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lunes, 17 de enero de 2011

EL TEMOR DE SER EL BLANCO DE LA ENVIDIA NEGATIVA DE OTROS NOS HACE SER MAS GENEROSOS CON ELLOS

Psicología
Viernes, 14 de Enero de 2011 08:52

Es bueno tener éxito. Pero también puede hacer que nos preocupemos por la posibilidad de convertirnos en el blanco del odio de personas envidiosas. Una nueva investigación desvela que el miedo a ser objeto de envidia negativa nos hace actuar de modo más generoso hacia aquellas personas de las que sospechamos que pueden estar comenzando a odiarnos por la envidia negativa que despierta en ellas nuestro éxito.

En una investigación previa, Niels van de Ven de la Universidad de Tilburgo y sus colegas Marcel Zeelenberg y Rik Pieters comprobaron que la envidia se presenta bajo dos formas: la positiva y la negativa. Ellos estudiaron personas que mostraban estos dos tipos de envidia y descubrieron que en los individuos con envidia positiva este sentimiento les incitaba a esforzarse para superarse a sí mismos, es decir a hacer mejor las cosas de modo que pudieran parecerse más a las personas que ellos envidiaban. Por otra parte, también comprobaron que las personas con envidia negativa deseaban socavar el éxito de la persona exitosa a la que envidiaban. Van de Ven y sus colegas se preguntaron cuál sería la experiencia para las personas que se sienten objeto de envidia negativa.

En antropología se considera que si alguien nota que la gente de su entorno le envidia de manera negativa, tenderá a actuar de modo más sociable en lo sucesivo, con el fin de intentar apaciguar a las personas envidiosas, haciendo cosas como compartir un pedazo grande de carne cuando come, por ejemplo. Los autores del nuevo estudio querían averiguar si este fenómeno antropológico también se manifestaría en el laboratorio, con personas de una sociedad moderna y acomodada.

En los experimentos, van de Ven y sus colegas hicieron que algunas personas creyeran que otros las iban a envidiar negativamente, al decirles que recibirían una recompensa de 5 euros, a veces merecida por la puntuación que les dijeron que habían alcanzado en una prueba, y en otras ocasiones inmerecida. Los investigadores imaginaron que la recompensa merecida provocaría envidia positiva, mientras que la inmerecida provocaría envidia negativa. Entonces se pidió a los agraciados por la recompensa que aconsejasen lo mejor posible a una persona potencialmente envidiosa.

Las personas que tuvieron razones para pensar que eran objeto de envidia negativa tendían a emplear más tiempo en aconsejar a sus rivales que las que eran objeto de envidia positiva.

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