximadamente una de cada diez personas, la tensión alta no se puede controlar con medicamentos o el paciente no los tolera.

Se necesita investigar más para confirmar estos resultados en un mayor número de personas, pero lo descubierto hasta ahora sugiere que la estimulación puede producir un descenso notable y sostenido de la presión arterial.

Scitech News

La paradoja de la depresión sin tristeza

Las personas tienen síntomas físicos y es más común en aquellas que no pueden expresar sentimientos; el riesgo crece con la edad

Suelen ir al médico -generalmente al clínico- con una colección de síntomas físicos molestos: problemas para dormir, cansancio, más o menos apetito que de costumbre (y, en consecuencia, alteraciones de la balanza para arriba o abajo), ausencia de deseo sexual, problemas de concentración, sensación de falta de aire, taquicardia.

Pero? a la pregunta del galeno sobre el estado de ánimo, estos pacientes, casi siempre sonrientes y tranquilos, responden: "Bien, de ánimo bien."

Sin embargo, no están nada bien. Si se profundiza y se hacen algunas preguntas clave, tarde o temprano podrá comprobarse que esa persona pletórica de síntomas que la medicina llama "vegetativos" en realidad está padeciendo una depresión, pero no una depresión cualquiera sino un tipo especial de síndrome depresivo caracterizado paradójicamente por la ausencia de tristeza. Más bien, podría decirse, por la incapacidad de sentir que se está triste, de reconocerse en ese sentimiento.

"Es un problema que estamos estudiando especialmente en adultos mayores, aunque también hemos detectado casos en personas más jóvenes", responde a La Nacion por vía telefónica desde los Estados Unidos el doctor Sergio Paradiso, un italiano nacido en Sicilia que trabaja desde hace varias décadas como profesor asociado de psiquiatría y neurociencias en la Universidad de Iowa, donde en invierno, se lamenta, hace un frío glacial.

Comenta que "son sujetos que ingresan en el consultorio sonriendo y así siguen mientras describen sus síntomas físicos, pero que a la pregunta de si realmente están contentos de vivir, pueden llegar a contestar con un gesto evasivo, admitiendo ante otra pregunta que sí, que a veces creen que tal vez su familia se sentiría mejor si ellos no estuvieran? o que tienen sentimientos de culpa o pensamientos de falta de esperanza en el futuro".

La ideación depresiva está, están los síntomas vegetativos, pero falta el aspecto anímico de la depresión, no existe conciencia de las emociones o de lo que ellas significan. "En el examen psiquiátrico se distingue entre una tristeza que el paciente dice que tiene, algo que en este caso no ocurre, y una tristeza que el paciente no describe, pero que el evaluador ve, que es lo que sucede aquí."

La depresión no disfórica -otra forma de llamar a este trastorno- parece aumentar su frecuencia luego de la quinta década de vida, y aunque no existen muchas estadísticas, se estima que la padece un 5% de la población mayor de 50 años, sin distinción de sexo. En la Argentina, llegaría a poco más de 415.000 personas, según los datos poblacionales disponibles del Indec para 2001.

Pero, según aclara Paradiso, posiblemente exista mayor riesgo de este tipo de síndrome depresivo en personas con una cierta disminución de la capacidad cognitiva.

"En nuestras investigaciones hallamos una relación significativa entre sujetos que tenían depresión no disfórica y peores resultados escolares durante la niñez. ¿Si se relaciona con la inteligencia? En términos generales el desempeño escolar es un buen predictor de la inteligencia en general, incluida la emocional, que uno tendrá cuando adulto", explica el experto, que habla cuatro idiomas, entre ellos el español.

Emociones sin palabras

La pobreza expresiva de quien padece depresión sin tristeza está claramente ligada a la dificultad de comunicación y a la concientización de los propios sentimientos. En esto, admite Paradiso, influyen también condicionantes culturales y estilos de crianza.

"Creemos que hay un problema de alexitimia, una incapacidad de conciencia emocional que está parcialmente conectada con la inteligencia analítica, pero que también tiene aspectos particulares -explica-. Las inteligencias emocional y analítica mediadas a través de la memoria o la atención están conectadas, aunque se suelen citar casos de gente que es muy inteligente y tiene relativamente poca inteligencia emocional."

Para sufrir este tipo de cuadro se necesitan genes que predispongan a la depresión o condiciones de vida como estrés o traumas, junto a una capacidad inferior de conciencia anímica. "Esta conciencia anímica inferior puede estar influida por estilos de crianza: en algunas familias se favorece el ser estoico, no hablar nunca de la propia emoción y no se desarrolla una capacidad verbal de transmisión de los sentimientos. Este aspecto no se puede excluir", propone el investigador.

También existen algunas situaciones que pueden predisponer a la presencia de una depresión no disfórica o sin tristeza.

"Tener lesiones cerebrales, por ejemplo un stroke o ataque cerebral en el hemisferio cerebral derecho, incrementan el riesgo -aclara el especialista-. Puede ocurrir también cuando se ve afectada puntualmente la corteza cingulada anterior, lugar de la conciencia de las emociones. Este deterioro también puede presentarse en otras enfermedades neuropsiquiátricas, como la demencia frontotemporal y el Parkinson, y debido a cambios de esa región cerebral ligados con el envejecimiento, que conlleva una disminución de la capacidad de procesamiento emocional y un grado incrementado de alexitimia."

La depresión no disfórica puede asociarse a comorbilidades, es decir, a otras enfermedades. Pero, a menudo, cuando se ordenan exámenes de rutina para explicar los síntomas físicos que la persona describe (cansancio, disminución o aumento del apetito, falta de concentración, falta de deseo sexual) todo aparece dentro de lo normal. Sin embargo, están deprimidos.

Características únicas

La depresión sin tristeza no tiene nada que ver con la distimia, que es una forma más moderada de depresión a largo trazo, pero donde la persona es totalmente consciente de su sentimiento de tristeza, ni tampoco con la depresión ansiosa, que implica la concientización del problema.

"El depresivo sin tristeza no siente pena ni siente ansiedad -afirma Paradiso-. Ha transferido todo su malestar al cuerpo y no puede expresar ninguna emoción vinculada con lo anímico. Si un médico recibe a un paciente que se queja de síntomas físicos, pero cuyo organismo funciona bien, es un caso para estudiar un poco más. En clínica geriátrica, especialmente, es necesario profundizar para descartar o no la presencia de un cuadro que, de no tratarse, puede extenderse en el tiempo por falta de tratamiento o aumentar el riesgo suicida, presente en todo cuadro depresivo."

El llamado a la intervención puede también venir de los familiares. "Si alguien de pronto tiene problemas para dormir o ha bajado involuntariamente de peso o un esposo cambia su actitud y está cansado, sin ganas de vivir, y los fines de semana ya ni se levanta para mirar fútbol en la tele, se recomienda la consulta", indica el experto.

¿Existe alguna forma de ponernos más a salvo? Paradiso afirma que una clave es no huir de las propias emociones y sentimientos y conocerse mejor anímicamente.

"El problema se puede tratar con medicamentos y psicoterapia. Pero lo primordial es ser conscientes y pedir ayuda. Luego, de una u otra manera, se puede salir adelante porque hay muchas maneras de tratar la depresión", finaliza.

TRES SIGNOS CLAVE

Está relacionada con el nivel de alexitimia, la incapacidad para concientizar las propias emociones y expresarlo verbalmente.

Las personas expresan síntomas y malestares físicos (insomnio, cansancio, exceso o falta de apetito, disminución de la concentración, falta de deseo sexual), pero no se sienten tristes ni ansiosas.

Podría estar asociada con el deterioro de un área del hemisferio cerebral derecho vinculada con el procesamiento de las emociones.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Profundizando en el Estado del Cerebro Durante la Anestesia General

Desde 1846, cuando un dentista de Boston llamado William Morton hizo con éter la primera demostración pública de anestesia general, los científicos han tratado de averiguar lo que ocurre con el cerebro cuando la persona está bajo sus efectos. Aunque se ha aprendido bastante desde entonces, muchos aspectos de la anestesia general siguen siendo un misterio. ¿Cómo interfieren los fármacos anestésicos en las neuronas y en las sustancias químicas del cerebro para producir la profunda pérdida de consciencia y la falta de dolor que son resultados típicos de aplicar anestesia general? Y, ¿en qué difiere exactamente la anestesia general del sueño o del estado de coma?
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En un análisis de resultados de estudios, Emery Brown, neurocientífico del MIT y anestesiólogo del Hospital General de Massachusetts, Ralph Lydic, neurocientífico de la Universidad de Michigan y experto en el sueño, y Nicholas Schiff, neurólogo de la Escuela Médica Weill Cornell y experto en el coma, aportan respuestas claras a esas preguntas y establecen un nuevo marco de trabajo para el estudio de la anestesia general, relacionándolo con lo ya conocido sobre el sueño y el coma.

Este enfoque, según Brown, podría ayudar a los investigadores a descubrir nuevas formas de inducir la anestesia general, y mejorar el conocimiento científico sobre estados cerebrales anómalos, como el causado por la drogadicción, o los asociados a la epilepsia y la enfermedad de Parkinson.
La anestesia general no es un simple estado de sueño muy profundo, subraya Brown. Hay similitudes, pero también diferencias, entre la anestesia general, el sueño y el coma.

La anestesia general es un estado reversible inducido por fármacos, y tiene rasgos fisiológicos de conducta muy específicos, siendo los principales la pérdida del conocimiento, una cierta amnesia, la imposibilidad de sentir dolor y la incapacidad para moverse. También es fundamental para su uso médico el que, a las dosis adecuadas, permita la estabilidad de funciones corporales como la respiración, la circulación sanguínea y la regulación de la temperatura.

Usando lecturas de EEG (electroencefalografía), que revelan la actividad eléctrica en el cerebro, Brown y sus colegas demuestran que ni el sueño más profundo lo es tanto como la anestesia general más ligera.

Durante la noche, el cerebro dormido pasa por fases distintas, incluyendo la de Movimientos Oculares Rápidos (REM por sus siglas en inglés), que es cuando solemos soñar. Cada una de estas fases tiene un patrón EEG distintivo. Ninguno de ellos se asemeja al patrón EEG de un cerebro bajo anestesia general. De hecho, el patrón EEG de la anestesia general es más similar al de un cerebro en estado de coma. Por lo tanto, la anestesia general es esencialmente un "coma reversible".

De hecho, los primeros signos clínicos de recuperación de una persona después de la anestesia general (retorno a la respiración normal, recuperación del movimiento corporal y reactivación de la cognición) se asemejan bastante a los que exhibe un paciente cuando sale de un estado de coma, aunque en el caso de la anestesia general todo el proceso es mucho más corto que el de un coma, el cual puede incluso llegar a durar años.

Pese a que la anestesia general se considera un procedimiento clínico de rutina, entraña un cierto riesgo, aunque muy bajo si se usa debidamente. Las estimaciones sobre la mortalidad directamente atribuible a la anestesia son de un fallecimiento por cada 250.000 pacientes. Un ejemplo conocido de muerte por anestesia puede ser el de Michael Jackson, quien, al parecer, falleció por la acción del propofol, que es un anestésico potente.


Información adicional en:

lunes, 7 de febrero de 2011

Los 6 grandes asesinos de la memoria humana



La memoria es una maravilla de la biología humana. Sin ella, no existiría civilización. Sin embargo, como todo proceso fisiológico, el almacenamiento y la recuperación de la información es imperfecta. La memoria es vulnerable a ciertas fuerzas destructivas (o asesinos de la memoria). Y estas muchas veces las causas tú, como reporta Fox News.

Estas 6 cosas –que pueden ser externas e internas-, afectan cualquier área de la memoria: sensorial, a corto plazo o largo plazo.

Asesinos de la memoria

Fumar

Aunque la mayoría no es consciente del hecho, fumar cigarrillos es un asesino de la memoria. Varios estudios han indicado que los fumadores, sobre todo de mediana edad y ancianos, muestran una mayor disminución de la memoria y la capacidad cognoscitiva en general en comparación con los no fumadores.

Es difícil considerar otros factores de estilo de vida de un fumador que pueden interferir con la mente, como la falta de actividad física; sin embargo, la evidencia contra el tabaquismo es bastante convincente. La marihuana también es mala para la memoria, sobre todo si valoras tu memoria a corto plazo.

Es cierto que la nicotina sí mejora ciertas áreas de la memoria a corto plazo (pero solo temporalmente). A largo plazo, el cigarro causa deterioro mental.

Desnutrición

Al igual que cualquier motor bien afinado, tu cerebro necesita combustible, especialmente la glucosa. Si estás corto de combustible, disminuye el poder del cerebro. Sin embargo, para la mayoría, esto no es ninguna sorpresa, ya que todos hemos sentido esa sensación densa y brumosa cuando estamos cansados o con hambre excesiva.

Además de la desnutrición general, se produce un trastorno más grave en aquellos individuos cortos en tiamina (vitamina B1): El síndrome de Korsakoff. Causado con frecuencia por el alcoholismo crónico o la desnutrición, el síndrome de Korsakoff puede conducir a graves episodios de amnesia incluyendo confabulación (una situación donde los recuerdos inventados son considerados como verdaderos debido a las lagunas en la memoria por “los apagones”).

Herpes

El herpes es una de aquellas condiciones de salud o trastornos (como la enfermedad de Alzheimer, derrame cerebral o depresión) que pueden ser verdaderos asesinos de la memoria. Aunque la mayoría de los casos de herpes no te hará olvidar el nombre de tu compañero de trabajo o donde dejaste tus llaves, una forma más grave de la infección conocida como encefalitis del herpes simple puede causar la pérdida severa de la memoria, a veces como una señal de advertencia primero, seguido por una multitud de otros síntomas letales.

La encefalitis causada por el herpes es una inflamación del cerebro, y es una de las infecciones más graves del sistema nervioso central humano. Afortunadamente, estos casos son muy raros. Solo suceden cuando el virus del herpes encuentra su camino hacia el cerebro humano a través de los nervios de la cara.

Tomar en exceso

Si bien no es un secreto grande que una noche de alcohol causa la pérdida de memoria aguda ("perder el conocimiento", como se le conoce, o “borrar cassette”), el consumo excesivo de alcohol, en cambio, afecta la memoria de todos los días en los adultos jóvenes y puede incluso tener un efecto vez mayor en la edad adulta. Aunque es necesario un estudio más profundo para entender completamente los detalles, el mensaje sigue siendo muy claro: Si bebes, que no sea en exceso.

Hipnosis

Las cosas que se hacen bajo hipnosis tienden a ser olvidadas. Es realmente tan simple como eso. Este fenómeno se conoce como amnesia post-hipnótica y se dice que sólo se produce en individuos que están pre-condicionados con la idea de que se olvidará todos los eventos que ocurrirán durante la hipnosis. El efecto, sin embargo, es sólo temporal, y la mayoría de eventos se pueden recuperar una vez que se da una señal específica.

Por el contrario, la hipnosis a veces se puede utilizar para recuperar los recuerdos reprimidos u olvidados en personas que están en necesidad de exponerlos. Algún día, pronto, podría existir la tecnología necesaria para recuperar recuerdos sin la necesidad de la hipnosis.

Eventos estresantes

Todo el fundamento del psicoanálisis se basa en la idea de que cuando algo terrible sucede, la mente arrincona estos recuerdos en huecos inaccesibles. Si bien no se puede negar que los eventos estresantes conducen a la represión de la memoria, la idea de que una memoria reprimida es auténtica tiene enormes implicaciones, en particular las de carácter legal. De hecho, la represión de la memoria está tan disputada que la Asociación Americana de Psicología sostiene que no es posible distinguir un recuerdo reprimido de una memoria falsa sin ningún tipo de evidencia que lo corrobore.

lunes, 17 de enero de 2011

"No hay momento malo para hacer algo bueno"

¿Soy pura química?

Si esta noche sus niveles de testosterona se elevan considerablemente, se lanzará en busca de una aventura amorosa.

¿Y si no tengo éxito?

El “así no me puedo ir a casa” es un mito, la testosterona sube y baja. Pero si tiene éxito disfrutará del subidón de dopamina, la hormona del placer. Y si el sexo ha sido bueno, querrá repetir y al despedirse de su amante puede que note el bajón de serotonina y piense: “Qué especial es esta persona”...

¿Amor?

Quizá tras varios chutes de dopamina esté un poco enganchada, pero si aparece la oxitocina está perdida, su cerebro la segrega en cantidad en cada orgasmo y es la responsable del apego: estar juntos aumenta la confianza y reduce el estrés.

Qué bonito.

No se confíe, asegúrese de mantener los niveles de oxitocina altos a base de orgasmos si no quiere que el apego vaya decreciendo. El drama aparece cuando una relación se rompe por alguna de las dos partes con los índices de oxitocina al máximo.

¿Depresión y obsesión química?

Sí, la serotonina está por los suelos y tus neuronas encargadas del placer ya no segregan dopamina: sufres síndrome de abstinencia; desesperado, tu cerebro pide volver a ver al amado; pero si él no corresponde, abstente, insistir es un suicidio hormonal.

¿Si lo veo, la química se reactiva?

Sí, cualquier neurocientífico experto en adicciones le dirá que la mejor terapia para el desamor es borrar su teléfono.

¡Menudo drama hormonal!

Hay muchos ejemplos que demuestran que la química va por delante de la conducta. La libertad es una ilusión del cerebro. Antes de decidir cualquier cosa, hay unos procesos inconscientes que dan lugar a esa decisión.

Ya que somos química, deme química para estimular la inteligencia.

Participé como voluntario en un estudio del Instituto Nacional de Salud de EE.UU. que demostraba que la estimulación eléctrica transcraneal hace que aprendas más rápido.

¿Para cuándo su comercialización?

Una de cada cinco personas que toman Ritalin (fármaco para tratar el déficit de atención) no tiene ningún problema de salud. La mayoría son científicos y académicos que quieren mejorar su rendimiento intelectual.

Hemos pasado del determinismo genético al químico.

Investigadores del MIT, como Ed Boyden, reconocen poseer herramientas que cambiarán nuestros cuerpos, mentes e identidades a una velocidad nunca vista.

El humano ciborg ya es una realidad.

Al ingeniero Hugh Herr le amputaron las dos piernas y se puso a trabajar con prótesis; es el padre del tobillo electrónico más avanzado del mundo. Sus piernas ortopédicas le permiten subir paredes con más agilidad que antes y presumir: “Cuando tenga 80 años mis tobillos serán igual de buenos, pero los suyos estarán muy deteriorados”.

Fascinante.

Se está investigando la conexión de la actividad neural con una interfaz que permite interactuar con una pantalla de ordenador. Un parapléjico puede con el pensamiento situar el cursor donde le convenga.

Y la moral ¿también es pura química?

La moralidad tiene un sustrato neurobiológico. No necesitamos que nadie nos explique que matar es malo, lo llevamos insertado de manera innata en las áreas más profundas de la emoción, y florece inconscientemente como los miedos, el hambre o la gramática. Nuestros pensamientos y acciones no dejan de ser impulsos químicos en nuestro cerebro.

El cerebro es la estructura más compleja del universo.

Sí, cien mil millones de neuronas interconectadas. Un prodigio de la evolución, ¡pero, ojo!, el cerebro detesta la incertidumbre y si los sentidos no le dan suficiente información, se la inventa, mezcla memorias reales con recuerdos imaginados para que las historias rememoradas sean plausibles. La duda tampoco le gusta y se aferra a la realidad subjetiva que más le convenga.

Muy humano.

Haga la prueba, intente reconstruir en detalle el momento de su desayuno, ¿se ve a sí misma sentada o caminando por el comedor como si hubiera una cámara en un rincón? Si ve eso, no hay duda de que su cerebro se ha sacado esa imagen de la neurona.

Cerebro complejo y mentiroso.

Si tras conocer unos minutos a alguien que nos ha gustado nos preguntan sobre él, respondemos con gran optimismo incluso a los aspectos de los que no tenemos datos. Hemos rellenado los huecos de información con expectativas.

... Así nos va.

En un estudio formaron dos grupos, uno con personas de autoestima muy alta y otro muy baja. Hicieron unas técnicas muy agresivas de pensamiento positivo y resultó que a los que tenían la autoestima baja les perjudicó, así que mantenga su ironía.

¿Alguna lección vital?

Una reflexión inesperada. Cuando llegó el nuevo director de los Institutos Nacionales de Salud quiso establecer un mapa de ruta muy ambicioso y todos le dijeron: “No es el momento” (andaban mal de presupuesto); pero él respondió: “No hay momento malo para hacer algo bueno”. Su mandato como director fue un éxito.

10 errores en el marketing dirigido para mujeres


Las mujeres constituyen el mayor mercado emergente del planeta, más que el de China e India juntos. Representan el 51% del mercado y realizan el 80% de las compras. En el próximo lustro el volumen de compra anual del segmento femenino aumentará hasta alcanzar los 15.000 millones de dólares, casi 11.000 millones de euros, en todo el planeta.

Además de los 1.000 millones de mujeres trabajadoras que hay hoy en el mundo, se pasará a 1.200 millones en los próximos cuatro años. Estos datos se desprenden de un estudio llevado a cabo por The Boston Consulting Group en el que participaron 15.000 mujeres y 5.000 hombres en 22 países a lo largo de 2008.

Ellas deciden no solo qué marca de jabón de lavadora o margarina entra en casa, sino la marca del coche, del ordenador, de los electrodomésticos... incluso la compra de la casa en la que vivimos. Las mujeres como consumidoras, conforman hoy la oportunidad comercial más importante de nuestros tiempos.

Conocer a las mujeres, comprender su forma de pensar, saber qué motiva sus decisiones de compra, identificar qué les hace escoger una marca y no otra... son cuestiones hoy fundamentales en el marketing y comunicación de las marcas.

A pesar de los millones de euros, dólares, yenes o rupias que dependen de ellas, los departamentos de marketing y agencias no se comunican con ellas como deberían. La mayoría de mujeres no se sienten identificadas con las marcas que no las representan de una manera realista y creíble.

Un reciente estudio de la American Marketing Association afirma que las mujeres no se sienten representadas por las marcas.

Está fuera de duda que hombres y mujeres tenemos (o deberíamos tener) los mismos derechos. Pero no nos engañemos, somos, sentimos y pensamos diferente. Estas diferencias son sobradamente importantes como para ser tenidas en cuenta en las comunicaciones de las marcas con su público objetivo.

Para ello hay que asimilar como conectar con la mujer y comunicarse con su lenguaje, replanteándose todas las estrategias empleadas hasta el momento.

Imaginemos dos anuncios de una cámara de vídeo en revistas. En el primero tenemos una foto grande de la cámara y abajo un párrafo con sus características técnicas. En el segundo anuncio la foto principal es de una chica que sonríe. El texto dice: "Nunca olvidaré la cara de mi madre cuando yo nací".

Debajo, hay una foto pequeña de un bebé en brazos de su madre, que lo mira encantada. Y más abajo, otra foto, esta vez la cámara de vídeo y un pequeño texto con tres o cuatro de sus características mas significativas. Cuando Sony cambió el primer anuncio por el segundo, aumentó las ventas de su producto un 25%.

Miopía del hombre hacia la mujer.

Faltan ideas frescas, valientes y estimulantes en la publicidad de los productos orientados al público femenino. Las mujeres huyen de la publicidad que intenta retratar una emoción sin conseguir provocarla o que las presenta como un estereotipo de un modelo masculino.

El desconocimiento de las más diversas cuestiones de género y de las diferencias entre hombres y mujeres en el proceso de compra es asombroso.

Los resultados de la investigación del Stanford Graduate School of Business de la Universidad de Illinois en Chicago, indican que la diferencia de género juega un papel clave en la utilización del lenguaje.

Se pidió a los participantes que calificaran cual de dos anuncios sobre donaciones de sangre les resultaba más convincente. La información básica de cada anuncio era la misma, solo redactada en diferente forma.

Uno de los anuncios, titulado "Mis sentimientos acerca de la donación de sangre", comenzaba con "Siento que donar sangre es una de las contribuciones más importantes que puedo aportar a la sociedad". A continuación, añadía varios argumentos más enmarcados en términos de sentimientos, por ejemplo, "Siento que la donación de sangre es la cosa más fantástica que puedo hacer con 30 minutos de mi tiempo libre."

En el otro caso el mensaje se titula "Mis pensamientos sobre la donación de sangre", y se iniciaba con "Creo que donar sangre es una de las contribuciones más importantes que puedo aportar a la sociedad ", y seguía en la misma línea: "Creo que la donación de sangre es la cosa más fantástica que puedo hacer con 30 minutos de mi tiempo libre."

Aparte del uso de la palabra "sensación" o "pensar" en todo el mensaje, el contenido de la argumentación era idéntica, pero la mayoría de mujeres, con una predisposición más emocional, estaban más persuadidas por el texto con "sensación", mientras que una mayoría de hombres, más cognitivos, se decantaban por la opción "pensar" como mejor argumento.

10 errores en el marketing dirigido para mujeres

El estudio realizado por The Boston Consulting Group, muestra 10 típicos errores que se cometen cuando se trata de crear y vender productos pensados “para mujeres” desde una óptica masculina.

1. Ignorar la importancia de lo emocional.

Mientras el hombre realiza sus compras habituales por la rutina de reemplazar sus productos, la mujer se deja llevar por los sentimientos que esa compra le provoca.

Hay que evocar emociones y provocar a los sentidos, usar el lenguaje visual y hablar "con" ellas, no "a" ellas.

Las mujeres son también más sensibles y mejores interpretes de la comunicación no verbal, al recoger los matices más sutiles del tono de voz o expresión de la cara y valoración del carácter.

2. Recortar los precios para maquillar las ventas.

La incentivación de las ventas mediante ofertas o promociones surte en ocasiones el efecto contrario al esperado en las mujeres. Ellas, exigentes con la calidad, pueden llegar a pensar que los precios bajos evidencian productos mediocres.

3. No cambiar los productos de un año para otro.

Extender el desarrollo del ciclo de un producto realizando pocos cambios en el mismo de una temporada a otra, representa dificultar la diferenciación respecto a sus competidores. Las mujeres buscan la novedad, lo mejor y se dejan cautivar por la innovación.

4. Afeminar productos para hombres.

Otro error común es adaptar productos desarrollados inicialmente para hombres a las mujeres, cambiando el tamaño, la forma, el envoltorio, el color o la estrategia de marketing. En la mayoría de los casos, cuando una mujer considera que el producto no ha sido originariamente creado para ella, tiende a rechazarlo.

5. Equivocarse en la diferenciación.

Los responsables de marketing de muchas marcas ignoran la importancia de estudiar las diferencias culturales de género para captar con eficacia al público femenino y lograr un marketing inclusivo de mujeres y hombres.

No se trata de decir “ahora somos femeninos” ni de pintar de rosa todos sus productos, si no en plantearse las preguntas adecuadas: ¿Son nuestros productos los más adecuados al público femenino? ¿Nos comunicamos con las consumidoras de forma efectiva? ¿Cómo podemos segmentar la audiencia femenina y lograr que se sienta escuchada y atendida? ¿Qué emociones y tendencias motivan su decisión final de compra?

6. Torpe comunicación.

En gran parte de la publicidad las mujeres son invisibles o estereotipos de modelos masculinos.

Es más eficaz que quienes establezcan la comunicación de las marcas hacia las mujeres, piensen y sientan como ellas. Uno de los principales motivos de esta torpe comunicación es que los equipos creativos de las agencias están formados en su gran mayoría por hombres.

Contando con mujeres, formando equipo con hombres, podemos conseguir hablar a todos, no solo a ellos o a ellas. Las mujeres deben participar en la concepción de la imagen que da de ellas la publicidad para conseguir representarlas de una manera realista y creíble.

7. Descuidar la necesidad de crear productos que ahorren tiempo.

A pesar de una cierta redefinición de los roles sexuales en el hogar, en buena medida las tareas domésticas siguen siendo desempeñadas por mujeres. Por ello estas se decantan por aquellos productos y alimentos que ahorren tiempo en la preparación de la comida y la limpieza del hogar.

Las empresas no pueden obviar la difícil conciliación entre vida familiar, laboral, social y personal si quieren crear un vínculo de fidelidad con ellas.

8. Ignorar la importancia de lo social.

Las mujeres son mucho más sociales que los hombres. Hay más y mejores embajadoras potenciales de nuestro producto que embajadores.

Recomiendan más y se sienten mejor haciéndolo. Pero también hay la parte negativa. Ante una mala experiencia con nuestra marca, es más probable que destruyan nuestra reputación.

Con mayoría de usuarias mujeres, las redes sociales como Facebook o Twiter han reinventado la clásica comunicación unidireccional, transformándola en un acto de intercambio, de compartir en comunidad. Las marcas deben adaptarse a este nuevo escenario.

9. Olvidar los diseños estéticos.

La neurociencia nos descubre diferencias en los procesos mentales para la apreciación de la belleza, los sonidos, el sentido del humor, el procesamiento del lenguaje o la apreciación de los colores.

Según los estudios en la mujer se da una cierta tendencia al pensamiento empático y en el hombre al pensamiento sistemático. El consumidor hombre enfoca sus prioridades a la hora de la compra en la funcionalidad, la durabilidad y el precio. En cambio la consumidora valora la estética del producto como parte emocional de la decisión de compra.

10. Infravalorar la importancia del amor.

La mujer considera que el amor es el aspecto más importante de su vida. Pero el amor en todas sus facetas, como el de una madre hacia su hijo, el amor de pareja, amor de hermanos…Las mujeres casadas con hijos, sobre todo, son más receptivas a aquellos productos y servicios que digan “Te quiero”.

El marketing de segmentos.

Los cambios acelerados en las características y los gustos del público han hecho más complejo el trabajo del marketing. Más allá del conocimiento y la aplicación de las herramientas clásicas, ahora, más que nunca, es necesario conocer muy bien el mercado y estar al día de sus continuas transformaciones. Solo así se pueden crear soluciones específicas para cada marca, para cada público, para cada caso.

La especialización por segmentos significa un cambio de orientación de las agencias de publicidad y comunicación hacia los mercados de referencia de sus clientes, trasladar de la oferta a la demanda el objeto de aplicación estratégico. En el fondo no es más que la esencia de la filosofía del marketing: aislar grupos de consumidores afines para detectar sus intereses comunes y poder realizar una comunicación más eficaz y precisa. Disponer en cada momento de un conocimiento detallado de cada grupo homogéneo, de sus necesidades, sus gustos y estilos de vida, en definitiva, de su comportamiento de compra.

Conocer qué y cómo piensan las mujeres de nuestra sociedad y obtener la mayor rentabilidad de su gran poder en el mercado es ya una realidad que ningún negocio puede pasar por alto. Se hace imprescindible readaptar las estrategias para estar presentes en su mapa mental de decisiones de compra, llegar a ser su marca predilecta y convertirlas en fans. Hoy hablar en femenino es sinónimo de rentabilidad.

El cerebro también canturrea sus melodías preferidas

Nos habrá pasado algún día, seguramente, escuchar en la radio una vieja canción de nuestra infancia y que eso nos retrotraiga a los albores de nuestra vida como una película que empieza a pasar de nuevo por la mente. O pasear por algún lugar remoto del extranjero y que sea cierta música la que despierte la melancolía por el lugar de donde somos .

¿Qué cualidad tiene entonces la música que parece actuar, en muchos casos, como llave que moviliza mecanismos como la memoria, la emoción, la inteligencia humana ? Aunque los neurocientíficos recién están empezando a descubrir cómo nuestros cerebros procesan la música, existe evidencia de activación compleja y generalizada en muchas áreas del cerebro cuando uno toca, escucha o se imagina mentalmente música.

El cerebro es modificado por la música y la exposición a la música podría aumentar el funcionamiento emocional y cognitivo.

Un estudio reciente publicado en la prestigiosa revista Nature Neuroscience demostró, por primera vez, que escuchar música libera la misma sustancia química en el cerebro que la comida, el sexo e, incluso, las drogas : la dopamina . Esta molécula está muy fuertemente vinculada a los circuitos de recompensa en nuestro sistema nervioso.

Para evaluar el mecanismo biológico detrás de una experiencia musical agradable, el equipo utilizó neuroimágenes funcionales (que nos permiten ir visualizando, en tiempo real, qué áreas del cerebro se activan frente a distintos estímulos) y captar cambios en la temperatura corporal, la conductividad de la piel, la frecuencia cardíaca y la respiración, que los participantes sentían en respuesta a sus canciones favoritas.

Los investigadores encontraron que la dopamina se libera en dos áreas del cerebro: en primer lugar, en anticipación a un pico musical, en el núcleo caudado , clave en el aprendizaje y la memoria; a continuación, durante la experiencia máxima, en el núcleo accumbens , un sitio clave de las vías de recompensa y el placer. Nuestra experiencia con la música también puede variar los patrones de actividad en nuestro cerebro.

Otra cuestión relevante es pensar los mecanismos que se activan para la ejecución musical . En músicos expertos existe una mayor densidad de conexiones entre distintas estructuras del cerebro, a fin de afianzar la coordinación, por ejemplo, de las secuencias motoras necesarias para tocar un instrumento. Esta capacidad del cerebro de ir reorganizándose para alimentar la alta demanda de actividad musical es crucial también porque permite pensar en la utilización de la música para la rehabilitación .

De hecho, investigadores de la Universidad de Harvard han entrenado con ciertos tonos musicales a pacientes que habían sufrido un accidente cerebrovascular, que había afectado su capacidad para comunicarse de manera oral. Observaron que, tras un intenso entrenamiento, se habían remodelado las áreas “sanas” para compensar la falta de funcionamiento de las áreas afectadas por el accidente.

Estas reflexiones nos permiten reconsiderar la simple y reiterada definición que da cuenta de que la música es un arte que combina mucho más que los sonidos.

LA MUSICA LES LLEGA MAS HONDO A LAS PERSONAS ABIERTAS A NUEVAS IDEAS Y EXPERIENCIAS

Psicología
Miércoles, 12 de Enero de 2011 09:10

A bastante gente se le pone la piel de gallina cuando escuchan la música que más les emociona, pero algunas personas sienten esos escalofríos más a menudo, en tanto que para otras esa experiencia es prácticamente desconocida. Las personas más abiertas a las nuevas experiencias son más propensas a experimentar esas sensaciones físicas al escuchar música que las emociona, según los resultados de un nuevo estudio.

Emily Nusbaum y Paul Silvia de la Universidad de Carolina del Norte en Greensboro, preguntaron a unos estudiantes acerca de la frecuencia con que sentían escalofríos por su columna vertebral, se les ponía la piel de gallina, o sentían como sus pelos se erizaban mientras escuchaban música de su agrado.

También midieron su grado de experiencia con la música, y diversos parámetros de su personalidad, incluyendo su grado de extroversión, lo concienzudos que eran, su nivel de neuroticismo, y cuán abiertos estaban ante nuevas experiencias.

De todos estos parámetros, sólo su capacidad de estar abiertos a nuevas experiencias se relacionó con las citadas sensaciones al escuchar música. Las personas abiertas son creativas, sienten curiosidad hacia muchas cosas, poseen una imaginación activa, y sienten con mayor frecuencia que el resto de la gente las citadas sensaciones al escuchar música.

¿Por qué la gente más abierta a nuevas experiencias siente más a menudo esos escalofríos y demás sensaciones al escuchar música? Sorprendentemente, según las conclusiones del estudio no se debe a que escuchen muchos tipos distintos de música y eso les permita descubrir el que más les emociona. Mayormente, se trata de sujetos que ya de entrada clasifican la música como algo más importante en sus vidas de lo que lo es en las de quienes están menos abiertos a nuevas experiencias y le otorgan menos protagonismo a ese arte. Además, las personas más abiertas tienen más probabilidades de disfrutar interpretando música, y por ende de haber aprendido a tocar un instrumento musical. Y, por supuesto, las personas más abiertas también pasan más tiempo escuchando música.

Scitech News

IMITAR EL ACENTO DE ALGUIEN HACE MAS FACIL ENTENDER LO QUE DICE

Psicología
Lunes, 17 de Enero de 2011 08:48

Cuando conversan dos personas, a menudo existe una cierta tendencia, que pasa desapercibida para ambos, a imitarse mutuamente en la forma de hablar, y eso puede incluir incluso cambiar el acento para adecuarse al de la otra persona. Un estudio reciente sugiere que imitar a alguien que habla con un acento propio de otra región u otro país puede ayudar al imitador a entender mejor al imitado.

El estudio lo ha realizado el equipo de Patti Adank, de la Universidad de Manchester, y Peter Hagoort y Harold Bekkering de la Universidad Radboud en Nijmegen, en los Países Bajos.

La gente no sólo tiende a imitar el acento de las personas con las que habla. Algunos estudios muestran que los individuos que participan en una conversación tienen tendencia a imitarse mutuamente en cuanto a la postura corporal, por ejemplo en la forma en que cruzan los brazos. Los autores del nuevo estudio diseñaron un experimento para comprobar el efecto de imitar un acento sobre la comprensión subsiguiente por parte del imitador de las frases pronunciadas con ese acento.

En el experimento, primeramente se comprobó cuán bien unos voluntarios holandeses entendían frases pronunciadas en holandés con un acento que no les resultaba familiar. Para asegurar que ninguno de los oyentes pudiera estar familiarizado con el acento, éste fue inventado para el estudio.

Cada participante escuchó 100 frases en el acento que no les era familiar. Pero antes, a todos se les dieron instrucciones diferentes sobre cómo responder a las frases. A algunos se les dijo que repitieran la frase, imitando el acento. A otros se les dijo que sólo escucharan, que escuchasen y repitieran las frases en su propio acento, o que escuchasen y transcribieran la frase de modo literal tal como la habían oído. Finalmente, se comprobó cuán bien los participantes comprendieron las frases pronunciadas con el acento desconocido.

Las personas que habían imitado el acento comprendieron mucho mejor las frases que las demás. Por supuesto, tal como reconoce Adank, llevar esta estrategia a la práctica no es fácil, ya que la persona cuyo acento se imita podría interpretar la imitación como una burla. Pero, en cualquier caso, lo que sugiere el nuevo estudio es que cuando el cerebro modifica sutil e inconscientemente el habla para que suene más similar a la de las otras personas, está poniendo en marcha una estrategia útil.

Scitech News

Diferencias Cerebrales Entre los Pilotos de Aviones de Combate y la Gente Común


17 de Enero de 2011. Foto: © Crown Copyright/MOD 2005Unas pruebas de cognición y varios escaneos por Resonancia Magnética han revelado la existencia de diferencias significativas en los cerebros de pilotos de aviones de combate con respecto a los de las personas comunes.
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En esta investigación, se comparó la eficiencia cognitiva de 11 pilotos de aviones de combate Tornado de la RAF (Royal Air Force) con la de los sujetos de un grupo de control con coeficiente intelectual similar al de los pilotos pero sin experiencia en pilotar aeronaves. Todos los participantes completaron dos tareas de "control cognitivo" que fueron usadas para investigar la capacidad de tomar decisiones correctas con rapidez. Entonces se usó escaneo cerebral DTI, una modalidad especializada de Resonancia Magnética, para examinar la estructura de las conexiones de la materia blanca entre regiones cerebrales asociadas con el control cognitivo.
Los investigadores constataron que los pilotos de aviones de combate tienen un control cognitivo superior, mostrando una precisión significativamente mayor en una de las tareas cognitivas, a pesar de ser más sensibles a información irrelevante que puede distraer. Los escaneos MRI revelaron diferencias entre los pilotos y las personas del grupo de control, específicamente en la microestructura de la materia blanca en el hemisferio derecho del cerebro.

El equipo de Masud Husain, del Instituto de Neurociencia Cognitiva en el University College de Londres, escogió estudiar pilotos de combate porque con frecuencia trabajan al límite de la capacidad cognitiva humana, y constituyen un grupo experto en tomar decisiones de precisión con gran rapidez.

Lo descubierto en el estudio va más allá de las meras diferencias entre los pilotos de aviones de combate y el resto de la gente. Los hallazgos sugieren que la pericia en ciertos aspectos de la cognición está asociada con cambios en las conexiones entre áreas del cerebro. Así que una mejor capacidad cognitiva no es una simple cuestión de un mayor tamaño para las áreas relevantes del cerebro, sino que las conexiones entre áreas clave son diferentes dependiendo de la capacidad cognitiva. Lo que aún se desconoce es si las personas como por ejemplo los pilotos de combate nacen con esas características cerebrales especiales o bien éstas se desarrollan a lo largo de la vida del sujeto y mediante el entrenamiento y el trabajo.

Información adicional en:



Posible Nueva Vía Para Desarrollar Tratamientos Que Mitiguen el Mal de Alzheimer

17 de Enero de 2011. Foto: Bristol U.Se ha descubierto cuál es el vínculo que explica la interacción entre el estado del cerebro y los activadores neuronales responsables del aprendizaje. El hallazgo podría hacer posible el desarrollo de nuevos métodos para potenciar la función cognitiva en personas afectadas por enfermedades como el mal de Alzheimer, y también para mejorar la memoria en personas sanas.
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Se sabe mucho sobre los procesos neuronales que tienen lugar durante el aprendizaje, pero hasta ahora no había estado claro por qué éste se da durante ciertos estados del cerebro y no durante otros. Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad de Bristol ha podido estudiar, de modo aislado, el neurotransmisor específico que refuerza al aprendizaje y a la memoria.

La acetilcolina es liberada en el cerebro durante el aprendizaje, y resulta crítica para la adquisición de nuevos recuerdos. Su función es facilitar la actividad de los receptores NMDA, proteínas que controlan la fortaleza de las conexiones entre las neuronas del cerebro.

El equipo de investigadores de la Escuela de Fisiología y Farmacología de la mencionada universidad ha mostrado que la acetilcolina facilita la actividad de los receptores NMDA al inhibir la actividad de otras proteínas llamadas canales SK cuya función normal es limitar la actividad de los receptores NMDA.

Desde un punto de vista terapéutico, este estudio sugiere que ciertos fármacos que actúan sobre receptores de acetilcolina específicos podrían ser potencialmente eficaces como tratamientos para trastornos cognitivos. Hoy en día, los únicos tratamientos efectivos para los pacientes con el mal de Alzheimer son fármacos que potencian la eficiencia de la acetilcolina liberada de modo natural. Los resultados del nuevo estudio indican que imitar el efecto de la acetilcolina en receptores específicos facilita los cambios en la fortaleza de las conexiones entre las neuronas. Esto podría resultar beneficioso para los pacientes con enfermedad de Alzheimer o que padecen de esquizofrenia.

Lo descubierto en este nuevo estudio no va a revolucionar de un día para otro el tratamiento del mal de Alzheimer ni los de otras formas de deficiencia cognitiva, tal como advierte el Dr. Jack Mellor, de la Escuela de Medicina de la citada universidad. Pero sí puede ser de gran utilidad para lograr avances científicos que finalmente desemboquen en mejores tratamientos para esas enfermedades cerebrales.


Información adicional en:

lunes, 3 de enero de 2011

Científicos descubren que el cerebro se desarrolla hasta los 40 años


El hallazgo desafía la teoría actual, que dice que la maduración del cerebro se alcanza a los 20 años.

Las teorías actuales sobre el desarrollo del cerebro indican que a los seis años de edad, el 90% del cerebro humano ya está formado y que el 10% restante demora hasta los 20 años en constituirse. "Pero ahora sabemos que eso está lejos de la verdad. De hecho, la mayoría de las regiones del cerebro humano continúan desarrollándose durante muchas décadas", comentó Sarah-Jayne Blakemore, neurocientífica del University College de Londres, en el simposio anual de la Asociación Británica de Neurociencia.

"La región que pasa por el desarrollo más prolongado es la corteza prefrontal, ubicada en la parte delantera del cerebro", destaca Blakemore. La especialista explica que las imágenes de resonancia magnética tomadas a participantes de diversos estudios mostraron que esta zona continúa cambiando hasta que las personas alcanzan los 30 años de edad y, en algunos casos, incluso los 40 años.

La corteza prefrontal se ubica justo detrás de la frente y es un área importante para el desarrollo de las habilidades cognitivas de nivel superior, como la planificación y la toma de decisiones. Además, es clave para la conducta social, pues permite desarrollar la conciencia social, la empatía y la capacidad de interactuar con otros.

Las hipótesis actuales dicen que hasta los 12 años, el cerebro crece gracias a la expansión de las conexiones neuronales, las que se extienden como nuevos caminos que conectan distintas áreas del cerebro. Después de esa edad comenzaría la "poda cerebral", en la cual el organismo desecha las conexiones neuronales que no usa y fortalece las necesarias.

Según Blakemore, los últimos hallazgos podrían explicar por qué algunos adultos a veces actúan como adolescentes, sufriendo rabietas o cambios de ánimo bruscos cuando no logran salirse con la suya. También explicaría por qué algunas personas tienen dificultades para decidir, planificar y perseverar en las tareas que inician. Estas habilidades se conseguirían una vez que el cerebro se encuentra completamente maduro.

Lo que ocurriría durante la adultez constituye aún un misterio para los especialistas. La investigadora británica plantea que luego de esta reorganización que sufre el cerebro en la adolescencia, los cambios anatómicos, especialmente en la corteza prefrontal, continuarían en las décadas posteriores.

Para Renato Verdugo, neurólogo de la Clínica Alemana, lo interesante del trabajo de Blakemore es que ha demostrado que la capacidad de mentalización continúa incluso durante la adultez joven. "Además, ha demostrado que el funcionamiento del cerebro cambia con el desarrollo de esta tarea". La mentalización es la capacidad de las personas de comprender y procesar las emociones de otros, habilidad clave para la vida social.

Pedro Maldonado, neurocientífico de la U. de Chile, explica que luego de los 20 años el cerebro sigue cambiando, desarrollando nuevas conexiones neuronales, las cuales permiten, a diferencia de la creencia común, mantener la capacidad de aprendizaje una vez que se ha entrado en la adultez. "Antes se creía que el aprendizaje sólo ocurría en la juventud, pero ahora se sabe que ocurre durante toda la vida", concluye.

martes, 28 de diciembre de 2010

COEFICIENTE INTELECTUAL Y LA NITIDEZ O CANTIDAD DE LOS RECUERDOS EN LA MEMORIA DE CORTO PLAZO

Neurología
Martes, 28 de Diciembre de 2010 09:20

Una persona recuerda correctamente cuatro de ocho objetos vistos recientemente, pero sus recuerdos sobre los detalles de cada objeto son vagos e imprecisos. Otra persona recuerda sólo dos de los objetos pero con muchos detalles de cada uno. ¿Cuál de las dos capacidades de recordar se relaciona con un mayor Coeficiente Intelectual?

Foto: U. Oregon

De acuerdo con un estudio de la Universidad de Oregón, la respuesta es muy clara: Un mayor número de objetos almacenados en la memoria de corto plazo está relacionado con una mayor inteligencia fluida, medida en las pruebas de Coeficiente Intelectual (CI). La mayor precisión de detalles, aunque es importante en muchas situaciones, no muestra ninguna relación con la inteligencia fluida.

La idea de que el número de elementos almacenados en la memoria, más que la riqueza de detalles de cada uno, es de vital importancia en la memoria de corto plazo, se ha demostrado en estudios previos de la Universidad de Oregón. Dichos estudios desvelaron que las personas, por lo general, tenemos una capacidad para almacenar temporalmente de tres a cinco elementos en la memoria de corto plazo. Investigaciones anteriores han demostrado que la capacidad de la memoria de corto plazo es un predictor fiable del Coeficiente Intelectual de un individuo.

Sin embargo, en el nuevo estudio, el equipo de Edward Awh y Keisuke Fukuda examinaron mejor la cuestión a fin de determinar qué aspectos de la capacidad de memoria explican la relación con la inteligencia fluida.

Según los autores, el cuán bien puede una persona detectar pequeños cambios es importante, pero es un reflejo de la experiencia de cada persona en dominios específicos de la percepción. Por ejemplo, mientras que los caracteres japoneses pueden parecer iguales a una persona occidental, los lectores japoneses verán fácilmente las diferencias entre los distintos caracteres.

El descubrimiento de que la capacidad de captar muchos detalles no influye en el Coeficiente Intelectual de una persona no significa que la nitidez de la memoria tenga poca importancia, tal como advierten los autores.

La importancia de la claridad o nitidez de las cosas recordadas es de hecho vital, por ejemplo, para un radiólogo que examina las imágenes de los órganos internos de un paciente con signos potenciales de enfermedad.

Scitech News

EL JET LAG CRONICO DEBILITA LA MEMORIA Y LA CAPACIDAD DE APRENDIZAJE

Neurología
Jueves, 23 de Diciembre de 2010 10:14

El jet lag crónico altera al cerebro causando problemas de aprendizaje y memoria, mucho después de que la persona afectada regrese a su horario regular, según los resultados de una nueva investigación.

Foto: UC Berkeley

El jet lag es el resultado de viajar a través de varias zonas horarias en un período corto de tiempo (como cuando se hace un viaje de larga distancia en avión; de ahí el nombre que se le da al fenómeno). Los efectos son peores al viajar hacia el este. Cada uno de nosotros tiene un reloj interno que sigue un ciclo de 24 horas llamado ritmo circadiano, que se reajusta un poco cada día. Cuando una persona entra en una zona horaria que está muy desincronizada con su reloj interno, a éste le toma más tiempo reajustar el ritmo diario, por lo que la persona experimenta el jet lag hasta que el reloj interno se sincroniza del todo con el nuevo horario.

En la citada investigación, el equipo de Lance Kriegsfeld y Erin M. Gibson de la Universidad de California en Berkeley, sometieron a hembras de hámster, dos veces por semana durante un mes, a cambios de seis horas en el ciclo día-noche, el equivalente al cambio de zona horaria que experimenta quien vuela en avión de Nueva York a París. Durante las últimas dos semanas en que los animales experimentaron el jet lag, y un mes después de recobrarse del mismo, se midió su rendimiento en tareas de aprendizaje y memoria.

Como se esperaba, durante el período de jet lag, los hámsteres tuvieron problemas para aprender tareas simples, en comparación con los hámsteres del grupo de control que seguían en su ciclo día-noche habitual. Lo que sorprendió a los investigadores fue que estos problemas persistieron durante un mes después de que los hámsteres se acomodasen al horario regular.

Por otra parte, los investigadores encontraron cambios persistentes en el cerebro, específicamente en el hipocampo, una región que desempeña un complejo papel en el procesamiento mental vinculado a la memoria.

Descubrieron que, en comparación con los hámsteres del grupo de control, los hámsteres con jet lag tenían sólo la mitad de la cantidad de nuevas neuronas en el hipocampo después del mes de exposición al jet lag. Nuevas neuronas son agregadas de manera constante al hipocampo adulto, y se cree que son importantes para los procesos de aprendizaje que dependen del hipocampo, mientras que los problemas de memoria parecen estar asociados con una caída en la maduración celular en esta estructura cerebral.

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CUANDO PORTARSE MAL ES FACIL, HAY MAS PROBABILIDADES DE QUE LO HAGAMOS

Psicología
Jueves, 23 de Diciembre de 2010 10:13

Muchas personas dicen que no harían trampas durante un examen, no mentirían en una solicitud de empleo o no se negarían a prestar una ayuda fácil y ocasional a una persona que lo necesite. Pero ¿y si las respuestas del examen aparecieran en el ordenador, mentir no requiriera ningún esfuerzo de su parte, y no tuviera que negarse de manera directa a ayudar a la persona que lo necesita? ¿Cambiaría su comportamiento?

Una nueva investigación llevada a cabo en la Universidad de Toronto en Scarborough muestra que podría suceder. Y corrobora que refranes como "La ocasión hace al ladrón" encierran una gran verdad.

En dos experimentos que pusieron a prueba la fuerza de voluntad de los participantes para resistirse a la tentación de actuar de forma deshonesta, el equipo de la citada universidad descubrió que las personas pueden tener una mala conducta si no implica demasiado trabajo por su parte.

En otras palabras, y tal como lo resume Rimma Teper, coautora del estudio, las personas son más propensas a engañar y tomar decisiones inmorales cuando sus transgresiones no implican una acción explícita. Si pueden mentir por omisión, hacer trampas sin tener que arriesgarse demasiado, o pasar por alto la petición de ayuda de una persona sin negarse expresamente, les resultará más fácil hacerlo.

En un experimento, los participantes respondieron a las preguntas de un examen de matemáticas en un ordenador, después de que se les advirtiera de que había fallos en el sistema. A los de un grupo se les dijo que si pulsaban la barra espaciadora, la respuesta aparecería en la pantalla. A los del segundo grupo se les dijo que si no presionaban la tecla Enter (Entrar o Intro) tras haber visto la pregunta durante cinco segundos, la respuesta aparecería.

Las personas del segundo grupo, que no tenían que ejecutar ninguna acción física para obtener las respuestas, fueron mucho más propensas a hacer trampas.

En otro experimento, el equipo de investigación preguntó a los participantes si estaban dispuestos a ayudar a un estudiante con una discapacidad del aprendizaje a completar un componente del test. Los miembros de un grupo sólo tenían la opción de marcar un "Sí" o un "No" en una ventana que aparecía en el ordenador. Los miembros del segundo grupo podían seguir un enlace al final de la página para ofrecer su ayuda, o simplemente pulsar "Continuar" para pasar a la siguiente página de su prueba. Se comprobó que entre los participantes que sólo podían optar por marcar "Sí" o "No" había 5 veces más probabilidades de que ofrecieran ayuda voluntaria.

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EL CEREBRO DE LOS RECIEN NACIDOS TIENE REDES NEURONALES QUE SE CREIA SE DESARROLLABAN A MAS EDAD

Neurología
Miércoles, 22 de Diciembre de 2010 09:00

Los bebés nacidos después de los nueve meses de gestación y no antes, vienen al mundo con un conjunto crucial de redes ya formadas en sus cerebros, según una nueva investigación que pone en entredicho algunas teorías previas sobre la actividad del cerebro y cómo éste se desarrolla.

Foto: ICL

El equipo de investigadores dirigidos por expertos del Imperial College de Londres se valió de escaneos mediante resonancia magnética funcional por imágenes (fMRI) para observar en el cerebro de 70 bebés, nacidos entre las semanas 29 y 43 de la gestación, los sistemas neuronales que están constantemente activos, también cuando una persona no está concentrada en una tarea específica, e incluso durante el sueño.

Los investigadores descubrieron que, al final del periodo normal de gestación, en los bebés estas redes habían alcanzado ya un nivel de desarrollo equivalente al de las de un adulto.

Se cree que una red particular de esta clase, identificada en los bebés, está involucrada en la introspección consciente (rememorar recuerdos autobiográficos e imaginar el futuro, entre otras cosas) y en lo que coloquialmente se describe como soñar despierto o fantasear. Los exámenes por fMRI han demostrado que esta red tiene un alto grado de actividad cuando no estamos realizando ninguna tarea definida, y un nivel de actividad bajo cuando sí realizamos de manera consciente tareas concretas.

Algunas investigaciones anteriores habían sugerido que esta red no estaba debidamente formada en los bebés, y que se desarrollaba durante la infancia temprana. El hecho de que haya sido encontrada completamente formada en recién nacidos, parece sugerir que estos poseen las bases para la introspección consciente. Aunque, en tal caso, eso implica que los fetos ya tienen la capacidad de la introspección consciente y de fantasear, o bien que esta teoría no es del todo correcta, tal como advierte David Edwards, miembro del equipo de investigación y profesor en el Imperial College de Londres.

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