|   En términos generales, los humanos y muchos otros animales  mantenemos sin dificultad nuestro sentido del equilibrio en el entorno  tridimensional que nos envuelve. Además de valernos del sistema  vestibular, nuestros movimientos a menudo reciben ayuda de la vista.  Cada movimiento provoca que el entorno se mueva de una manera  característica ante nuestra mirada.   Foto: Max Planck Institute of Neurobiology / Schorner   Sobre la base de este "flujo óptico", las neuronas calculan el movimiento propio del organismo.
   Unos científicos en el Instituto Max Planck de Neurobiología han  mostrado ahora cómo exactamente las neuronas consiguen calcular el  movimiento propio del cuerpo mientras se enfrentan a los cambios en el  entorno que van produciéndose a causa de ese movimiento. Hasta ahora,  ninguno de los modelos establecidos para el procesamiento óptico era  capaz de explicar debidamente esta cuestión.
  En al menos un  aspecto, los seres humanos nos parecemos mucho a las moscas: ambas  especies dependemos fundamentalmente de la vista para desplazarnos por  nuestro entorno. A pesar de que las imágenes que captamos están  cambiando de manera constante mientras nos movemos, somos capaces de  orientarnos con facilidad, y de hecho hemos desarrollado la habilidad de  aprovecharnos de tales cambios constantes para afinar nuestro sistema  cerebral de navegación.
  Por ejemplo, si caminamos junto a una  pared blanca, las diminutas asperezas van pasando ante nuestros ojos  moviéndose en dirección contraria a la de nuestro avance, y por sí solas  ya pueden garantizarnos que efectivamente estamos yendo hacia adelante.  Si pasamos junto a una pared llena de posters, la gran cantidad y  complejidad de formas y colores que percibimos constituyen un tipo de  información que a priori es muy distinto del ofrecido por la pared  vacía. Sin embargo, también nos valemos de la misma pauta de la  dirección aparente de avance de los rasgos de la pared para determinar  que estamos avanzando.
  Aunque la información visual es muy  diferente en uno y otro caso, nuestras neuronas pueden confirmar en  ambos que estamos avanzando a cierto ritmo. Algo que, a primera vista,  parece rutinario y sin interés, es, en cambio, una hazaña extraordinaria  de nuestro cerebro.
  ¿Cómo las neuronas pueden procesar informaciones ópticas tan diferentes?
   El equipo de Franz Weber, tras unos experimentos de percepción en  moscas, ha llegado a la conclusión de que las neuronas muestran  esencialmente la misma reacción a las densidades altas y bajas de puntos  o píxeles. Esto es asombroso, dado que un patrón con un número más bajo  de puntos suministra a una neurona una cantidad muy inferior de  información de movimiento visual que uno con una densidad alta de puntos  (recordemos la pared blanca desnuda y la plagada de posters).
   Las neuronas evidentemente compensan las diferencias en la información  entrante por medio de un amplificador interno. Teniendo muy en cuenta  este realce de la señal, los autores del estudio crearon un nuevo  modelo. Éste ahora brinda una mejor descripción del comportamiento y  coordinación de las neuronas dentro de su red.  Scitech News  | 
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