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viernes, 16 de julio de 2010

El Proceso Que Permite al Cerebro Reconocer Objetos



14 de Junio de 2010. Foto: Sharat ChikkerurUn equipo de expertos del Instituto McGovern para la Investigación del Cerebro, del MIT, ha desarrollado un nuevo modelo matemático para describir cómo el cerebro humano identifica visualmente los objetos. El modelo predice con precisión el grado de eficiencia humana en ciertas tareas de percepción visual, lo cual sugiere que es un buen indicador de lo que realmente sucede en el cerebro, y también podría ayudar a mejorar sistemas computacionales de reconocimiento de objetos.
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El modelo fue diseñado para profundizar en el proceso que permite a los cerebros de los primates manejar de modo separado la identificación del objeto (determinar qué es ese objeto) y su ubicación (determinar dónde está).

A pesar de que el qué y el dónde son procesados en dos partes diferentes del cerebro, son integrados durante la percepción para analizar la imagen. El modelo que el equipo de Sharat Chikkerur ha desarrollado ofrece una explicación de cómo es integrada esta información.

El mecanismo de integración, afirman los investigadores, es la atención. Según el modelo de ellos, cuando al cerebro se le presenta una escena que contiene varios objetos diferentes, no puede analizarlos todos al mismo tiempo. Así que crea un mapa aproximado de la escena que simplemente identifica algunas regiones como más interesantes visualmente que otras. Si entonces tiene que determinar si la escena contiene un objeto de un tipo particular, comienza a buscar (dedicar atención) en las regiones de mayor interés.

Chikkerur, Tomaso Poggio, Cheston Tan y Thomas Serre ejecutaron el modelo en software, y luego comprobaron sus predicciones comparándolas con datos obtenidos en experimentos con sujetos humanos. El software predijo con gran precisión a qué regiones de la imagen los sujetos prestarían atención durante cada una de varias tareas.

Información adicional en:

miércoles, 7 de julio de 2010

Se percibe de modo distorsionado el propio cuerpo, dice un estudio

Lunes 28 de Junio de 2010 | Científicos ingleses demostraron que las personas imaginan sus manos un 70% más gordas de lo que son, y los dedos, un 35% más cortos "Lo conozco como la palma de mi mano" es una frase que se suele utilizar para dar confianza acerca del propio conocimiento sobre un tema o asunto; pero según los resultados de una reciente investigación hecha en el Instituto de Neurociencias Cognitivas perteneciente al University College London, parece que en realidad debería significar exactamente lo contrario. Porque la autopercepción de las manos como parte del cuerpo, según dicen estos científicos ingleses, es bastante distorsionada respecto de las reales dimensiones espaciales de las extremidades inferiores.

Parece ser que el cerebro se forma un modelo altamente distorsionado del cuerpo, y en especial de las manos. El estudio, publicado en la revista "Proceedings of the National Academy of Sciences", se orientó a la representación de la mano por parte del cerebro y halló lo que consideran una marcada tendencia a pensar que las manos son más cortas y gordas que la forma real. ¿Cuál sería la razón? Según los investigadores Patrick Haggard y Matthew Longo, se debe a la forma en que el cerebro recibe la información de las diferentes regiones de la epidermis.

Constante

A un centenar de participantes del estudio se les cubrió la mano izquierda y se les pidió que las colocaran con la palma hacia abajo. Luego se les pidió que localicen y señalen los nudillos y extremos de los dedos de la mano cubierta según los percibían. Una cámara superior registró los lugares que los participantes señalaron, que fueron agrupados por los investigadores para reconstruir el modelo de la mano representado, que resultó ser bastante diferente de la ubicación real. Estas distorsiones, explican los autores del estudio, fueron constantes entre los participantes. Estos estimaron que sus manos eran aproximadamente un 70% más gruesas que lo que son en realidad y que los dedos son un 35% más cortos que las medidas reales. Longo supone que la distorsión puede aplicarse a otras partes del cuerpo"

Mediante estos experimentos, los investigadores buscan establecer la forma en que el cerebro conoce la ubicación espacial de todas las partes del cuerpo aun sin verlas, habilidad que se conoce como propiocepción. Lo que suponen en su modelo es que la información, en este caso proveniente de las extremidades, se transmite al cerebro por medio de pequeñas fibras musculares, surcadas por nervios que informan sobre la longitud del músculo.

Las señales

Aplicando un modelo mecanicista del cuerpo, los científicos creen que la propiocepción requiere de dos clases distintas de señales de información. El cerebro recibe señales de las articulaciones y músculos, de importancia vital en la propiocepción, pero también necesitaría un modelo de la forma y tamaño de cada parte del cuerpo. Por ejemplo, para saber la ubicación del extremo de un dedo en el espacio, el cerebro necesitaría "saber" qué ángulos existen en las articulaciones en el brazo y la mano, al igual que la longitud del brazo, mano y dedo. "Por supuesto que sabemos el aspecto de nuestra mano y nuestros participantes fueron muy precisos en reconocer una foto de sus propias manos entre varias fotos con numerosas distorsiones en la forma. Existe una imagen visual clara del cuerpo también, pero no parece usarse para la propiocepción", dijo Longo.

El cerebro emplearía señales provenientes de articulaciones y músculos para evaluar forma y tamaño de cada parte corporal. Los investigadores sugieren que el modelo distorsionado se debe a que el cerebro experimenta de manera particular los estímulos nerviosos provenientes de la piel: existen regiones de alta sensibilidad de la piel, como las puntas de los dedos, que ocupan importantes áreas del cerebro e influyen en el tamaño relativo que el sujeto percibe de las distintas partes del cuerpo.

"Estos hallazgos bien podrían ser importantes para las condiciones psiquiátricas que involucran la imagen del cuerpo, tales como la anorexia nerviosa, dado que puede existir una tendencia general a percibir el cuerpo más grande de lo que es", opinó Longo. Tal vez anden tras esa pista, pero es prematuro afirmarlo: si quieren demostrar la validez de sus hallazgos para el campo de los trastornos alimentarios, deberán realizar experiencias más específicamente dirigidas en ese sentido.

sábado, 5 de junio de 2010

La imposibilidad de imaginar números grandes o cosas grandes

Nuestro cerebro no está diseñado para imaginar números demasiado grandes, ni tampoco espacios u objetos de dimensiones gigantescas (o liliputienses), porque simplemente nuestros antepasados nunca tuvieron que preocuparse de cosas así. Bastaba con poder contar a los miembros del clan o del clan enemigo, por ejemplo.

Pero no tuvieron que enfrentarse nunca al tamaño del universo, o al número inabarcable de estrellas.

De modo que el único atajo que tenemos para enfrentarnos a conceptos semejantes es el uso de analogías que nos permitan establecer formas de visualizar las cosas de un modo diferente a la experiencia habitual.

Siempre digo, por ejemplo, que empecé a asimilar mínimamente el tamaño descomunal del Universo cuando leí la novela de ciencia ficción Tau Cero, de Poul Anderson, en la que se narra de forma convincente los efectos de la dilatación temporal einsteniana en una misión interestelar en la que se cruzan, cada vez a mayor velocidad, sistemas solares, galaxias y hasta cúmulos globulares.

Para entender el mínimo tamaño de un átomo, siempre me gustó la analogía de imaginar un átomo del tamaño de un estadio deportivo internacional. Los electrones se encuentran en la parte alta de las gradas; se ven tan pequeños como la cabeza de un alfiler. El núcleo del átomo está en el centro del campo y tiene el tamaño aproximado de un guisante. El átomo, pues, está casi vacío.

Plasmar los números de las cosas en estado puro es algo más complicado, pero una manera de visualizar un millón es usar un papel cuadriculado. Una hoja DIN-A4 de papel cuadriculado (con cuadraditos de 2 mm de lado) contiene unos 15.540 cuadraditos, por lo que con 65 hojas saldrán más de un millón. Otra opción es valernos del azúcar: un millón de granos de azúcar pesan alrededor de 700 gramos, mientras que un billón ascenderá a un poco más de tres cuartos de tonelada.

Una vez establecido esto, por ejemplo se puede imaginar más fácilmente las posibilidades que se tienen de acertar la combinación ganadora de una lotería primitiva estándar, que es de 1 entre 13.983.816 (un número que no podemos imaginar). Bien, mediante la analogía de la hoja cuadriculada, la cosa se aclara un poco más: acertar los seis números correctos de la lotería es como coger uno de los cuadraditos de 2 mm entre un fajo de 900 hojas.

En la escala del azúcar sería el equivalente a buscar un único grano negro entre 10 kg de azúcar.

Podéis seguir explorando números inimaginables en sendos artículos que ya escribí dedicados a los números muy, muy grandes y a los números muy, muy pequeños.

En Genciencia | Números muy, muy, muy grandes / Números muy, muy, muy pequeños

¿Por qué nos alivia que nos acaricien la superficie de lo que nos duele?

Basta con que alguien (o incluso nosotros mismos) nos frote la rodilla o el codo después de habérnoslos lastimado para que el dolor se alivie de repente. ¿Exactamente qué es lo que sucede en nuestro organismo?

Al frotar la piel, se activan las terminaciones nerviosas que tenemos bajo ella, lo que reduce la sensación de dolor producida por los demás nervios. Esto lo comprobó Francis McGlone, un neurocientífico de la Universidad de Liverpool, que constataba que los sujetos que recibían caricias en la zona en que habían sufrido altas temperaturas, sentían menos dolor.

Se cree que las señales de los nervios cerebrales que detectan el placer solapan las señales de los nervios que detectan el dolor. Al acariciar, se activa un conjunto de nervios llamados fibras “C”, que transmiten el placer cuando esas partes expuestas del cuerpo son tocadas con un movimiento repetitivo

McGlone, incluso, logró calcular cuál era la forma óptima de frotar para producir más placer. La clave está en frotar lentamente y con poca presión. Para ello, desarrolló una máquina de caricias.

La máquina, un estimulador táctil rotatorio, alivia el dolor tocando a alguien a una velocidad de dos pulgadas por segundo y presionando el equivalente al peso de una moneda de cinco peniques.

En un futuro próximo, ¿cuando existan manos robóticas más precisas, que quizá se vendan en sex shops, podremos decir como excusa: no, no soy un vicioso, es para ahorrarme los analgésicos? Pues no, porque no tiene nada que ver con el placer sexual. Esos nervios activados con el tacto no son responsables del placer experimentado cuando se frotan los órganos sexuales, ni se encuentran en las palmas de las manos ni en las plantas de los pies.

Las conclusiones del estudio parten de caricias realizadas en antebrazos, pantorrillas y cara. Habrá que buscar otra excusa.

Vía | Intramed

sábado, 15 de mayo de 2010

Ilusión óptica: Pendientes magnéticas que no lo son


Ver vídeo: Impossible motion: magnet-like slopes
Impossible motion: magnet-like slopes [1:37 min.]

Este vídeo muestra en acción la ilusión óptica Impossible Motion “Magnet-Like Slopes” [PDF 53 KB] de Kokichi Sugihara, la ganadora de la edición de 2010 de Best Illusion of the Year Contest, el concurso de la mejor ilusión óptica del año.

(Vía Daniscoping).

jueves, 29 de abril de 2010

LAS COSAS DESEABLES PARECEN ESTAR MAS CERCA


Cuando un objeto es deseable, lo percibimos como más cercano de lo que realmente está. Un plato de deliciosas galletas, por ejemplo, puede parecer al alcance de la mano, mientras que una factura pendiente de pagar, y situada a exactamente la misma distancia, puede parecer más alejada.

Foto: David Dunning


Así lo han mostrado los psicólogos David Dunning de la Universidad Cornell y Emily Balcetis de la Universidad de Nueva York.

El fenómeno podría ser parte de un mecanismo adaptativo que nos da un incentivo adicional para ir tras las cosas que deseamos, y nos resta ganas de gastar energía en las que no nos atraen.

En el estudio, los investigadores probaron primero el efecto que la atracción hacia algo tiene sobre la percepción de la distancia a la que estimamos que se halla. Pidieron a 90 alumnos universitarios, la mitad de los cuales acababa de comer una ración de galletas saladas mientras que la otra mitad no lo había hecho, que estimaran la distancia entre sí mismos y una botella de agua. Como promedio, el grupo que, por tener sed, deseaba más el agua, opinó que ésta se encontraba a 63 centímetros de distancia, mientras que el grupo no sediento estimó la distancia en 71 centímetros.

En el siguiente experimento, los investigadores pidieron a ambos grupos de estudiantes que estimaran su distancia a objetos que tenían un valor directo para ellos (un billete de 100 dólares que podían ganar) y objetos que no tenían valor directo para ellos (un billete de 100 que pertenecía a otra persona). Debido a que en investigaciones previas se ha mostrado que el estado anímico influye sobre algunos aspectos de la percepción, los participantes también completaron un ejercicio de evaluación de dicho estado anímico.

Como en el primer experimento, los sujetos pensaron que los objetos deseables por su valor directo estaban más cerca que los no deseables. Sin embargo, el estado anímico no mostró efectos sobre la percepción de la distancia.

Lo descubierto en este estudio tiene sentido desde una perspectiva evolutiva. Las cosas que están cerca suelen ser más fáciles de coger que las que están lejos. De modo que la ilusión de creer que algo útil para la supervivencia se halla más cerca de lo que realmente está permite reforzar la motivación para salir a cogerlo.

Scitech News

miércoles, 14 de abril de 2010

Libro pornográfico para ciegos

Los ciegos ya tienen la posibilidad de tener un libro pornográfico para no quedarse fuera del mundo erótico del que disfrutan los videntes.
Mujer desnuda (Foto: gentileza tactilemindbook.com)

Tactile mind es un libro con 17 figuras en relieve -hechas a mano- y con descripciones en Braille (Foto: gentileza tactilemindbook.com).

Ello gracias a "Tactile mind", un libro con 17 figuras en relieve hechas a mano y con descripciones en Braille.

Lisa Murphy, una fotógrafa canadiense, tuvo la idea de fotografiar y esculpir a mano las figuras desnudas, para que los que no ven las recorran con sus manos y puedan disfrutar de esta pornografía a medida.

El libro cuesta US$224 y se puede ordenar por internet.

clic Opine: Pornografía para ciegos: ¿comercial o necesario?

"La computadora les lee las opciones, o me llaman o me mandan correos electrónicos para ordenarlo", le explicó Murphy a BBC Mundo sobre cómo las personas incapacitadas visualmente pueden comprar el libro.

Además, el interesado puede optar por comprar una sola figura o más por US$25 cada una.

Para todas las fantasías

Las imágenes van desde un torso desnudo de un hombre musculoso con un arete en el pezón, a una vagina abierta, una mujer bailando desnuda, figuras enmascaradas y en posiciones eróticas para los más fantasiosos o un pene rodeado de una masa de vello púbico.

Mujer desnuda (Foto: gentileza tactilemindbook.com)

El libro cuesta US$224 y se puede ordenar por internet (Foto: gentileza tactilemindbook.com).

No faltan las escultura profanas, como la de una mujer vestida como un carnero satánico, que tiene una barba y una cruz invertida. Y hasta un hombre disfrazado de robot con su pene y sus testículos al aire.

Y para los fetichistas, una mujer con cinturones de balas alrededor de sus pechos y su cintura.

Para la producción, la autora hizo posar a algunos de sus amigos con el rostro cubierto.

Murphy le dijo a BBC Mundo que las personas que compraron el libro de todas partes del mundo le agradecen "por hacer esto".

La artista canadiense tiene un certificado en gráficos táctiles del Instituto Nacional para Ciegos de Canadá, que la habilita para realizar imágenes para chicos con discapacidades visuales. Ahora lo aprovecha para llevar su arte al mundo de los adultos.

lunes, 12 de abril de 2010

Profundizando en el Origen del Sentido de la Visión
12 de Abril de 2010. Foto: Todd Oakley, UCSBEstudiando la hidra, miembro de un antiguo grupo de criaturas marinas aún existente y que surgió hace 600 millones de años, un equipo de científicos de la Universidad de California en Santa Bárbara ha hecho un descubrimiento que puede mejorar de manera notable el conocimiento sobre los orígenes de la visión humana.
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El grupo de biólogos que ha realizado esta investigación, y que incluye a Todd Oakley, de la Universidad de California en Santa Bárbara, ha estado estudiando desde hace tiempo los genes para la recepción de la luz en el filo Cnidaria (en el que figuran, por ejemplo, corales, medusas y anémonas de mar), del que las hidras son miembros.

Las hidras se encuentran en muchos estanques, lagos y arroyos de agua dulce en regiones templadas y tropicales, y son animales depredadores que se alimentan de invertebrados acuáticos pequeños. La hidra no tiene ojos u órganos fotorreceptores, pero posee las rutas genéticas necesarias para ser capaz de percibir la luz.

Los científicos especulan con que las hidras usan la fotosensibilidad para encontrar presas. Las hidras poseen proteínas opsinas sobre todo su cuerpo, pero éstas se concentran más alrededor de la boca.
En un estudio anterior se desveló que ciertos cambios en un gen duplicado específico hicieron posible que los nuevos genes interactuaran con proteínas diferentes en formas inéditas. Hoy, estas interacciones diferentes son la base de la maquinaria genética de la visión.

En el nuevo estudio, el equipo de Oakley ha determinado qué canal iónico en la hidra está involucrado en la sensibilidad a la luz. Éste es el mismo canal iónico que es utilizado en la visión humana.

En la visión intervienen muchos genes, y un canal iónico responsable de comenzar el impulso neuronal de la visión. Un gen controla la entrada y la salida de iones del canal iónico, por lo que en ese sentido actúa como una compuerta.

El gen, denominado opsina, está presente en la visión de los animales vertebrados y es responsable de que veamos de un modo diferente al de otros animales como por ejemplo las moscas. La visión de los insectos surgió después de que lo hiciera la maquinaria visual existente en las hidras y los animales vertebrados.

Información adicional en:

lunes, 5 de abril de 2010

Los Pollos Superan a los Humanos en la Visión de Colores

5 de Abril de 2010. Foto: WUSTLUn equipo de investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad Washington en San Luis ha examinado detenidamente el ojo del pollo, encontrando una obra maestra de la naturaleza.


Los científicos mapearon cinco tipos de receptores de luz en el ojo del pollo. Descubrieron que los receptores están distribuidos en mosaicos entrelazados que maximizan la capacidad del pollo para ver muchos colores en cualquier parte de la retina, la estructura fotosensible en el fondo del ojo.

Sobre la base de este análisis, se deduce que las aves nos superan claramente a los humanos en varios aspectos de la visión a color. La organización de los receptores de color en la retina del pollo supera ampliamente a la observada en muchas otras retinas, incluidas las de mamíferos.

Joseph C. Corbo, del equipo de investigación, planea efectuar estudios de seguimiento sobre cómo se establece esta organización, convencido de que ese conocimiento podría ser de utilidad a los científicos que buscan utilizar células madre y otras técnicas nuevas para tratar los aproximadamente 200 trastornos genéticos
Según Corbo, la superior visión a color de las aves probablemente se deba a que, salvo en los casos de unas pocas especies, no han tenido hábitos nocturnos en ningún periodo de su historia evolutiva. Las aves, reptiles y mamíferos descienden de un ancestro común, pero durante la era de los dinosaurios, la mayoría de los mamíferos se volvieron nocturnos y mantuvieron esa característica durante millones de años.

La visión proviene de las células fotorreceptoras sensibles a la luz en la retina. La visión nocturna se basa en receptores llamados bastoncillos, que florecieron en el ojo de los mamíferos durante la era de los dinosaurios. La visión diurna se basa en receptores diferentes, conocidos como conos, que son menos ventajosos cuando un organismo es de hábitos nocturnos.

Las aves, reconocidas mayoritariamente como descendientes de los dinosaurios, nunca pasaron por un período similar de vida principalmente nocturna. Como resultado, poseen más tipos de conos que los mamíferos.

Por ejemplo, la retina aviar tiene un cono que puede detectar algunas longitudes de onda ultravioleta, y un receptor especializado, llamado doble cono, que, según creen los científicos, les ayuda a detectar el movimiento.

Información adicional en:

involucrados en diversas formas de ceguera.

martes, 30 de marzo de 2010

Plantas que no "ven", plantas que no crecen

Arabidopsis thaliana

Pese a estar expuestas a la luz, las plantas sin fitocromos no llegaron a germinar.

Es sabido que para crecer, las plantas necesitan agua, luz y nutrientes. Sin embargo lo que se desconocía hasta el momento -o por lo menos no se sabía con absoluta certeza- es que para garantizar su germinación, es crucial que las plantas puedan no sólo utilizar la energía de la luz sino también la información que ésta les brinda.

Éste fue el hallazgo de un equipo de investigadores argentinos que logró separar lo que es la utilización de la luz por parte de la planta como fuente de energía de su utilización como fuente de información.

Según descubrieron los expertos, los sensores de la planta, que llevan el nombre de fitocromos y son los encargados de dar información sobre la calidad de luz disponible y sobre si ubicación se localiza en la luz o en la sombra, son esenciales para su desarrollo.

Este descubrimiento, así como cualquier avance en el estudio de los fitocromos, dicen los científicos, puede contribuir a optimizar la productividad de los cultivos.

Planta modelo

Las plantas usan la luz como fuente de energía par la fotosíntesis, pero lo que nuestro trabajo dice es que si las plantas no saben que hay luz, no pueden usarla

Pablo Cerdán, líder del equipo de investigadores

Los científicos del Instituto Leloir, en Buenos Aires, Argentina, llegaron a esta conclusión eliminando los cinco fitocromos de la Arabidopsis, una planta de la que ya se ha trazado el genoma y que por sus características se utiliza como modelo en los procesos de investigación.

Al dejarla sin estos pigmentos sensores que absorben la luz roja, los científicos pudieron ver que la planta, pese a estar expuesta a la luz, no germinaba.

"Las plantas usan la luz como fuente de energía par la fotosíntesis, pero lo que nuestro trabajo dice es que si las plantas no saben que hay luz, no pueden usarla", le dijo a BBC Mundo Pablo Cerdán, líder del equipo de investigadores.

"Sabíamos que las plantas respondían a la luz, pero nadie había logrado antes una condición en la que se puede dar energía lumínica pero no información, ya que estas dos cosas están en la luz".

"Esto, nos permitió entender que la fuente de información no es importante, sino esencial para el desarrollo de la planta", añadió el científico.

Evitar la competencia

Equipo de investigadores del Instituto Leloir

El equipo logró eliminar, por primera vez, los cinco fitocromos de la Arabidopsis.

La relevancia del descubrimiento cobra sentido, en términos prácticos, en el campo de la agricultura.

Las plantas utilizan los fitocromos para saber si están rodeadas de otras plantas. A partir de esta información, si tienen que competir por la luz con otros especímenes, elongan el tallo, que crece más delgado para volcarse más fácilmente, y dan menos semillas, para evitar que otras plantas compitan por la luz con ella.

Ésta es la respuesta natural de las plantas.

"Pero como en un campo agrícola no nos interesa que las plantas compitan entre sí, si conocemos el funcionamiento de los fitocromos, podemos utilizarlos para mejorar la productividad de las mismas, ya sea mediante el mejoramiento clásico o mediante la ingeniería genética", señaló Cerdán.

lunes, 15 de marzo de 2010

A mil fotogramas por segundo


Pink Terror Hawking de mike barzman en Vimeo.

Espectaculares imágenes capturadas en Full HD (1080p) a 1.000 fotogramas por segundo. La cámara utilizada es una Phantom HD Gold que cuesta unos 90.000 euros. § John Nack on Adobe.

miércoles, 24 de febrero de 2010

COMO NOS "MOVEMOS" POR EL TIEMPO

Aunque técnicamente no podemos viajar en el tiempo (o por lo menos no todavía), cuando pensamos sobre el pasado o el futuro nos embarcamos en una especie de viaje mental en el tiempo. Esta capacidad para viajar psicológicamente en el tiempo muchos expertos la consideran exclusivamente humana, y quizá es uno de los rasgos cognitivos que nos distingue de otras especies.

Un equipo de investigadores ha analizado recientemente cómo el viaje mental por el tiempo es expresado en los sistemas sensoriomotores que regulan el movimiento humano.

Y resulta que nuestras percepciones del espacio y el tiempo están fuertemente acopladas.

Lynden Miles, Louise Nind y Neil Macrae, especialistas en psicología de la Universidad de Aberdeen, llevaron a cabo un estudio para cuantificar esto en el laboratorio.

Pusieron un sensor de movimiento a los participantes mientras estos imaginaban eventos futuros o pasados.

Los investigadores comprobaron que pensar en eventos pasados o futuros puede literalmente hacer que nos movamos, aunque sea de manera sutil:

El embarcarse en un viaje mental en el tiempo (experiencia conocida como cronestesia) provocaba en los voluntarios del estudio movimientos físicos que se correspondían con la dirección metafórica de tiempo.

Los que pensaban en el pasado se inclinaban sutilmente hacia atrás, mientras que quienes pensaban en el futuro lo hacían hacia delante.

Este hallazgo sugiere que la cronestesia podría estar cimentada sobre procesos que les asignan a nuestros sistemas de percepción y acción metáforas espaciales y temporales (por ejemplo, el futuro = adelante, el pasado = atrás).

Scitech News

EL CEREBRO HUMANO USA UNA CUADRICULA PARA REPRESENTAR EL ESPACIO

Las células "de cuadrícula", las cuales actúan como un mapa espacial en el cerebro, han sido identificadas por vez primera en humanos. El logro se ha realizado en una nueva investigación que puede ayudar a explicar cómo creamos los mapas mentales de nuevos entornos.

Foto: UCL


El estudio ha sido realizado por un equipo del Instituto de Neurociencia Cognitiva, dependiente del University College de Londres. En la investigación se han usado técnicas de obtención de imágenes cerebrales y de realidad virtual para tratar de identificar células de cuadrícula en el cerebro humano. Se cree que estas neuronas especializadas intervienen en la memoria espacial, y fueron identificadas previamente en el cerebro de roedores, pero su existencia en humanos no había sido documentada con evidencias hasta ahora.

Las células de cuadrícula expresan la información relativa a dónde un animal está ubicado en su entorno, lo cual es comparado por los investigadores con tener un satélite de navegación en el cerebro. Estas neuronas emiten señales siguiendo patrones que se muestran como cuadrículas triangulares y geométricamente regulares cuando se dibujan sobre el mapa de una superficie por la que se ha circulado. Fueron descubiertas por un laboratorio noruego en 2005, y esa investigación sugirió que las ratas crean cuadrículas virtuales que las ayudan a orientarse en su entorno y a recordar nuevas ubicaciones en territorios desconocidos.

Es como si las células de cuadrícula proporcionaran un mapa cognitivo del espacio. De hecho, estas células representan algo muy similar a las líneas de longitud y latitud que nos son familiares en los mapas normales, pero en vez de usar cuadrados como pautas parece ser que el cerebro utiliza triángulos.

Las personas analizadas en el estudio que tuvieron las señales más claras de células de cuadrícula fueron las que lograron mejores resultados en una tarea de memoria espacial dentro de un entorno de realidad virtual, lo cual sugiere que las células de cuadrícula nos ayudan a recordar las posiciones de objetos.

Caswell Barry, Christian Doeller y Neil Burgess han intervenido en el estudio.

Scitech News

sábado, 20 de febrero de 2010

Las aves ven mejor los colores que los humanos


Llamar gallina a una persona podía resultar ofensivo, antes pero ahora puede ser un halago. Un estudio ha descubierto que ven los colores mejor que nosotros. Al parecer su cerebro es de ave, pero los ojos son muy distintos a los de las demás aves.

image Tienen un ojo muy bien organizado estructuralmente, lo que les da una visión de los colores superior, según ha descubierto un nuevo estudio. Lograron mapear cinco tipo de receptores lumínicos, y descubrieron que estaban ubicados en un mosaico entretejido lo que maximiza la habilidad para ver muchos colores en cualquier parte de la retina, la estructura sensible ubicada en la parte posterior del ojo.

Algún lector recordará los bastoncitos y los conos que tenemos en la retina del ojo, mientras que los bastoncitos son fotoreceptores especializados para la visión nocturna, los conos lo son para la luz del día.

La mayoría de los mamíferos se volvieron nocturnos durante la era de los dinosaurios, pero las aves, descendientes de los dinos, no pasaron por un período similar. Por esa razón, tienen más variedad de conos en los ojos, o sea están mejor adaptadas a ver mejor durante el día.

Por ejemplo, nuestros conos son sensibles a la longitud de onda del rojo, azul y verde. Las gallinas pueden detectar también la longitud de onda del violeta, incluyendo el ultravioleta. Incluso tienen un receptor llamado doble cono, que se cree que les ayuda a detectar movimiento.

Pero lo que les permite ver tan bien los colores es la forma especial en que tienen ordenados los conos y su forma. Tienen la forma de una gota de aceite, lo que les permite filtrar sólo un rango particular de luz. Y si bien están distribuidos por toda la retina, nunca están juntos dos tipos de cono similares.

La forma ideal para para conseguir una muestra uniforme de color del campo visual.

Según especulan los investigadores, esta sensibilidad extra en los colores para las aves puede deberse a que sea una ayuda para encontrar pareja, lo que suele involucrar plumajes de colores vivos y variados. También puede servirles para alimentarse, ya que también suelen ser de colores vivos y variados los frutos que consumen.

Fuente: Livescience

Qué causa el déjà vu?

Escrito por Ángela Hermán en Ciencia General

Dejá vu

Si alguna vez has tenido la fugaz y misteriosa sensación de que algo nuevo – una ciudad o persona que estás viendo por primera vez – de alguna manera te es familiar, que has estado allí o lo conoces de antes, entonces, puedes contarte entre los que han experimentado un déjà vu. Normalmente es una breve sensación, que no dura más de 10 a 30 segundos, pero el 96% de la población afirma haber experimentado al menos una ocurrencia

“Déjà vu, un término francés que significa “ya visto”, es considerado como una desconexión o conflicto entre un objetivo que no es familiar y una sensación subjetiva de familiaridad”, dice Claire Flaherty-Craig, neurofisióloga que trata y pasa consulta en el Centro Médico Hershey. “Está siendo estudiado detenidamente en la epilepsia, donde los pacientes a menudo lo experimentan antes de un ataque. Las regiones del cerebro de la memoria están en el lóbulo temporal, y hay un área específica de vigilancia de la precisión de la memoria en el centro del lóbulo frontal. Estos pacientes que informan del déjà vu tienen ataques en el lóbulo temporal. El desencadenante real de esto en individuos sanos no se conoce exactamente, pero sabemos que se relaciona con las mismas regiones de la memoria y el área de vigilancia de la memoria”.

El concepto de déjà vu se conoce desde que el filósofo e investigador francés Émile Boirac acuñó el término en 1876. Defensor del fenómeno parapsicológico rápidamente lo explicó como una evidencia de vidas pasadas, aunque con anterioridad psiquiatras y psicólogos intercambiaron varias teorías para explicar este suceso: Sigmun Freud lo atribuyó a deseos reprimidos. Carl Jung sugirió que surgen de la escucha del inconsciente colectivo. Se han propuesto docenas de “causas” para el déjà vu durante muchas décadas, dice Flaherty-Craig, pero la mayoría se quedan por el camino cuando los investigadores aprenden más sobre el cerebro humano y los procesos cognitivos.

“Había una teoría de gran prestigio sobre la desconexión visual”, comenta. “Se pensaba que uno de los hemisferios del cerebro podría procesar la información visual primero y entonces la información retrasada llegaba al otro hemisferio y era procesada como memoria”. Sin embargo, los estudios recientes realizados en personas ciegas han cuestinado esta idea, y Flaherty-Craig comentó un caso donde una persona cciega informó de déjà vu relacionados con el oído, el tacto y el olfato.

Una creencia popular es que el déjà vu podría ser una acumulación de experiencias de la vida, pero la ciencia dice otra cosa, dijo Flaherty-Craig. “Estadísticamente ocurre más a finales de la adolescencia y la frecuencia de los episodios decrece con la edad”.

Ella misma nos ofrece una experiencia propia de déjà vu a principios de la edad adulta como un ejemplo.

“Tras mi graduación en la universidad, me tomé cinco semanas y fuí a hacer un viaje de senderismo por Irlanda. Cuando estaba en la costa oeste de senderismo un día, tuve una muy clara sensación, un extraño sentimiento de que ya había estado allí. Incluso podía imaginar qué aspecto tenía la tierra alrededor de la curva en el camino. Había descartado la idea de vidas previas y cosas parecidas a finales de mi adolescencia y fuí buscando explicaciones más científicas para el mundo, por lo que cuando tuve la experiencia, eso más o menos me hizo una creyente de que cosas como el déjà vu existían realmente”.


Autor: Dawn Stanton
Fecha Original: 11 de febrero de 2010
Enlace Original

lunes, 28 de septiembre de 2009

El cerebro es el sintonizador y el creador de la realidad

Nuestro conocimiento del mundo depende de las interacciones neuronales con el mundo exterior

Lo que conocemos como realidad es el resultado de una serie de interacciones entre los circuitos y trazas neuronales del cerebro y el mundo exterior. De esta interacción surge una sola representación mental o “realidad” de cada individuo en su particular universo, entre las potenciales realidades que se derivan de todas las posibles interacciones del cerebro con el entorno. De esta forma surge la metáfora del cerebro como sintonizador o detector/creador de realidad, si bien su capacidad para apreciar la “realidad total” es limitada porque depende de la cantidad de interacciones, directas o indirectas, que puede establecer nuestro cerebro con el mundo exterior o Todo. Por Oscar Antonio Di Marco Rodriguez.

Foto: MikeBlogs
La metáfora del cerebro como un “sintonizador” o detector/creador de “realidad” es solo eso: una metáfora o analogía que busca explicar con un ejemplo electromecánico bastante simple, conocido e ilustrativo, el funcionamiento de esa maquina tan compleja que es el cerebro.

La similitud sería la siguiente:

1º Etapa: captación de señal.
Es la interacción, descrita a nivel cuántico, de cada experiencia entre el mundo o medio ambiente que nos rodea (el “Todo” o the “Wholeness”) y nuestro Sistema Nervioso Central (cerebro/sintonizador; the “Tuner”), en particular nuestros diferentes sentidos que actúan como antenas.

2ª Etapa: transmisión de la señal
Se conforma una traza neuronal o circuito propio de esa experiencia, que se transmite por la red neuronal, como en el conductor metálico de un sintonizador, salvando la diferencia de características orgánicas en lo que respecta a la generación de potenciales de acción, sinapsis, etc vs. diferencias de potencial eléctrico.

3º Etapa: registro y memoria.
Según la experiencia de que se trate (ruidos, luces, olores, etc. vs. ondas electromagnéticas de diferente frecuencia, amplitud, TV, radio, telefonía, etc.), los circuitos y tratamiento de la señal recorrerán diferentes trazas o caminos neuronales, para ser procesadas en diferentes sectores demoduladores: cerebelo, amígdalas, hipocampo, encéfalo, etc., vs. parlantes, tubos de rayos catódicos, etc.), quedando registros de estos cambios (memorias de corto y largo plazo vs. grabadoreselectromecánicos)

4ª Etapa: acciones eferentes
Según el tipo de experiencia se producirán, en los diferentes sectores demoduladores, diferentes acciones emergentes (movimientos, pensamientos, etc, en el cerebro, vs. sonidos, imágenes, etc, en el sintonizador)

Captar y transmitir

Podemos decir entonces que las terminales nerviosas de nuestros sentidos son las encargadas de captar (al modo que lo haría la antena de un sintonizador) y transmitir (al modo que lo harían los conductores de un sintonizador) las señales codificadas con la correspondiente información desde el objeto -algo o parte del “Todo” (the “Wholeness”) exterior-, hasta diferentes zonas del cerebro, en forma de cadenas de procesos electrobioquímicos llamados: impulsos nerviosos, sinapsis, potenciales químicos, electroquímicos, neurotransmisores, etc, procesos bastante bien conocidos, basados esencialmente en interacciones electromagnéticas de alguna manera parecidos o similares – potenciales químicos versus potenciales eléctricos - a como circulan las corrientes eléctricas en los conductos de los sintonizadores.

Finalmente, esas señales son transportadas a distintos sectores del cerebro (cerebelo, hipocampo, amígdalas, senos o lóbulos frontales, hemisferios derecho e izquierdo, etc.), formando trazas o circuitos únicos de cada experiencia, las que funcionando coordinada e integralmente se transforman en conciencia, memorias, conocimiento, consciencia y eventualmente distintas acciones como manifestación eferente o nuevas propiedades “emergentes”, en modo equivalente, aunque mucho más complejo, en que las ondas electromagnéticas e invisibles del “éter” (espectro de radiaciones electromagnéticas) se transforman en determinadas y precisas ondas de presión de aire (sonidos de radio) u otro tipo de radiación lumínica codificada y visible (imágenes de TV) en los diferentes tipos de sintonizadores.

Representación mental

Según el filósofo y experto en neurociencias Daniel C. Dennett, de las interacciones entre los circuitos o trazas neuronales del cerebro - cada uno de ellos perfectamente naturales e inconscientes - “emerge” una sola representación mental (en un primer paso la conciencia animal básica que compartimos con diferentes matices, con todos los demás seres vivos y en una segunda etapa, mediante la intervención de los lóbulos frontales, la corteza, etc., obtenemos la consciencia, prácticamente exclusiva de los humanos) o “realidad” de cada individuo en su particular universo, entre las muchas – ¿infinitas? - posibles o potenciales “realidades” que derivan de las infinitas posibles o potenciales interacciones del cerebro/sintonizador (the “Tuner”) con el “Todo”(the “Wholeness).

Si interpreté correctamente a Dennett en su último libro “Dulces Sueños” (Editorial Katz), él parece decir que de las interacciones entre las trazas o circuitos neuronales formados por las distintas experiencias vivenciales a partir de la concepción – repito, cada una de ellas perfectamente inconcientes e involuntarias – mediante una especie de asamblea política o fama, surge o “emerge” un consenso en tiempo real que se transmite hasta el nivel conciente en todos los organismos vivos y luego de pasar por los lóbulos cerebrales, hasta el nivel consciente en los humanos.

Y esa es la “realidad” de cada individuo, quedando otras asambleas neuronales, que no logran similar consenso y permanecen como perdedoras a nivel inconsciente, sin alcanzar la conciencia ni la consciencia, pero con la capacidad de cambiar de estatus según se alteren algunas de las condiciones de la interacción, tanto internas como también cerebro/ medio ambiente (the Tuner/the wholeness), en cuestión.

Modelo biológico

Este proceso es fácil de identificar si analizamos lo que sucede en el proceso de crecimiento de cualquier ser vivo:

Al momento de nacer solo contamos solo con los reflejos básicos que nos permiten sobrevivir – que no son pocos, ni menos sencillos -, así tenemos en los humanos los mecanismos respiratorios, las funciones cardíacas, digestivas, la succión propia de los mamíferos, etc., etc.

En esos momentos, si bien abrimos los ojos, no interpretamos lo que vemos, ni entendemos lo que nos dicen, ni somos capaces de coordinar el menor de los movimientos, etc., etc., pero poco a poco. con el pasar del tiempo y de las experiencias, en forma totalmente inconsciente o automática o involuntaria, vamos tomando paulatina conciencia de lo que nos rodea , al principio torpemente, con mas errores que aciertos, pero siempre – salvo problemas ajenos a nuestra voluntad, como accidentes o enfermedades no atribuibles a nuestro albedrío o “free will” – mejorando nuestra perfomance hasta llegar luego de años a integrarnos debidamente a la vida de los adultos en nuestra comunidad.

Es en todo este proceso donde creo que cabe muy apropiadamente la explicación de Dennett.

Si un cerebro no cuenta con experiencias anteriores, ¿de que manera evalúa como proceder a continuación?: evidentemente, todo el conocimiento anterior, todo lo cultural, toda la nueva estructura neuronal conformada paulatinamente sobre la estructura cerebral innata (con todos sus aciertos, errores, accidentes o anomalías propias) por la experiencia cotidiana, es la base de nuestro comportamiento…ahora y siempre.

El cerebro es el que decide

A esto habría que agregar recientes investigaciones de los especialistas en neurociencias y comportamiento humano: el Dr Benjamín Libet (Chicago, Illinois, 12 de abril de 1916 - 23 de julio de 2007) destacado neurofisiologista americano, el Dr. Wolf Singer, Director del Instituto Max Planck de Investigaciones sobre el Cerebro, Frankfurt, Alemania, y otros que demostraron que el cerebro toma las decisiones en aproximadamente unas dos o tres centésimas de segundo antes de la toma de consciencia que se produce en el hemisferio correspondiente.

O sea, en coincidencia con lo expresado en el párrafo anterior: el proceso que se manifiesta o conoce como “free will” o propia voluntad, se concreta a partir de un modo absolutamente material, natural y podríamos decir automáticamente por interacciones neuronales.

Cada una de estas interacciones neuronales son inconscientes e involuntarias en sí mismas, como por ejemplo: la generación de neurotransmisores (distintos tipos de sustancias bioquímicas como la noradrenalina, la acetilcolina, la dopamina, las encefalinas, las endorfinas, etc.) que se forman en las sinapsis de interacción entre las neuronas por acción de las señales electroquimicabiológicas recibidas en la red neuronal desde el entorno exterior.

Estas señales generan a su vez diferentes potenciales de acción, que son los que finalmente disparan las acciones “emergentes” que describen los últimos experimentos científicos: memes, ideas, movimientos, pensamientos, sentimientos y todo lo que somos capaces de decidir (¿se arriesga a decir “voluntariamente”?

Perspectiva cuántica

Craso reduccionismo sería suponer que cada interacción comienza y termina en cada experiencia, situación, medición u observación consciente y particular que nuestros limitados sentidos nos permiten apreciar, sin considerar las restantes e infinitas influencias externas al suceso en cuestión, que por su pequeñez no son tenidas en cuenta en el nivel de análisis cotidiano o macroscópico, pero que la Física Cuántica se encarga de señalarnos que existen y son justamente estas pequeñísimas diferencias o diferenciales, con su indeterminación e incertidumbre asociada, lo que nos permite escapar del reduccionismo absoluto que el sentido común parecía indicarnos en un primer análisis.

Quizá a esto se refería David Bohm cuando dividía el orden total en explícito e implícito. Justamente todo lo que escapa a nuestra percepción directa e indirecta actual constituye lo que apropiadamente conocemos históricamente como el “mas allá” de nuestros antepasados, desde la furia de los cielos y el firmamento, hasta las actividades de las partículas virtuales que parecen emerger mágicamente del vacío por desconocidas fluctuaciones cuánticas .

La extremada complejidad del ser humano (recomiendo enfáticamente la lectura de D. R. Hofstadter, en su maravillosa obra: “Escher, Godel y Bach, un grácil y eterno bucle”) impide llevar la metáfora más allá de esos primeros pasos o interacciones propuestas y menos suponer que el complejo comportamiento humano pueda explicarse sólo por esos primeros niveles de interacción elemental.

Cerca de quince mil millones de años - por solo mencionar el período conocido o pretendidamente conocido de la evolución de nuestro universo – ponen su sello en cada versión genética que nos toca en suerte y las posteriores e infinitas interacciones con el medio ambiente, con su acopio permanente y constante de nuevas “propiedades emergentes” a cada nivel de interacción, vuelven ilusoria esa pretensión.

Cerebro y sintonizador electromecánico

También se objeta la parábola o metáfora del sintonizador electromecánico respecto al cerebro (ojo, incluyo en esta metáfora todo el Sistema Nervioso Central o SNC), argumentando que un sintonizador de esta especie no produce novedades, no inventa nada a diferencia de lo que sí hace nuestro SNC, pero debo aclarar que, en el caso de mi metáfora/ artefacto, se trata de un sintonizador biológico que al modo de los cerebros/sintonizadores de cualquier animal primitivo, se la han apañado bastante bien para – con sus procesos absolutamente biológicos – “inventar” sus sucesores más evolucionados, creando por evolución natural la emergencia de nuevas versiones o réplicas de si mismos, surgidas azarosamente mediante mutaciones que luego la indiferente selección natural se encargó de mantener vigentes durante un lapso que fue función de otras mas azarosas aún circunstancias externas a ese organismo.

Muchas y diferentes especies evolucionaron con mayor o menor éxito en la conocida historia de nuestro planeta, casi podríamos decir que lo hicieron sin pena ni gloria. Sin embargo, estaríamos siendo bastante injustos con la trascendencia de cada espécimen que existió en nuestro pasado, ya que si hemos de creer en los infinitos derroteros que nos propone la TC (teoría del caos) y las consecuencias de lo que conocemos como “efecto mariposa” (el aleteo de una mariposa en Sumatra puede producir un tifón en el océano atlántico), es posible pensar en la “necesidad” de cada partícula que existió y existe en esta versión del universo que compartimos Ud y yo.

Cuando digo biológico quiero significar todo el acervo ancestral que la evolución fue produciendo caso por caso, paso por paso, siempre en cumplimiento estricto de leyes naturales, partiendo del magma original y que está plasmado en cada partícula de semen o de óvulos que contiene toda la información codificada para producir, nuevamente: mediante interacciones entre ellos y también con el medio o entorno que los rodea, no sólo el cuerpo de sus descendientes y sus características, sino también el comportamiento de todos sus descendientes, los descendientes de sus descendientes y todos los descendientes de los descendientes de sus descendientes, obviamente en interacción permanente con su medio ambiente y sujetos también a las sucesivas mutaciones y el proceso selectivo de la evolución desde el magma primigenio a los primeros átomos, a las bacterias, pasando por las pulgas, los monos y de estos a los seres humanos.

Memoria activa

Complementariamente y quizás como una esperanza nada desdeñable, debemos agregar que los seres humanos no acumulan pasivamente datos en su memoria.

Continuamente, y sin saber exactamente como o porqué, los cerebros de los individuos no se conforman con “lo que es” o “lo que hay” que nos brinda la tarea neuronal comparativa entre la nueva información que llega y la ya existente en nuestros registros, porque no podemos captar realmente que “es” sin tratar de ir natural e inconscientemente, más allá, planteando inéditas e hipotéticas alternativas que no parecerían estar siempre justificadas como plausibles cursos de acción voluntaria. Será algún mecanismo similar a la “selección natural” darwiniana la encargada de dirimir en cada individuo la mayor o menor factibilidad de cada una de ellas entre los infinitos universos posibles.

Queda claro entonces que no pretendo explicar el comportamiento humano como exclusivo producto de las interacciones entre partículas subatómicas conocidas, sino en todo caso observar y destacar que este nivel de relaciones es el más elemental que permiten los conocimientos actuales de la humanidad y que dejan abierta la sospecha de:

a) la posible o potencial existencia de una “realidad” más profunda de la naturaleza que nos muestra la increíble TC, a la cual todavía aún no hemos accedido o comprendido en plenitud, y

b) una creciente complejidad evolutiva en las interacciones nivel por nivel (átomos, moléculas, células, etc, etc.) con propiedades novedosas (emergentes) en cada uno de ellos, e imprevisibles según los datos y conocimientos disponibles en el nivel anterior.


Watch Over me. Stonethestone
Conciencia y conocimiento

En síntesis, espero aportar un mecanismo de explicación metafórica de cómo surge la conciencia y el conocimiento en los seres vivos, así como finalmente también la consciencia en los humanos, producto de interacciones que se presentan en este, nuestro universo, como parte de una naturaleza mayor – el “Todo” (the Woleness) - a la que vamos conociendo a medida que evolutivamente interactuamos con ella.

No aventuro juicios sobre finalidades o teleologías desconocidas y menos sobre comportamientos de individuos tan complejos como somos los seres humanos. Sólo pretendo llamar la atención sobre el hecho irrefutable de que el actual alcance de nuestros conocimientos no presentan otros mecanismos ontológicos que justifiquen fanatismos de ninguna clase y sí, en cambio, una mayor humildad.

Creo firmemente que muy difícilmente la ciencia nos dé todas las respuestas sobre la naturaleza de las cosas, la “realidad” y nuestra relación con ella, pero tengo la esperanza que la evolución nos lleve por ese interesante camino, en tanto mantenga el valor de la duda como elemento generador de impensadas y justificadas emergencias y evite el paralizante estigma del dogma.

En la compilación del texto he intentado mantener un desarrollo cronológico de cómo surgen en los humanos las crecientes facultades cognitivas, hasta la aparición de la consciencia como fenómeno emergente inédito (quizá entre otras causas, por el crecimiento en tamaño y funcionalidad del cerebro, nuevas estructuras o posiciones de huesos como el eoides, el esfenoides que permitieron la aparición del lenguaje simbólico y este las abstracciones, etc.) en nuestro universo conocido.

Lenguaje y realidad

Tan rápido es el continuo avance de la evolución y el conocimiento del funcionamiento de nuestro cerebro, que en la misma mañana que estoy revisando el manuscrito original de este resumen, recibo, también por Internet en la página “Tendencias Sociales”, la información de un artículo o comunicado de la Universidad de Chicago, donde se informa que estudios realizados por varios investigadores de esa Universidad y la de Berkeley, California , parecen demostrar y confirmar que el lenguaje que hablamos afecta nuestra percepción de la realidad y en particular lo que percibimos en la mitad derecha del campo de percepción.

Esto que a primera vista parece algo increíble, cobra sentido cuando pensamos que el procesamiento del lenguaje se realiza preponderantemente en el hemisferio izquierdo del cerebro que como sabemos es el que recibe directamente la información del campo visual derecho.

Las pruebas experimentales realizadas muestran claros indicios de la participación del lenguaje en la interpretación de la “realidad” que ven los individuos de diferentes culturas estudiados.

Ampliando esta flamante información, digo entonces que es posible sospechar que la “realidad” que hoy conocemos puede no ser todo lo que existe, que pueden existir otros elementos del Todo (the “Wholeness”) (para nuestro presente: año 2009 dC) que aún no han interactuado con nuestros sentidos, quizás por no requerirlo hasta el momento nuestra rama evolutiva- al menos la versión que escribe hoy este texto: yo, y Ud. que lo está leyendo en este momento - y por lo tanto no se han incorporado a nuestro conocimiento y especulaciones actuales.

Por ejemplo, hay candidatos a emerger próximamente, aunque parciales y quizás sólo válidos para nuestro universo, que se han perfilado fuertemente entre los astrónomos, físicos y cosmólogos en estos últimos años.

Uno es la enigmática “masa oscura”, que algunos cálculos sitúan entre 4 y 5 veces la suma de toda la masa conocida (bariónica), como factor y valor necesario para que “cierren” ciertos números de lo que se conoce como “Modelo Estándar” y también la “energía (?) oscura” responsable del movimiento aparentemente acelerado con que se expande el universo conocido, que casi cuadriplica el valor de las dos masas mencionadas anteriormente.

Aumento de capacidad

Digo también que el hombre reconoce sólo una parte del “Todo”, porque es obvio y evidente que constantemente, día a día, se agregan cosas a su “realidad”, a su conciencia, su consciencia y al conocimiento general, en un proceso evolutivo que ya - casi - nadie discute a pesar de las dudas sobre su origen.

Sobre este presumido aumento permanente de nuestra capacidad de comprender la naturaleza, de “sintonizar” el “Todo”, cabe – entre otras - una reflexión curiosa, enigmática o paradojal, que podemos resumir en un comentario contradictorio a primera vista.

Parecería que cuanto mas conocemos del “Todo” más aumenta nuestra ignorancia, o expresado de otra forma: por cada respuesta que obtenemos a una pregunta, surgen varias nuevas preguntas, u otra forma extrema de expresarlo: a medida que se amplía el campo de nuestros conocimientos, nos damos cuenta que lamentablemente es mayor aún el horizonte de nuestra ignorancia..., de allí mi duda sobre lo que podemos presumir.

Algo similar, pero dicho en otra forma, a lo que expresaba el filósofo aleman Karl Popper cuando decía: Nuestro conocimiento es finito, nuestra ignorancia no.

Empleando una expresión de nuestro argot o lunfardo futbolero: “la evolución nos corre permanentemente el arco”... y esto realmente causa un cierto escozor. Podemos entonces completar el pensamiento de K. Popper agregando que si bien nuestro conocimiento es finito, por el momento el mismo es creciente y parece no tener límites.

Sabemos por propia experiencia que existe al menos un universo - el nuestro - formado en la singularidad que conocemos como “Big-Bang” y que evolucionó, entre otras emergencias, hasta uno de esos tipos de fenómenos con conciencia, consciencia y conocimiento de una parte del “Todo”, que identificamos como ser humano, homo Sapiens Sapiens, hombre, en fin, nosotros, los “sintonizadores” de parte o fracción del “Todo”con la que, entre otras interesantes cosas, conformamos algo que definimos como la “realidad” y somos (quizá solo en parte) conscientes de ello.

La “realidad” que conocemos, que percibimos y aceptamos como tal, la “realidad” del universo físico, es experimentada y reconocida por nosotros a través de varios conductos: vemos algo con nuestros ojos, oímos algo con nuestros oídos, olemos algo con nuestra nariz, tocamos algo con nuestras manos o el roce de nuestra piel, y luego que estas diferentes señales, interacciones elementales o cadenas de interacciones con el mundo exterior, son procesadas en alguna parte y forma por nuestro cerebro/sintonizador, decidimos que hay, conocemos, sentimos, o sabemos “algo”; en síntesis: con ese tipo de experiencias y otras similares vamos conformando la “realidad”.

Interacción sensorial

No hay evidencia científica alguna sobre ninguna otra clase de interacción elemental de nuestro cerebro con el mundo que nos rodea; hablando seriamente no se ha demostrado, a pesar de lo mucho que se ha buscado, la existencia de ninguna forma de comunicación extrasensorial, telepatía, o esoterismos similares, que en caso de existir también se tratarían de interacciones.

Es decir, científicamente hablando, son solamente nuestros sentidos los que interaccionan con algunos elementos del mundo exterior o medio ambiente que nos rodea, generando determinadas señales que transmiten a nuestro cerebro; pero de la única forma que conocemos y somos conscientes de ese “algo” u objeto externo, es a través del posterior procesamiento neural (o mental, si Ud. prefiere) de esas señales en el interior de nuestro cerebro/sintonizador.

Conviene reiterar y resaltar que si bien nuestros sentidos reciben desde el mundo exterior diferentes tipos de señales: ondas/fotones de luz en nuestros ojos, ondas de sonido o vibraciones del aire en nuestros oídos, vapores, gases o suspensiones aéreas de moléculas en nuestra nariz, soluciones líquidas en nuestra boca y lengua o contactos de nuestra piel con diferentes cuerpos y superficies, etc, etc, ninguna parte, “partícula” u onda de esos cuerpos, substancias, objetos, o cosas externas, ni una brizna, ni una imagen, ni un sonido o un olor, ningún átomo o molécula alguna del objeto exterior , llega como tal directamente a nuestro cerebro/sintonizador.

Sólo se trata de interacciones, una cadena de interacciones electrobioquímicas a lo largo de los conductos de nuestro SNC, que obviamente incluyen el nivel cuántico con toda su parafernalia de incertidumbres e indeterminaciones.

Así el sonido, los olores, los sabores, los colores, etc, etc, tal y como los percibimos, no existen en el mundo exterior a nosotros, son interacciones del medio ambiente exterior con nuestros sentidos, llamémosle percepciones y sensaciones – por ejemplo los qualia - que se concretan y reconocemos como tales en nuestro interior, en una sucesión o cadena de interacciones de tipo electrofisicobioquímicas de transmisores, diferencias de potencial, sinapsis, generación de neurotransmisores y otros muy específicos fenómenos - en última instancia todos ellos físicoquímicos - en serie, en paralelo y quizás holograficamente, conformando nuestra conciencia y posterior consciencia, al interactuar las ondas/ partículas (ondas de presión de aire, radiaciones de materia y/o energia, distintos átomos y moléculas, etc, etc) de ese mundo o medio ambiente exterior, con los correspondientes terminales nerviosocuánticas de nuestros sentidos.

Niveles neuronales cuánticos

Si bien es mucho lo que han progresado las neurociencias en la comprensión de este fenómeno, todavía falta recorrer un largo camino para decir que conocemos todos los detalles de este mecanismo, pero ya no caben dudas de que la actividad neuronal y sus consecuencias tienen o admiten una explicación racional que incluye los niveles cuánticos de interacción y las consecuentes indeterminaciones, solapamientos e incertidumbres.

Hay todo un sustrato o correlato físico que se va especificando cada día mas a través de la evolución del conocimiento científico, que relaciona la actividad mental, nuestras abstracciones, pensamientos, sentimientos y sensaciones, con determinados elementos concretos del cerebro.

Como lo expresa más espiritualmente pero con el mismo razonamiento, el ya mencionado y conocido químico suizo de Laboratorios Sandoz, Dr. Albert Hoffman (descubridor casi accidental del LSD y explorador de lo que hoy se conoce como “estados alterados de conciencia”):

......Siempre tenemos un impulso exterior, quizás químico si comemos algo, y esta química en mi interior produce un impulso que llega hasta el cerebro y mi mente dice: "dulce, dulce...". Así, toda esta conexión entre el mundo material y el espiritual sucede en nuestro cerebro, en los centros del cerebro. Hasta ahí podemos reseguir las ondas energéticas que vienen del exterior... pero ahí empieza el mundo espiritual porque, por ejemplo, el sonido no existe en el exterior, allí sólo existen vibraciones de aire, el sonido tal y como lo percibimos es espiritual, lo mismo con los sabores y las imágenes...”

Nada, absolutamente nada, del mundo exterior a nosotros, ni ondas ni partículas, entra o es procesado o interacciona en forma directa con nuestra mente o cerebro, sólo se trata de la transmisión y procesamiento de codificadas señales electrobioquímicas específicas y bastante bien conocidas, producto de las interacciones de nuestro sistema sensorial (el sintonizador) con una parte discreta del mundo ó medio ambiente exterior (el algo, fracción o parte del Todo) ..., de nuevo: sólo una cadena de interacciones, natural, genética y ontológicamente predeterminadas, pero expuestas también naturalmente a las por el momento indeterminadas y superpuestas variaciones aleatorias que nos proponen las fluctuaciones cuánticas.

Realidad virtual y artificial

A tal punto ha llegado el conocimiento de las dos primeras etapas de este proceso, que ya la cibernética nos subyuga con sus posibilidades de “realidad virtual”, que poco o nada tiene que ver con objetos concretos del medio ambiente exterior, sino que son simplemente señales artificiales que imitan y reemplazan al proceso natural en dichas etapas.

También en algunos centros médicos, son operaciones cotidianas los implantes cocleares donde un mazo de electrodos son conectados directamente al cerebro para remedar la audición del individuo afectado por cierto tipo de sordera y similares esfuerzos se están realizando para lograr la visión artificial o, en el sentido eferente, lograr mover objetos con el pensamiento a través de circuitos eléctricos conectados directamente o vía inalámbrica entre el cerebro y algún tipo de robot, una vez codificadas las señales motoras desde el cerebro del individuo.

En síntesis, para obtener nuestra “realidad” (ya sea esta concreta o virtual), lo único que necesitamos es recibir la correspondiente señal codificada para ser procesada en los diferentes sectores de nuestro cerebro. De estar este funcionando correctamente (sinapsis, potenciales, neurotransmisores, etc.), obtendremos conciencia de dicha experiencia como es el caso de cualquier animal, pero gracias a los lóbulos frontales, temporales, la corteza cerebral y sus diferentes áreas (Wernike, Brocca, etc) exclusivos de nuestra especie, obtendremos también consciencia, debido a una interacción electrobioquímica posterior y redundante, con la posibilidad no sólo de generar como respuesta movimientos y acciones eferentes, sino que además surgen ideas, conceptos, memes, etc. a través de interacciones neurales redundantes o los diferentes correlatos fisicoquímicos correspondientes (verdaderos circuitos o conjuntos de circuitos claramente expuestos mediante resonancia magnética funcional y otros modernos dispositivos de detección) a cada caso, que las ciencias neurobiológicas se empeñan afanosamente en descifrar por estos días.

Resumiendo, podríamos decir o pensar que nuestro cerebro – o nuestra mente, si lo prefiere – nos engaña, nos presenta una “realidad” cuestionable, por decir lo menos; sin embargo creo que seríamos más justos si aceptamos que nuestra capacidad de apreciar la “realidad total”(el Todo, the Wholeness o los infinitos Universos Paralelos) es limitada, está acotada por la capacidad de las interacciones, directas o indirectas, que puede establecer nuestro cerebro - mente o SNC, si Ud. prefiere – con ese Todo o Wholeness exterior a nosotros.

Hoy sabemos que hay sonidos que no podemos escuchar, partículas u ondas que no podemos ver, olores que no podemos percibir, sabores que no podemos gustar, etc. etc., así como un sintonizador de radio es incapaz de “percibir” las señales de TV o de telefonía móvil y viceversa.

Como diría nuestro inefable y ex - gran tenista Gastón Gaudio: “es lo que hay”…paciencia.

Ah , mente es el concepto o palabra que representa lo que hace el cerebro.

martes, 8 de septiembre de 2009

Un diabólico invento francés

"Querer fijar fugaces espejismos, no es sólo una cosa imposible, tal y como ha quedado probado tras una investigación alemana concienzuda, sino que desearlo meramente es ya una blasfemia. El hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, y ninguna máquina humana puede fijar la imagen divina".

(Der Leipziger Stadtanzeiger, periódico alemán del siglo XIX, acerca de un reciente invento francés: la fotografía. Lo cita Walter Benjamin en Pequeña historia de la fotografía)

Un diabólico invento francés

"Querer fijar fugaces espejismos, no es sólo una cosa imposible, tal y como ha quedado probado tras una investigación alemana concienzuda, sino que desearlo meramente es ya una blasfemia. El hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, y ninguna máquina humana puede fijar la imagen divina".

(Der Leipziger Stadtanzeiger, periódico alemán del siglo XIX, acerca de un reciente invento francés: la fotografía. Lo cita Walter Benjamin en Pequeña historia de la fotografía)

domingo, 30 de agosto de 2009

La realidad es un acuerdo

La realidad es un acuerdoLa base de nuestra formación y disciplinamiento cultural ha consistido en un contrato social, en el que concordamos en descripciones específicas. Desde que nacemos nos sometemos a un proceso de enculturización que, implacablemente actúa sobre nosotros como un proceso de normalización disciplinaria que empieza en la relación que entablamos con nuestros padres, los medios de comunicación y las instituciones educativas y la sociedad en general.

Lo que llamamos “la realidad”, con frecuencia no es otra cosa que descripciones concurrentes sobre las que todos coincidimos producto de ese proceso. Todo sistema racional se funda en premisas fundamentales aceptadas a priori, aceptadas porque fueron impuestas, aceptadas porque sí, aceptadas porque a uno le gustan, por comodidad o porque simplemente las aceptamos. Los niños reconocen al mundo con pocas percepciones conceptuales, hasta que les enseñamos a ver las cosas de forma tal que correspondan con la descripción en la que todo concuerda.

Pareciera que crecer necesariamente implica aprender una descripción del mundo machacada en nuestras cabezas por nuestros padres, maestros, amigos, la escuela, los medios de comunicación, la costumbre, etc. …

La realidad así se convierte en un acuerdo que, porqué no, puede asentarse en una cadena de falsedades sobre las que se asiente el status quo.

El mundo que ese acuerdo de la razón quiere sostener, es un mundo creado por una descripción y sus reglas (dogmáticas), las cuales aprendemos a aceptar, resguardar y defender a rajatablas, sin cuestionar. Así, la sociedad se sostiene en una visión acordada, que por su propia construcción, nos consagra el acceso a fragmentos y trozos dispersos de la realidad. ¿Te acordás de la caverna de Platón? Esa cueva es la matriz mental que nos impone la cultura que nos moldea. Te preguntaste alguna vez ¿quién se beneficia de todo esto?

Desde ese acuerdo tácito, no hemos sido aún capaces de comprender la totalidad que nos circunda, ni de vernos como responsables de la propia realización del mundo. ¿Por qué sucede esto? ¿Por qué no percibimos esa mecanicidad que nos mueve? ¿Por qué nos atamos a una forma de pensar que, cuando reflexionamos, encontramos inviable, incoherente y carente de toda posible sostenibilidad? ¿Se puede trascender esa matriz cultural que nos tiene amordazados? ¿Se podrá cambiar ese acuerdo tácito que la mayoría asumimos como realidad? ¿Cuál es la masa crítica de gente que se necesita para que ello ocurra? ¿Es posible pegar el salto cuántico que nos permita realizar un cambio verdadero en el ser humano se beneficie del desarrollo y no al revés? De eso se trataría el verdadero cambio de paradigma que me gustaría testimoniar. Bueno, como siempre me quedo con más preguntas que respuestas.