Lunes 28 de Junio de 2010 | Científicos ingleses demostraron que las personas imaginan sus manos un 70% más gordas de lo que son, y los dedos, un 35% más cortos "Lo conozco como la palma de mi mano" es una frase que se suele utilizar para dar confianza acerca del propio conocimiento sobre un tema o asunto; pero según los resultados de una reciente investigación hecha en el Instituto de Neurociencias Cognitivas perteneciente al University College London, parece que en realidad debería significar exactamente lo contrario. Porque la autopercepción de las manos como parte del cuerpo, según dicen estos científicos ingleses, es bastante distorsionada respecto de las reales dimensiones espaciales de las extremidades inferiores.
Parece ser que el cerebro se forma un modelo altamente distorsionado del cuerpo, y en especial de las manos. El estudio, publicado en la revista "Proceedings of the National Academy of Sciences", se orientó a la representación de la mano por parte del cerebro y halló lo que consideran una marcada tendencia a pensar que las manos son más cortas y gordas que la forma real. ¿Cuál sería la razón? Según los investigadores Patrick Haggard y Matthew Longo, se debe a la forma en que el cerebro recibe la información de las diferentes regiones de la epidermis.
Constante
A un centenar de participantes del estudio se les cubrió la mano izquierda y se les pidió que las colocaran con la palma hacia abajo. Luego se les pidió que localicen y señalen los nudillos y extremos de los dedos de la mano cubierta según los percibían. Una cámara superior registró los lugares que los participantes señalaron, que fueron agrupados por los investigadores para reconstruir el modelo de la mano representado, que resultó ser bastante diferente de la ubicación real. Estas distorsiones, explican los autores del estudio, fueron constantes entre los participantes. Estos estimaron que sus manos eran aproximadamente un 70% más gruesas que lo que son en realidad y que los dedos son un 35% más cortos que las medidas reales. Longo supone que la distorsión puede aplicarse a otras partes del cuerpo"
Mediante estos experimentos, los investigadores buscan establecer la forma en que el cerebro conoce la ubicación espacial de todas las partes del cuerpo aun sin verlas, habilidad que se conoce como propiocepción. Lo que suponen en su modelo es que la información, en este caso proveniente de las extremidades, se transmite al cerebro por medio de pequeñas fibras musculares, surcadas por nervios que informan sobre la longitud del músculo.
Las señales
Aplicando un modelo mecanicista del cuerpo, los científicos creen que la propiocepción requiere de dos clases distintas de señales de información. El cerebro recibe señales de las articulaciones y músculos, de importancia vital en la propiocepción, pero también necesitaría un modelo de la forma y tamaño de cada parte del cuerpo. Por ejemplo, para saber la ubicación del extremo de un dedo en el espacio, el cerebro necesitaría "saber" qué ángulos existen en las articulaciones en el brazo y la mano, al igual que la longitud del brazo, mano y dedo. "Por supuesto que sabemos el aspecto de nuestra mano y nuestros participantes fueron muy precisos en reconocer una foto de sus propias manos entre varias fotos con numerosas distorsiones en la forma. Existe una imagen visual clara del cuerpo también, pero no parece usarse para la propiocepción", dijo Longo.
El cerebro emplearía señales provenientes de articulaciones y músculos para evaluar forma y tamaño de cada parte corporal. Los investigadores sugieren que el modelo distorsionado se debe a que el cerebro experimenta de manera particular los estímulos nerviosos provenientes de la piel: existen regiones de alta sensibilidad de la piel, como las puntas de los dedos, que ocupan importantes áreas del cerebro e influyen en el tamaño relativo que el sujeto percibe de las distintas partes del cuerpo.
"Estos hallazgos bien podrían ser importantes para las condiciones psiquiátricas que involucran la imagen del cuerpo, tales como la anorexia nerviosa, dado que puede existir una tendencia general a percibir el cuerpo más grande de lo que es", opinó Longo. Tal vez anden tras esa pista, pero es prematuro afirmarlo: si quieren demostrar la validez de sus hallazgos para el campo de los trastornos alimentarios, deberán realizar experiencias más específicamente dirigidas en ese sentido.
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