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sábado, 20 de febrero de 2010

Qué causa el déjà vu?

Escrito por Ángela Hermán en Ciencia General

Dejá vu

Si alguna vez has tenido la fugaz y misteriosa sensación de que algo nuevo – una ciudad o persona que estás viendo por primera vez – de alguna manera te es familiar, que has estado allí o lo conoces de antes, entonces, puedes contarte entre los que han experimentado un déjà vu. Normalmente es una breve sensación, que no dura más de 10 a 30 segundos, pero el 96% de la población afirma haber experimentado al menos una ocurrencia

“Déjà vu, un término francés que significa “ya visto”, es considerado como una desconexión o conflicto entre un objetivo que no es familiar y una sensación subjetiva de familiaridad”, dice Claire Flaherty-Craig, neurofisióloga que trata y pasa consulta en el Centro Médico Hershey. “Está siendo estudiado detenidamente en la epilepsia, donde los pacientes a menudo lo experimentan antes de un ataque. Las regiones del cerebro de la memoria están en el lóbulo temporal, y hay un área específica de vigilancia de la precisión de la memoria en el centro del lóbulo frontal. Estos pacientes que informan del déjà vu tienen ataques en el lóbulo temporal. El desencadenante real de esto en individuos sanos no se conoce exactamente, pero sabemos que se relaciona con las mismas regiones de la memoria y el área de vigilancia de la memoria”.

El concepto de déjà vu se conoce desde que el filósofo e investigador francés Émile Boirac acuñó el término en 1876. Defensor del fenómeno parapsicológico rápidamente lo explicó como una evidencia de vidas pasadas, aunque con anterioridad psiquiatras y psicólogos intercambiaron varias teorías para explicar este suceso: Sigmun Freud lo atribuyó a deseos reprimidos. Carl Jung sugirió que surgen de la escucha del inconsciente colectivo. Se han propuesto docenas de “causas” para el déjà vu durante muchas décadas, dice Flaherty-Craig, pero la mayoría se quedan por el camino cuando los investigadores aprenden más sobre el cerebro humano y los procesos cognitivos.

“Había una teoría de gran prestigio sobre la desconexión visual”, comenta. “Se pensaba que uno de los hemisferios del cerebro podría procesar la información visual primero y entonces la información retrasada llegaba al otro hemisferio y era procesada como memoria”. Sin embargo, los estudios recientes realizados en personas ciegas han cuestinado esta idea, y Flaherty-Craig comentó un caso donde una persona cciega informó de déjà vu relacionados con el oído, el tacto y el olfato.

Una creencia popular es que el déjà vu podría ser una acumulación de experiencias de la vida, pero la ciencia dice otra cosa, dijo Flaherty-Craig. “Estadísticamente ocurre más a finales de la adolescencia y la frecuencia de los episodios decrece con la edad”.

Ella misma nos ofrece una experiencia propia de déjà vu a principios de la edad adulta como un ejemplo.

“Tras mi graduación en la universidad, me tomé cinco semanas y fuí a hacer un viaje de senderismo por Irlanda. Cuando estaba en la costa oeste de senderismo un día, tuve una muy clara sensación, un extraño sentimiento de que ya había estado allí. Incluso podía imaginar qué aspecto tenía la tierra alrededor de la curva en el camino. Había descartado la idea de vidas previas y cosas parecidas a finales de mi adolescencia y fuí buscando explicaciones más científicas para el mundo, por lo que cuando tuve la experiencia, eso más o menos me hizo una creyente de que cosas como el déjà vu existían realmente”.


Autor: Dawn Stanton
Fecha Original: 11 de febrero de 2010
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Dos idiomas en el vientre materno logran bebés bilingües

Escrito por Natalia Álvarez en Ciencia General

Vientre maternoLos bebés que escuchan habitualmente dos idiomas mientras están en el vientre materno, están más abiertos a ser bilingües, según muestra un estudio publicado esta semana en Psychological Science.

Psicológos de la Universidad de British Columbia e investigadores de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo en Francia, estudiaron dos grupos de recién nacidos, uno de los cuales sólo había escuchado inglés en el vientre materno y el otro había escuchado inglés y tagalog, que se habla en Filipinas.

Para determinar las preferencias de los bebés hacia una lengua, los investigadores estudiaron el reflejo de succión en los recién nacidos, el aumento de la succión en los recién nacidos indica su interés hacia un estímulo.

Monitorizando el comportamiento de succión en los bebés

En el primer experimento, los niños escucharon 10 minutos de charla, alternando cada minuto, entre inglés y tagalog.
Los niños que sólo escuchaban inglés, estaban más interesados en el inglés que en el tagalog, en otras palabras, “mostraban un aumento en el reflejo de succión”, al oír inglés más que cuando escuchaban tagalog.

Los niños expuestos a los dos idiomas mostraban, en cambio, igual preferencia por ambos, inglés y tagalog, sugiriendo a los investigadores que la exposición bilingüe prenatal prepara a los niños para escuchar y aprender ambas lenguas nativas.

Los bebés discriminan entre lenguas

Los investigadores también estudiaron a los recién nacidos para ver si podían diferenciar entre los dos idiomas – clave para convertirse en bilingües.

Los niños escuchaban frases en uno de los idiomas hasta que perdían el interés, y entonces escuchaban frases en el otro, o en el mismo idioma pero hablado por una persona distinta.

Mostraban un aumento del reflejo de succión cuando escuchaban hablar en el otro idioma, pero su succión no aumentaba cuando escuchaban frases adicionales en la misma lengua.

Según los autores del estudio, “estos resultados sugieren que los niños bilingües, junto con los niños monolingües, son capaces de diferenciar entre dos lenguas, proporcionando un mecanismo desde los primeros momentos de la vida que ayuda a garantizar que los niños bilingües no confunden los dos idiomas”.


Fecha Original: 17 de febrero de 2010
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Las claves genéticas de la 'cuna' de la Humanidad

Un grupo de bosquimanos camina por un sendero de Namibia. | Stephan C. Schuster

Un grupo de bosquimanos camina por un sendero de Namibia. | Stephan C. Schuster

  • Descifran el ADN de la población con la forma de vida más primitiva
  • La conclusiones permitirán mejorar las aplicaciones médicas

Durante años las investigaciones de genética humana han provocado un enorme sesgo en las bases de datos a favor de las poblaciones de origen europeo. De todos los genomas completos que se han publicado hasta la fecha sólo uno de ellos es de África, el lugar donde habitaba el ancestro común y desde el que el ser humano colonizó el resto del planeta. Ahora, una investigación dirigida por científicos de la Universidad de Penn State (EEUU) ha demostrado hasta qué punto estaba equivocado el camino científico seguido por los estudios genéticos.

El estudio ha analizado la secuencia de ADN de cuatro bosquimanos de la etnia Khoisán y un miembro de los Bantú, para lo que se ha prestado voluntario el arzobispo y Premio Nobel de la Paz Desmond Tutu. Los investigadores han identificado 1,3 millones de variantes genéticas desconocidas hasta la fecha. Con la secuenciación de los dos europeos, tres asiáticos y un africano secuenciados hasta ahora sólo se habían documentado entre 3 y 4 millones de variantes.

Los investigadores, en Namibia. | S.C.S.

Los investigadores, en Namibia. | S.C.S.

"La variación genética humana es vital para determinar el riesgo de padecer una enfermedad que tiene un individuo o la capacidad que tiene para responder a un determinado fármaco", explica la coautora del trabajo Vanessa M. Hayes, de la Universidad de New South Wales en Australia.

"Hay que recordar que la genómica humana está llegando a ser una fuente de conocimiento médico real y muy poderosa que podría alcanzar su punto álgido en 2010", asegura el autor principal del trabajo, Stephan C. Schuster, científico de Penn State y líder del grupo que descifró el genoma del mamut hace algunos meses.

Los últimos cazadores-recolectores

Schuster seleccionó a cuatro representantes de la etnia Khoisán, una población de bosquimanos que habita en Namibia, por ser el único grupo que aún mantiene el tipo de vida cazador-recolector que tenían los primeros seres humanos.

Además, ha evolucionado sin interrupción desde la separación del ancestro, algo que no han hecho las poblaciones europeas o asiáticas que pasaron por un cuello de botella genético cuando unos pocos individuos se expandieron por el hemisferio norte. "Hay más diferencias genéticas entre dos bosquimanos que entre un europeo y un asiático", compara Hayes.

"Estas características permiten a los científicos estudiar no sólo las aplicaciones médicas sino también las adaptaciones al modo de vida", explica Tomás Marqués Bonet, investigador del Departamento de Ciencias Genómicas de la Universidad de Washington y del Instituto Médico Howard Hughes.

La investigación detalla un perfecto ejemplo de este tipo de mutaciones relacionadas con el modo de vida. Los individuos analizados no poseen el gen que permite fabricar la enzima que digiere la lactosa. Como es lógico los cazadores-recolectores no consumían leche, porque no explotaban ganado. Algo que sí comenzaron a hacer los humanos con el inicio de la agricultura y la ganadería. Por ello ese gen y la capacidad de digerir la leche sí se encuentra en las poblaciones europeas o asiáticas.

Los neandertales comían en la cama


  • Tenían dormitorio en el área más interna y protegida del abrigo
  • Allí comían las sobras de la comida como 'snacks' cuando tenían hambre

Los neandertales que habitaron en el yacimiento de Abric Romaní, en Barcelona, no sólo tenían organizado su hogar para que fuera lo más cómodo posible, sino que también lo hacían con la intendencia, y guardaban los restos de las comidas para tomarse 'unas tapas' de forma independiente a la comida.

Estas son algunas de las conclusiones a las que han llegado los investigadores del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), tras la campaña del último verano en el municipio de Capellanes, donde se encuentra el yacimiento.

Los investigadores han descubierto que los neandertales que, hace 55.000 años, habitaron en este abrigo tenían una considerable complejidad organizativa: dividían el espacio según las zonas de uso. De hecho, tenían un área destinada únicamente como dormitorio de descanso, que era la más interior y, por tanto, más protegida. Se trata de un tipo de habitación que, hasta ahora, sólo se había documentado en los 'Homo sapiens'.

El paleontólgojo Josep Vallverdú, uno de los autores del trabajo que han publicado en 'Current Anthropology' sobre este yacimiento, explica que en ese espacio sólo hay restos arqueológicos que indican que allí se hacía fuego, para mantenerse en calor.

Especifica que, por la distancia entre las hogueras, se calcula que cabrían allí entre seis y ocho individuos, en un espacio de entre 10 y 15 metros cuadrados, es decir, casi un fuego por metro. Curiosamente, en otras zonas del mismo abrigo, las hogueras se utilizaban de otra manera.

Estas áreas dormitorio y de descanso también tomaban pequeños 'tentempiés' o 'tapas' a partir de las sobras de comida del día anterior, un comportamiento que también se ha observado en poblaciones primitivas actuales.

Los neandertales de Abric Romaní también cubrían el suelo con pieles, según explicaba Eudald Carbonell a ELMUNDO.es hace unos meses; encima ponían limo o arena y hacían sus hogueras. De ese modo, cuando éstas se apagaban podían sacar las cenizas de las cuevas con facilidad.

Renunciar a volar en 'primera' por el bien del medio ambiente


Una mujer prueba un asiento en 'primera' en un nuevo airbus A380, en Shangai.| AFP

Una mujer prueba un asiento en 'primera' en un nuevo airbus A380, en Shangai.| AFP

  • El Gobierno de Gordon Brown fomentará el uso de videoconferencias
  • Intentará evitar que los diplomáticos viajen en avión de manera innecesaria
  • Los que tengan que volar lo harán en 'turista' si el trayecto dura menos de 5 h.
  • El 'Foreign Office' pretende reducir un 1'% sus emisiones de carbono
  • Reducirá el uso de la calefacción y utilizará coches menos contaminantes

En la lucha contra el cambio climático también hay que hacer sacrificios individuales. Les guste o no, los diplomáticos británicos tendrán que reducir sus privilegios en sus viajes aéreos como parte de un plan del Gobierno de Gordon Brown para disminuir las emisiones de carbono, según informa este jueves el periódico 'The Guardian'.

Los funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores, entre ellos los embajadores y sus familias, tendrán que viajar en clase turista en los vuelos de hasta cinco horas de duración. Cuando se trate de taryectos más largos podrán optar por ir en 'primera' aunque se les sugiere que también en este caso opten por la opción más económica.

Este cambio, que supone abandonar la comodidad que ofrecen las clases 'primera' y 'business', forma parte de un plan del 'Foreign Office' para apoyar una campaña de lucha contra el cambio climático y que pretende reducir sus emisiones contaminantes en un 10%. Alrededor de 61.000 personas trabajan en el Departamento británico de Exteriores.

Menos desplazamientos

"Las emisiones de la aviación están calculadas por la cantidad de espacio que ocupa una persona en el avión. Por lo tanto, las clases business y primera producen más emisiones", según explicó al diario un portavoz gubernamental.

Se reducirá el uso de la calefacción, utilizarán automóviles que contaminen menos y usarán más las videoconferencias para evitar viajar en avión

Sin embargo, la diferencia entre la huella de carbono de los pasajeros no se puede determinar con precisión.

Según cálculos de 'The Guardian', en términos de espacio, la huella de carbono de un viaje en 'primera clase' en un avión de British Airways es 5,5 veces superior al de un asiento en turista. Si se viaja en 'business', el impacto medioambiental sería 3,5 veces que en la opción más económica. Sin embargo, las diferencias no son tan grandes en los trayectos cortos ya que en los vuelos europeos no existe 'primera clase' y los asientos de 'business' en estos aviones cuentan con menos espacio.

Otro punto a considerar es que si nadie viajara en 'business' o 'primera', las aerolíneas tendrían que subir los precios de la clase turista, lo que podría provocar un descenso en el número de pasajeros, de vuelos y con ello se reduciría el impacto medioambiental de la aviación civil.

Otros departamentos del Gobierno también han tomado medidas para reducir las emisiones de carbono, como reducir el uso la calefacción, utilizar automóviles que contaminen menos y optar por el uso de videoconferencias para evitar viajar en avión.

Sin embargo, representantes sindicales del personal del 'Foreign Office' consideran que la única intención de este plan es recortar costes.

viernes, 19 de febrero de 2010

EL AUTOCONTROL ES CONTAGIOSO

Renunciar a comer esas galletas tan sabrosas pero que engordan, o caer en la tentación y dar buena cuenta de ellas, puede depender no sólo de nuestra fuerza de voluntad sino también de la de quienes nos rodean. Una investigación ha revelado que el autocontrol es contagioso, y que también lo es la falta de éste.

Los hallazgos hechos por Michelle vanDellen, profesora visitante en el departamento de psicología de la Universidad de Georgia, son el resultado de cinco experimentos realizados por separado a lo largo de más de dos años junto con Rick Hoyle, coautor del estudio, en la Universidad Duke.

En estos experimentos con cientos de voluntarios, los investigadores han descubierto que observar a alguien con un buen autocontrol, o incluso tan sólo pensar en esa persona, aumenta las probabilidades de que los espectadores ejerzan el suyo.

Y también han comprobado que lo mismo ocurre a la inversa: Las personas con mal autocontrol influyen negativamente en los demás.

El efecto es tan poderoso que el mero hecho de ver el nombre de alguien con buen o mal autocontrol destellando en una pantalla durante sólo 10 milisegundos cambió el comportamiento de los voluntarios.

La conclusión práctica de este estudio es que recibir influencias sociales positivas mejora nuestro autocontrol, y que, si lo mostramos, también estamos ayudando a hacer lo mismo a las personas de nuestro entorno.

Las personas tendemos a imitar el comportamiento de la gente de nuestro entorno. Y fenómenos tales como el tabaquismo, el consumo de drogas y la obesidad tienden a propagarse a través de las redes sociales.

Sin embargo, el estudio de vanDellen parece ser el primero en demostrar que el autocontrol también se "contagia" a través del comportamiento. Eso significa que pensar en alguien que se autocontrola con regularidad y logra así cosas que de otro modo no conseguiría, puede hacer que nos esforcemos más para alcanzar nuestras metas profesionales o cualquier otra cosa para la que necesitemos ejercer el autocontrol.

Scitech News

El Cromosoma Y Evoluciona a Gran Velocidad

Foto: MITEl cromosoma Y es a menudo considerado una rareza genética. Es corto y porta pocos genes, la mayoría de los cuales está relacionada con rasgos asociados a la masculinidad. La mayoría de los cromosomas consta de secuencias de ADN altamente repetitivas de función desconocida.


Cientos de millones de años atrás, el cromosoma Y se separó de su "hermano", el cromosoma X, y se especializó en los rasgos masculinos. Los biólogos que estudian la evolución han teorizado, al respecto de dicha separación, que el cromosoma Y perdió rápidamente la mayor parte de sus genes a través de un proceso conocido como degeneración, y luego se sumió en un estado bastante estático.

Sin embargo, esta teoría era difícil de probar porque todos esos tramos repetitivos de ADN hacen que el cromosoma Y sea muy difícil de secuenciar.

Los biólogos evolutivos han creído durante mucho tiempo que el cromosoma Y de los mamíferos está esencialmente estancado, después de haber perdido la mayor parte de sus genes hace cientos de millones de años. Pero la nueva investigación, a cargo de un equipo dirigido por el director del Instituto Whitehead, y profesor de biología del MIT, David Page, parece invalidar esa teoría, pues muestra que el cromosoma Y en realidad evoluciona con rapidez y se remodela continuamente.
Por primera vez, los investigadores secuenciaron el cromosoma Y del chimpancé, permitiendo así la primera comparación de ese cromosoma humano con el de otra especie.

El análisis ha desvelado diferencias significativas entre los cromosomas Y de las dos especies, lo cual sugiere que dichos cromosomas han evolucionado más rápido que otros cromosomas durante los seis millones de años transcurridos desde que los humanos y los chimpancés surgieron de un antepasado común.

Los resultados del nuevo estudio ofrecen la primera evidencia de que un cromosoma Y es evolutivamente tan antiguo como el Y humano; y de hecho todavía está en evolución. Además, los cambios son de renovación, no de simple degeneración.

La nueva comparación de secuencias también puede ayudar a los científicos en sus estudios sobre la infertilidad masculina, que a menudo es causada por defectos en el cromosoma Y.

Andrew Clark (Universidad Cornell) y Jennifer Hughes (Instituto Whitehead) han Intervenido también en el estudio.

Información adicional en:

miércoles, 17 de febrero de 2010

Relaciones de Amistad Para Combatir el Sobrepeso


17 de Febrero de 2010. Foto: U. BuffaloLos padres son muy conscientes de la influencia de los amigos sobre el comportamiento de sus hijos, incluyendo cómo se visten, cómo se peinan, si beben o si fuman. Un nuevo estudio de laboratorio ha demostrado que los amigos también pueden influir en cuánto comen los adolescentes.


Considere un joven que por regla general vuelve solo a casa después de ir a la escuela y que suele entretenerse parte del tiempo comiendo cosas apetitosas sin tener hambre de verdad, mayormente por aburrimiento y por tener a mano esos alimentos. Pero un día tiene una cita con un amigo y se socializa en lugar de comer. En este caso, el socializarse actúa como un sustituto de comer. Identificar sustitutos brinda una forma potencial de reducir ese comportamiento de comer en exceso.

Así lo señala Sarah-Jeanne Salvy, profesora de pediatría en la División de Medicina del Comportamiento de la Universidad en Búfalo (Universidad Estatal de Nueva York) y coautora del estudio.

Lo descubierto en esta investigación acentúa la importancia de considerar la red social del joven cuando se examina la motivación para comer en los adolescentes.

Los intentos previos de encontrar sustitutos para el hábito de comer cuando no se debe, no han sido muy satisfactorios. Sin embargo, ninguna investigación de la que Salvy y su equipo tengan conocimiento ha sido dedicada a analizar si las interacciones sociales pueden ser un sustituto para la comida en niños y adolescentes.

En el estudio participaron 54 jóvenes con y sin sobrepeso (24 niños y 30 niñas), con edades entre los 9 y los 11 años. A cada cual se le asignó aleatoriamente traer a un amigo o estar con alguien de su edad pero desconocido.

Los participantes en el estudio jugaron con un videojuego para obtener puntos intercambiables por comida o por tiempo para pasarlo con su amigo o con un desconocido.

El juego se volvió cada vez más difícil, y los puntos por comida y amigos fueron más difíciles de obtener. Los investigadores provocaron esta situación para poder medir cuánto deseaba esforzarse cada participante por comida, cuánto por tiempo con su amigo, y cuánto por tiempo con un desconocido.

En el estudio, los participantes a los que se les asignó un desconocido para el tiempo que podían obtener para pasarlo con alguien, pasaban a obtener tiempo con el desconocido cuando se hacía más difícil esforzarse por comida, en tanto que cuando se hacía más difícil esforzarse por tiempo con el desconocido, pasaban a obtener comida.

Sin embargo, los participantes a los que se les asignó un amigo para el tiempo que podían obtener para pasarlo con alguien, continuaron esforzándose para conseguir tiempo con él, en lugar de hacerlo por comida.

No tener amistades, ya sea por sufrir el rechazo de los compañeros o simplemente por falta de oportunidades, puede limitar el acceso del niño o adolescente a situaciones y escenarios sociales. Como resultado, estos jóvenes pueden acabar eligiendo dedicar su tiempo libre a comer cosas apetitosas y a realizar actividades sedentarias cuando no están disponibles las alternativas sociales.

Información adicional en:

lunes, 15 de febrero de 2010

Los transhumanistas

La ficción basada en los adelantos de la ciencia da para todo: desde imaginar cyborgs que nos reemplacen, hasta concebir una especie de evolución artificial (o no natural, como la que ejemplificaba S. Lem en El Invencible). Y bueno, aquí tenemos a los transhumanistas, casi tan delirantes como todos los demás.

Por Pablo Capanna
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PARA FIN DE SIGLO LA INMORTALIDAD HABRÍA SIDO ALCANZADA Y DESAPARECIDO LOS LIMITES ENTRE HUMANOS Y MAQUINAS.

Quizás el momento culminante de muchas conferencias se alcance cuando el coordinador, tras agotarse los aplausos de rutina, le cede la palabra al público. Aquel que acaba de hablar se afloja un poco, porque siente que ya ha dejado de dar examen. Los oyentes despiertan de su sopor y se regocijan, pensando que falta poco para irse.

Es habitual que las preguntas no sean demasiado pertinentes, comenzando por el enigmático “¿desde dónde está hablando?”, al cual por supuesto está prohibido contestar “Desde acá”. Suele haber quien aprovecha la audiencia para pronunciar un discurso o disertar sobre cosas que nada tienen que ver con el tema.

No falta aquel que sentencia que como lo que acaba de escuchar no está en la bibliografía (“y mire que yo hace mucho que ando en esto”), ni vale la pena considerarlo. Pero también está ese chico de cara engañosamente inocua que se ha tomado en serio eso de la trasgresión, y se esmera todo lo que puede para encontrar las preguntas más molestas.

Hace poco uno de ellos se me acercó para decir que no había motivos para ocuparse de la supervivencia de la especie humana, más allá de ese famoso instinto de conservación del individuo al cual, en su individualismo, admitía por lo menos como legítimo.

Como soy irremediablemente lento para responder (lo cual siempre me ha impedido ser un buen entrevistador o siquiera un buen entrevistado) no se me ocurrió nada. Podía haberle dicho que sin sociedad no hay individuos y que hasta los suicidas (que no respetan eso de la autoconservación) casi siempre están tratando de molestar con su acto a algunos miembros de la sociedad o al sistema en su conjunto. Pero el planteo me sorprendió porque en tiempos no tan lejanos a nadie se le hubiera ocurrido hacerlo.

Lo que había suscitado la cuestión era el Transhumanismo, un movimiento que proclama con pretensiones filosóficas, o por lo menos ideológicas, el inminente reemplazo de nuestro precario protoplasma por materiales más durables. Eso permitirá acabar con la humanidad tal como la conocemos y promete la inmortalidad, por lo menos para los ciborgs que habrán de reemplazarnos.

HOMBRES NUEVOS

La idea de mejorar la especie humana, no sólo moral o intelectualmente sino en sentido específicamente biológico, tiene menos de doscientos años. Herederos de la Ilustración, los utopistas del siglo XIX confiaban en que con la educación, la equidad social y el progreso científico la humanidad futura sería física y mentalmente superior a la actual.

Marx pensaba que el hombre venidero, superada la alienación del trabajo, desarrollaría intereses y habilidades múltiples, a lo cual Trotsky añadía que entonces todos alcanzarían el nivel intelectual de un Darwin o un Goethe.

El propio Nietzsche no imaginaba a su Superhombre como una mutación biológica, aunque Hitler le dijo a Rauschning que él y sus cómplices esperaban precisamente eso. El eugenismo de fines del siglo XIX ya había propuesto esa biopolítica activa que tanto atraía a Hitler: aplicar las técnicas de selección que usaban los ganaderos para “mejorar la raza”.

Desacreditados por su asociación con los nazis, los eugenistas entraron en eclipse, pero sus ideas no desaparecieron y, como veremos, hasta afloran en una polémica reciente.

Los transhumanistas concuerdan en reconocer que el primero que usó el término “transhumano” fue el biólogo Julian Huxley en 1953. Huxley, que fue el primer secretario de la Unesco, abogaba por la aplicación de las tecnologías para mejorar la condición humana. Sin embargo, hacía una importante salvedad: “que la humanidad siguiera siendo humana”. De todos modos, no especificaba dónde estaban los límites.

Julian Huxley era el hermano de Aldous Huxley, el autor de Un mundo feliz (1932), la clásica novela que satirizaba ciertas especulaciones sobre el futuro humano que habían circulado recientemente.

En los años ‘20, varios científicos de renombre, como el biólogo J. B. S. Haldane, el matemático Bertrand Russell y el físico J. D. Bernal se habían lanzado a especular sobre las tareas futuras de la ciencia. Julian Huxley pertenecía a ese grupo, pero el más audaz de todos había sido Bernal, quien imaginaba preservar los cerebros y reemplazar los cuerpos por terminales mecánicas.

Como última fase de la evolución, anunciaba su conversión a formas incorpóreas, que acabarían por disolverse en cuantos de energía o rayos de luz. En una etapa intermedia, Bernal planteaba el tema de qué hacer con los humanos “evolutivos” (nosotros) cuando la humanidad se dividiera en dos especies. En esos años, el tema les dio qué hablar a varios escritores, como Aldous Huxley, Olaf Stapledon y C. S. Lewis.

EL CAMINO DE LA SINGULARIDAD

El tema permaneció latente (o por lo menos siguió estando activo en el acotado campo de la ciencia ficción) durante muchas décadas, pero se diría que se reavivó con la llamada “muerte de las ideologías”, a fines de los años ochenta. La perspectiva de abandonar al hombre a su suerte y ponerse a engendrar al Superhombre se planteó en varios exitosos libros escritos por científicos y divulgadores:

Hans Moravec (Hijos de la mente, 1988) apeló a la informática y la robótica, Marvin Minsky (La sociedad de la mente, 1987) a las ciencias cognitivas y Eric Drexler (Máquinas de creación, 1986) a la nanotecnología. Antes que ellos, Robert Ettinger (Del hombre al Superhombre, 1972) había pensado que la criogenia nos daría tiempo para desarrollar las necesarias soluciones.

Todos los esfuerzos fueron a converger en otro libro que debemos a una estrella de la informática, Raymond Kurzweil, quien le puso el sugestivo título de La era de las máquinas espirituales (1998).

Todas estas obras hacen gala de una buena cuota de sensacionalismo y suelen irradiar un optimismo a prueba de tsunamis.

En realidad, los más entusiastas ideólogos del transhumanismo son dos filósofos, Nick Bostrom y David Pearce, que fundaron en 1988 la World Transhumanist Association. Su emblema “H+” (Homo Plus) parecen haberlo tomado de una novela de ciencia ficción que escribió Frederik Pohl en 1976. A veces se los llama extropianos, porque antes dieron a conocer sus ideas por medio de la revista Extropia.

A diferencia de los escritores de formación científica, los filósofos son más bien concordistas, y no dejan de presentar su propuesta casi como una nueva religión. Más cautelosos que esos posmodernistas que denunciaron Sokal y Bricmont, corren el riesgo de entender tan poco como ellos de un tema que para los científicos pertenece a la filosofía, aunque los filósofos lo consideran propio de la ciencia.

El núcleo duro de la propuesta es una predicción concreta para los próximos veinte o treinta años. En ese lapso, año más o menos, se daría la convergencia de cuatro corrientes que están creciendo de manera exponencial: la nanotecnología, la biología molecular, las ciencias cognitivas y la informática. Antes del 2050 se produciría un salto evolutivo radical, que Vernor Vinge y Kurzweil llaman “singularidad tecnológica”: una mutación cualitativa de la especie. Antes de fin de siglo, la humanidad que conocemos habría quedado tan atrás como los dinosaurios o la fauna de Ediacara.

MAS ALLA DE MOORE

El proceso es inexorable, asegura Kurzweil, porque se basa en “leyes naturales”. Su favorita es la Ley de Moore: “la superficie de los transistores se reduce un 50 por ciento cada dos años”. Tras ser enunciada por Gordon Moore de Intel, en 1965, la ley ya tuvo que ser rectificada, lo cual no la hace tan “natural” y confiable como la gravitación universal o los principios de la termodinámica.

Kurzweil también podría haber apelado a la Ley de Metcalfe, que expresa el vertiginoso crecimiento de las redes, pero prefiere hablar de los “retornos acelerados”, esto es, el ritmo con el cual los avances tecnológicos se realimentan y aceleran el proceso. Con este principio, la primera generación de inteligencias artificiales diseñaría la siguiente, y así al infinito.

Kurzweil saca una apresurada conclusión, cuando observa que si la industria automotriz hubiera crecido al mismo ritmo, un auto costaría diez dólares y sería más rápido que la luz. Claro que en el mundo real esas cosas no ocurren porque se neutralizan a sí mismas, pero como metáforas siempre resultan impactantes, más si uno las presenta con un vistoso power point.

A la hora de ponerles fecha a sus profecías, Kurzweil nos decepciona, porque comienza anunciando para el año 2000 aquel colapso de las computadores (el famoso 2YK) que nunca ocurrió. Para el pasado 2009 anunciaba teléfonos capaces de traducir (ya hacen cualquier cosa, pero todavía no eso), la cura del cáncer y un movimiento “neoluddita”: miles de energúmenos que la emprenderían a martillazos con las computadoras. Kurzweil no se arredra ante los hechos y anuncia que para el 2019 las máquinas comenzarían a confundirse con los cerebros en cuanto alguien se gane los 100 mil dólares del Premio Loebner por superar el test de Turing. En diez años más, habría que darles documentos y reconocerles derechos humanos a los robots. Dejando atrás la nanotecnología, para el 2072 ya estaríamos haciendo pico-ingeniería, esto es, trabajando con magnitudes de una billonésima de metro. Habría femto-ingeniería (medida en mil-billonésimas)para el 2099. No solo eso: para fin de siglo la inmortalidad habría sido alcanzada pero habían desaparecido los límites entre humanos y máquinas.

EL FRACASO DE LOS PROYECTOS UTOPICOS

Para ser creíble, todo esto se parece demasiado a la New Age, que con bases meramente astrológicas desde hace varias décadas viene anunciando la llegada de la Era de Acuario. El transhumanismo, por ahora, parece una new age “tecno”. Pero la pregunta más importante, la que no tiene respuesta, es: ¿Qué piensan hacer con los seres de carne y hueso, que para el caso serán los pobres del sistema?

La ideología implícita en los planteos más radicales de transhumanismo es un marcado desprecio por el cuerpo y por la evolución biológica. Allá por 1972, en los comienzos de la inteligencia artificial, el teórico Warren Mc Culloch escribió que “siendo el hombre el más sucio y destructivo de los animales” cabría esperar que las máquinas llegaran “felizmente, a dominarlo y esclavizarlo.” Un desprecio aun mayor por la vida orgánica se encuentra en ideólogos más recientes, como David Skal.

El fracaso de los proyectos utópicos parecería autorizar a algunos a renegar en bloque de la política y la educación, los recursos en los cuales tradicionalmente se confiaba para mejorar la especie.

Esta actitud antropológicamente nihilista autoriza a algunos, como el filósofo Peter Sloterdijk (Normas para el Parque Humano, 2003) a proponer como objetivo una forma elegante de eugenesia como única manera de mejorar la especie. Su propuesta ha abierto una polémica en la cual encontró su principal adversario en otro filósofo, el veterano Jürgen Habermas.

Se diría que si los humanos son tan irredimibles, ¿quién nos garantiza de que serán capaces de crear algo mejor que ellos? La solución puede ser más utópica que las anteriores, aunque pretenda respaldarse en la ciencia.

Se dice que algunos transhumanistas han elegido a Michael Jackson, con toda su ambigüedad física y psíquica, como el emblema de su movimiento.

Pero si el hombre del futuro se va a parecer a Michael Jackson, no es de extrañar que uno comience a añorar a los Neanderthales, que no bailarían tan bien pero después de todo tenían sus cosas.

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Robótica Evolutiva

robótica evolutiva

¿Cómo serán los robots en el futuro y qué serán capaces de hacer? es la pregunta que nos hacemos todos.

Actualmente ya tienen protagonismo en fábricas, laboratorios, quirófanos, centros de compras e incluso en los hogares, pero todavía dependen de los humanos.

Los que diseñan robots están tratando de brindarles capacidades propias de los humanos: que sean autónomos, que se adapten a su medio y que aprendan.

Con este objetivo se origina la robótica evolutiva, nueva tecnología que intenta relacionar la biología, las ciencias cognitivas y la inteligencia artificial.

La tarea de estos científicos consiste en imitar el proceso de aprendizaje humano, tratando de alcanzar la misma plasticidad, la posibilidad de que puedan reconocer los estímulos del ambiente y que se adapten.

Los robots son diferentes a cualquier otra máquina de ingeniería, porque su conducta, en parte, es impredecible.

Los diseños son más abstractos que los de otras máquinas, en los que se pueden controlar hasta el último tornillo, pero en la tecnología robótica es diferente, porque se trata de sistemas complejos que se desarrollan utilizando redes neuronales y algoritmos genéticos.

El equipo con quien trabaja el científico argentino Ezequiel Di Paolo, especialista en robótica y ciencias cognitivas, egresado del Instituto Balseiro e investigador en Ciencias Cognitivas y Robótica de la Universidad de Sussex, en el Reino Unido, está desarrollando modelos de robots bípedos, diferentes de los robots japoneses como “Asimo”, fabricado por Honda, que utilizó un sistema de control total.

A diferencia de los japoneses, la propuesta de los científicos británicos es crear robots que se autorregulen y busquen su propio equilibrio adaptativo.

Esta posibilidad puede intranquilizar a muchos humanos, pero es difícil que la autonomía de los robots se pueda convertir en una amenaza para el hombre, porque existe algo en los seres humanos que no se puede reproducir, que es la percepción de si mismo, la interioridad, la conciencia y el juicio crítico.

Los robots no pueden tener emociones; a ellos no les importa lo que sucede o pueda suceder, no se afligen ni se alegran por nada, ni le interesan las cuestiones humanas.

La intención de los científicos, por lo tanto, es llegar a construir un robot que se parezca más a un animal que a una máquina y que llegue a tener autonomía.

Aunque los robots no sientan emociones, pueden simularlas y transformarse así en aparatos que pueden relacionarse y cumplir tal vez una función social, por ahora, programada y artificial.

La idea es crear robots que lleguen a tener una especie de criterio propio, y este es el verdadero desafío.

Pero lo cierto es que el hombre tampoco se conoce aún a si mismo del todo, de modo que es posible que sólo sea capaz de construir un robot más parecido a él cuando tenga un mayor conocimiento sobre si mismo.

Japón es el país que más invierte en tecnología robótica, país que cuenta con un robot cada 34 trabajadores; y Singapur, Corea del Sur y Alemania son los países que siguen a Japón en densidad robótica.

Según cifras del Instituto de ingeniería en electricidad y electrónica, en 2008, ya había un millón de robots en el mundo.

En Estados Unidos, los investigadores de la Universidad de Cornell, construyeron una máquina con la capacidad de hacer copias de si misma.

En Inglaterra, los científicos de las Universidades de Aberystwyth y de Cambridge, han desarrollado un sistema informático capaz de proponer hipótesis, inventar y desarrollar experimentos, entender los resultados y hacer nuevas investigaciones científicas sin ninguna participación humana.

“Adán” es el primero de la serie de robots en ese país, que se dedicará a la investigación médica y ya se está construyendo a “Eva”, otro robot de la misma serie que se dedicará a descubrir medicinas para combatir enfermedades como la malaria y la esquistosomiasis.

La robótica avanza y ya no se puede detener. ¿Serán nuestros aliados o harán como nosotros, conquistarnos, para poder desplazarnos y después destruirnos?

Fuente: Entrevista a Ezequiel Di Paolo, científico argentino que investiga sobre Robótica Evolutiva en la Universidad de Sussex, delReino Unido, realizada por Federico Kukso para la Revista Muy Interesante de Junio 2009.

El amor, una droga poderosa y altamente adictiva



Si bien es cierto que para explicar el amor, deben tomarse en cuenta factores culturales y sociales, la neurociencia ha logrado establecer el mecanismo de la "borrachera bioquímica" que causa el enamoramiento. Sin pretender dejar de lado a todas las otras ciencias que explican el amor como una emoción, la neurociencia ha indagado desde hace dos décadas en las correlaciones que existen entre los niveles de algunas sustancias químicas naturales, con sentimientos como el enamoramiento o el desamor.

La gente tiende a enamorarse de alguien que está a su alrededor, alguien próximo, pero especialmente nos enamoramos de personas que nos resultan desconocidas o misteriosas.

La antropóloga e investigadora norteamericana Helen Fisher, lleva más de 30 años estudiando la atracción interpersonal romántica. Hoy en día se le considera la experta más versada en el tema del amor, desde el punto de vista de la neurobiología. "Todo es química, cada vez que producimos un pensamiento, una motivación o una emoción siempre se trata de química", enfatiza Fisher, quien también es profesora de la Universidad de Rutgers (Estados Unidos).

Con base en sus investigaciones, Fihsher considera que el proceso de enamoramiento se detona de manera distinta en hombres y mujeres. De hecho, las técnicas más avanzadas de neuroimagen han permitido examinar a detalle los cerebros de ambos géneros para establecer las diferencias. "Hombres y mujeres son igualmente apasionados, pero los hombres presentan mayor actividad cerebral en una zona relacionada con los estímulos sexuales visuales. Eso determina que los hombres vean pornografía y las mujeres, en cambio, empleen su tiempo arreglándose para agradar" explica la científica.

En el proceso de enamoramiento, los varones emplean la vista para encontrar pareja, porque desde la parte más primitiva de su cerebro, reciben un llamado para detectar a la mujer que le provea de los hijos más sanos. Las mujeres, en cambio, muestran actividad en tres zonas cerebrales relacionadas con la memoria y la rememoración, no sólo con la capacidad de recordar. "Esto se explica porque durante muchos siglos, las mujeres no podían basarse en la observación constante, sino en la retención de información. Por eso las mujeres recuerdan las promesas de los hombres y esperan que se cumplan. Se trata de un mecanismo de adaptación que las mujeres han poseído durante 4 millones de años para conseguir al hombre adecuado", señala Fisher.

El coctel del amor

Paralelamente, se incrementa la producción de norepinefrina (noradrenalina), que nos hace posible recordar toda clase de detalles ante lo que nos resulta novedoso.

El primer encuentro ocurre y muchas veces de manera completamente inesperada. De entre todas las personas que están a nuestro alrededor, centramos nuestra mirada en una que nos llama particularmente la atención, y en ocasiones sin dejarnos influir por los estándares de belleza o por el estatus. "La gente tiende a enamorarse de alguien que está a su alrededor, alguien próximo, pero especialmente nos enamoramos de personas que nos resultan desconocidas o misteriosas", explica Helen Fisher.

Comenzamos a sentirnos entonces interesados por esa persona especial, pero sin darnos cuenta, en nuestro cerebro se desata una intensa actividad en una región muy específica llamada área ventral tegmental, que es donde se origina la dopamina, el estimulante natural que produce sensaciones de plenitud, euforia y hasta cambios de humor. De repente, esa persona se convierte en el centro de nuestro mundo, y es precisamente porque desde hace millones de años, la dopamina es un estimulante que nos permite focalizar nuestra atención en los estímulos novedosos.

Paralelamente, se incrementa la producción de norepinefrina (noradrenalina), que nos hace posible recordar toda clase de detalles ante lo que nos resulta novedoso. El cerebro libera también otra sustancia en estado de enamoramiento: la feniletilamina. Esta última actúa sobre el sistema límbico y provoca las sensaciones y sentimientos comunes en el enamoramiento. La feniletilamina se puede encontrar en alimentos como el chocolate (¿será por eso que se regalan chocolates en señal de amor?), pero también es cierto que con leves modificaciones químicas, esta sustancia puede transformarse en anfetaminas o antidepresivos.

Por si fuera poco, durante el estado de enamoramiento los niveles de serotonina disminuyen, favoreciendo el pensamiento obsesivo. Esta sofisticada combinación de sustancias naturales está directamente relacionada con el llamado "Sistema de Recompensa del Cerebro", el cual impulsa a los humanos desde tiempos ancestrales a encontrar objetivos y tratar de conseguirlos.

En este caso, el enamorado focaliza toda su atención en la recompensa más grande de su vida: una pareja que transmita su ADN para toda la vida. Si este complejo mecanismo llega a desencadenarse, es muy poco probable que seamos capaces de contrarrestarlo.

De la misma manera que ocurre con todas las drogas, los enervantes del amor hacen que la adición se incremente hasta tornarse prácticamente incontrolable. Este dopaje nos puede conducir frecuentemente a la obsesión, compulsión, distorsión de la realidad, dependencia emocional, dependencia física y cambios de personalidad, que al final nos llevarían a pronuncia aquella peligrosa frase de "no puedo vivir sin ti".

El amor no correspondido

La radical disminución de las sustancias provocará una depresión, pero debemos asumirlo como un mecanismo catártico mediante el cual nuestro cuerpo nos da la oportunidad de comenzar desde cero

Por cierto, todas las adicciones importantes están asociadas con niveles altos de dopamina. Estudios del cerebro han corroborado que las regiones del cerebro que se activan al consumir cocaína, opiáceos y otras drogas, son las mismas que se activan en el cerebro enamorado. Sin embargo, el amor es una poderosa droga adictiva que provoca una feliz dependencia si eres correspondido, o una ansiedad triste, dolorosa y destructiva cuando te toca ser rechazado.

En este último caso, existe siempre un intento final y desesperado por conseguir ese amor imposible, ya que la dopamina es la sustancia asociada con la motivación y la modificación de nuestras conductas para alcanzar un objetivo en concreto, por difícil que este sea. Entonces surge un efecto conocido como "Romeo y Julieta", y ocurre cuando la dopamina aumenta a medida que percibimos mayor adversidad para obtener el amor de la persona que nos rechaza.

Es por esa razón que los "enfermos de amor" reciben la misma clase de tratamiento que los adictos a otras drogas, y se les recomienda simplemente "cortar de tajo". Es decir, evitar los lugares que se solían frecuentar, las canciones que se escuchaban en ese periodo y en general, evitar todo aquello que nos haga desear estar con ese amante egoísta.

Siempre se ha dicho que "del odio al amor hay un paso" y cuando menos químicamente, esto es bastante cierto. Las mismas sustancias que detonan el amor desencadenan el odio. Es sólo un juego de combinaciones químicas donde los límites son muy frágiles. Ese amor que hasta hace pocos días provocaba enorme euforia, se transforma en desprecio y resentimiento, como parte de una reacción neuroquímica de defensa.

Sin embargo, el cuerpo humano está también preparado para enfrentar el desamor, ya que no puede permitirse un desgaste energético tan alto. Así que al final, el amante rechazado se rendirá. Seguramente, la radical disminución de las sustancias provocará una depresión, pero debemos asumirlo como un mecanismo catártico benéfico, mediante el cual nuestro cuerpo nos da la oportunidad de comenzar otra vez, desde cero. (Incluye información del programa "Redes" de Eduardo Punset)

Descubren cómo el cerebro “escucha” el sonido del silencio

Los registros del comienzo y del fin de lo que oímos son procesados por distintos canales neuronales

Hasta ahora, se pensaba que la percepción del inicio y del final de los sonidos se procesaba en el mismo canal neuronal. Ahora, un nuevo estudio ha demostrado que el cerebro emplea dos canales de conexiones neuronales distintos e independientes entre sí para procesar el inicio o el final de los sonidos. Este hallazgo, que aclara, por ejemplo, cómo somos capaces de conocer el límite de las palabras, servirá para mejorar las terapias para personas con déficit en el lenguaje, y también para diseñar dispositivos de ayuda a la audición más eficientes. Por Yaiza Martínez.


Michael Wehr, autor de la investigación, con Xiang Gao. Fuente: Universidad de Oregón.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Oregón, en Estados Unidos, ha conseguido definir un canal de sinapsis o conexiones neuronales vinculado a la audición e independiente dentro de la corteza auditiva del cerebro.

Este canal, afirman los científicos, se ocuparía específicamente de detener el procesamiento del sonido por parte del cerebro en el momento adecuado y, por tanto, resultaría clave para la escucha y para la comprensión de lo que escuchamos.

Hasta ahora, se creía que el registro de la aparición de un sonido y el registro de su subsecuente desaparición por parte del cerebro eran ambos llevados a cabo por el mismo canal, por lo que este nuevo descubrimiento contradice una suposición anterior, que ha sido mantenida durante mucho tiempo.

De la aurícula al lóbulo temporal

Por el contrario, el presente hallazgo respaldaría una hipótesis emergente que señalaba que un conjunto separado de sinapsis podría ser el responsable del procesamiento del fin de las señales sonoras, informa la Universidad de Oregón en un comunicado.

Según explican los científicos en un artículo aparecido en la revista especializada Neuron-2, las neuronas de la corteza visual, somatosensorial y auditiva pueden responder todas tanto a la finalización como al inicio de los estímulos sensoriales.

En lo que respecta a la corteza auditiva, hasta ahora se había pensado que las respuestas a dicha finalización de las señales sonoras surgirían a partir de un rebote post-inhibitorio, pero esta hipótesis nunca había sido comprobada directamente.

Michael Wehr, profesor de psicología, miembro del Instituto de Neurociencias de dicha universidad y uno de los autores de la presente investigación, señala que, gracias las comprobaciones realizadas en esta nueva investigación, se ha constatado la existencia de un canal completo e independiente que va desde la aurícula al cerebro, y que está especializado en el procesamiento de los desequilibrios sonoros.

Éste y otro canal alcanzarían finalmente juntos una región del cerebro llamada corteza auditiva y que está situada en el llamado lóbulo temporal del cerebro, un área que contiene las neuronas que captan las características sonoras. El lóbulo temporal también contiene neuronas relacionadas con la comprensión del lenguaje, con la memoria y con el aprendizaje.

Comprobado en ratas

Para la investigación, Wehr y dos estudiantes colaboradores (Ben Scholl y Xiang Gao) registraron la actividad de las neuronas y sus sinapsis conectoras en cerebros de ratas, que fueron expuestas a apariciones sonoras de milisegundos de duración.

Las respuestas neuronales a estas señales sonoras fueron medidas en el inicio y al final de cada sonido. Los científicos probaron varias frecuencias y duraciones de los sonidos en una serie de experimentos.

De esta forma, se constató que un conjunto de sinapsis respondían “muy fuertemente al inicio de los sonidos”, y que era otro grupo diferente de sinapsis el que respondía a la repentina desaparición de dichos sonidos.

Por otro lado, se pudo ver que no existía superposición alguna entre los dos conjuntos de neuronas activados al inicio y al final de los sonidos.

Es decir, que el final de un sonido no afectaba a la respuesta neuronal ante otro sonido nuevo, lo que refuerza aún más la idea de canales distintos de procesamiento del inicio y del final de las señales sonoras.

Por otra parte, los investigadores de la Universidad de Oregón han podido constatar que las respuestas al final de un sonido implican una frecuencia de afinación, una duración y una amplitud neuronales diferentes a las que se producen en el procesamiento del inicio del sonido.

Estas diferencias en los modos de procesar las señales auditivas al inicio y al final de éstas coinciden con planteamientos aparecidos en al menos tres estudios anteriores realizados al respecto en la última década.

Posibles aplicaciones

Según explica Wehr, “ser capaces de percibir cuando se detiene un sonido resulta muy importante para el procesamiento del discurso. Uno de los problemas verdaderamente difíciles del discurso es encontrar los límites de las palabras. En realidad, aún no se comprende muy bien cómo el cerebro establece esa diferencia”.

Pero el presente estudio, según cree Wehr, ha dado a conocer ciertos mecanismos cerebrales esenciales para la identificación de los límites necesarios entre palabras, y que nos permiten reconocer y escuchar con acierto el discurso de otros.

Estos hallazgos, que han aumentado el conocimiento sobre cómo el cerebro procesa las señales sonoras, podrían propiciar la aparición de nuevas terapias especializadas o la mejora de los dispositivos de ayuda a la audición.

Por otro lado, podrían resultar útiles a la hora de diseñar tratamientos destinados a niños con déficits en el lenguaje y en el aprendizaje. Por ejemplo, se sabe que las personas con dislexia tienen problemas para definir los límites de los sonidos en el discurso, por lo que tratar las áreas identificas podría ayudar a potenciar sus capacidades.

La Protosintaxis de Algunos Monos


15 de Febrero de 2010. Foto: © A. LaurenceUn estudio llevado a cabo en Costa de Marfil ha mostrado que los monos de cierta especie que vive en áreas boscosas, los llamados monos de Campbell, emiten seis tipos de llamadas de alerta. Los primates combinan estas llamadas en secuencias vocales largas que les permiten transmitir mensajes relativos a la cohesión social o sobre varios peligros, incluyendo el de ser devorados.


Estos resultados, obtenidos por científicos del Grupo de Investigación en Etología Animal y Humana (CNRS/ Universidad de Rennes 1) en Francia, trabajando con expertos de las universidades de St. Andrews en Escocia y Cocody-Abidjan en Costa de Marfil, revelan el ejemplo más complejo de "protosintaxis" descubierto en una especie no humana.

Durante dos años, los investigadores estudiaron la conducta de los monos de Campbell (Cercopithecus campbelli campbelli). Estos monos viven en grupos pequeños de alrededor de diez individuos, compuestos de un macho adulto, varias hembras adultas, y su descendencia.

Los investigadores estudiaron los fuertes gritos de los varones adultos, cuyo repertorio vocal es muy diferente al de las hembras. Observaron la respuesta vocal de los machos a varias perturbaciones de su entorno, especialmente encuentros con depredadores naturales (como el águila y el leopardo). También llevaron a cabo experimentos de simulación visual (con leopardos y águilas disecados) así como acústicos (reproduciendo llamadas y gruñidos de leopardo y águila con un altavoz potente) sugiriendo a los monos la presencia de estos depredadores.

domingo, 14 de febrero de 2010

Estrés, canas, y coronilla

Durante los últimos 2 años en mi pelo han aparecido bastantes canas. ¡Y me preocupa!

No porque piense que pueda o deba evitarlo, faltaría mas, sino por si es un signo de que el intenso y desordenado ritmo de vida que llevo puede estar pasando factura al proceso de envejecimiento celular de mi cuerpo.

Por eso, cuando la semana pasada un amigo a quien no veía desde hacía tiempo me dijo “¡Cuantas canas te han salido!”, en lugar de responder “¡Pues tú esa panza no la tenías!”, decidí buscar un poco de información científica sobre la relación canas-estrés-envejecimiento.

El primer dato encontrado fue positivo: un estudio danés siguió a 20.000 personas y no encontró ninguna relación entre mortalidad por causas naturales y edad de aparición de canas, signos de arrugas, o calvicie. Es decir, la pronta aparición de canas no parece indicar que tu cuerpo envejezca (desde una perspectiva médica, no estética) más rápido.

Interesante, pero tampoco es una gran sorpresa que digamos, y no explicaba si episodios de estrés podían adelantar el emblanquecimiento de mi pelo. Siguiendo esa pista encontré un artículo de hace algunos meses debatiendo si el incremento de canas de Barack Obama podía ser debido a la presión que estaba sometido. Los médicos consultados venían a expresar un “No. Ya le tocaba, y punto”. El principal factor –y destacado- que marca cuando tu pelo empezará a volverse blanco son los genes que te pasen tus padres. En concreto, entre razas los blancos suelen empezar más pronto, seguidos de los asiáticos y las personas de color. Lo normal es que las primeras canas aparezcan pasados los 30, y que a los 50 la mitad de nuestros pelos sean blancos. La gran diversidad que puedes observar depende básicamente de la genética.

Ok, pero… ¿el estrés acelera el proceso o no? Pues parece que no; que el vínculo vida atosigada-canas es un mito.

Sí se ha observado una relación con el estrés celular. Por estrés celular los científicos entienden la acumulación de agresiones que recibe el ADN de tus células, ya sean los famosos radicales libres, procesos metabólicos intracelulares, o factores externos como agentes químicos o luz ultravioleta. Y resulta que los melanocitos de tus folículos capilares son bastante sensibles a estos cambios.

Los melanocitos son las células que, dentro de cada folículo capilar, van produciendo el pigmento melanina que impregna y da color a las fibras de keratina de tu pelo.

A medida que envejeces las células precursoras de melanocitos van dañándose y perdiendo actividad, y un estudio publicado el pasado julio en la revista Cell sugiere que si maltratas su ADN, disminuye su diferenciación hacia melanocitos. En uno de los experimentos, sometieron ratones a radiaciones de UV y vieron un daño celular asociado a mayor aparición de pelos blancos.

Es decir, agresiones físicas sí pueden hacer aparecer más canas, pero no hay estudios científicos concluyentes que hayan encontrado una relación directa entre el estrés psicológico y que más proporción de pelos salgan blancos en lugar de oscuros.

Conclusión: Respecto mis canas, debo quedarme tranquilo y hacer caso a esa chica que me mira con buenos ojos y dice que no me hacen más viejo sino más interesante.

Pero… ¿y esa incipiente coronilla que por suerte sólo veo cuando la desalmada peluquera pasa ese espejito malévolo para mostrarme desde todos ángulos cómo quedó de mi corte de pelo?

Tras la pista de las canas de Obama, venía el cotilleo sobre la supuesta pérdida de vitalidad de la lujuriosa melena de la queridísima Sarah Palin durante la precampaña. ¿Estará relacionado el estrés con el debilitamiento y la pérdida de pelo? En esto sí, no? Pues depende.

El estrés de verdad, el que se sufre tras un suceso traumático, un momento de intensidad emocional o física verdaderamente extrema, o en ocasiones tras el nacimiento de un hijo, sí puede desencadenar un desorden llamado telogen effluvium: El ciclo de crecimiento de los folículos capilares se detiene, tu cabellera no se irá regenerando, se debilita, y a los tres meses experimentarás una perdida de pelos considerable. De normal te pueden caer unos 100 pelos cada día, y ante una situación así puede fácilmente quintuplicarlo.

Pero esto sólo ocurre en casos de estrés patológico serio. El “estoy estresado” de los que nos quejamos por vicio, que no pasa de dormir poco por trabajar mucho pero al mismo tiempo no querer perderse ningún sarao, no conlleva directamente pérdida de pelo. Si va unido a una dieta pobre, tomar más copas, o un maltrato generalizado del cuerpo, sí puedes perder más pelo y tenerlo más finito (esto me recuerda que quizás debería actualizar la foto del blog…). Pero de por sí, el “ir a tope” cotidiano es bastante menos trascendente para el debilitamiento del pelo de lo que solemos creer.

Conclusión final: que no me merece la pena bajar el ritmo…

Súper erupción de Toba, la casi extinción de la raza humana o no


Una súper erupción de un súper volcán hace 73 mil años cambió el clima de todo el planeta, y acabó con gran parte de la vegetación de la India y el Sudeste asiático. Pero eso no es todo: hay estudios que le echan la culpa de una casi extinción de nuestra especie Homo sapiens.

En la isla de Sumatra, Indonesia, se encuentra el lago volcánico más grande del mundo. Tiene 100 kilómetros de largo por 35 de ancho. Es parte del cráter que produjo la erupción volcánica más impresionante que haya ocurrido desde que existe el género humano. Ocurrió hace 73 mil años, y fue tan impresionante que los efectos produjeron un invierno de seis años en todo el mundo, seguido de 1800 años de intenso frío.

Se cree que la columna de humo del volcán Toba pudo alcanzar hasta 40 kilómetros de altura, esto es el doble de cualquier erupción catastrófica histórica.

Así es que las cenizas de la súper erupción se pueden encontrar en lugares tan distantes como la India o el sur de China. En el Océano Indico se descubrió una capa de cenizas de 12 centímetros de espesor, mientras que en el continente indio encontraron zonas con estratos de ceniza de entre 3 y 6 metros.

Antes de depositarse, esa ceniza estuvo en el aire durante meses filtrando los rayos solares. Esto cambió el clima mundial de forma radical, con un período de seis años de lo que se llama invierno volcánico. Se cree que la temperatura pudo haber bajado hasta 16 grados centígrados.

Para que nos ubiquemos, el mundo ha pasado por diversos períodos climáticos a lo largo de sus miles de millones de años de “vida”. Períodos cálidos, y eras de hielo. Para el momento en que el súper volcán Toba entró en erupción se vivía lo que se llama una etapa interestadial, o sea algo de calor dentro de un período glacial.

La súper erupción arrebató al mundo esos años de calor, y le robó los veranos durante seis años. Poco después le siguieron 1800 años de frío intenso, la etapa más fría de la última Glaciación, que había comenzado 100 mil años antes del presente, y terminó hace unos 10 mil años.

¿CASI NOS EXTINGUIMOS?

Ahora, ¿nosotros dónde estábamos? Nuestra especie, Homo sapiens, se originó en Africa hace unos 200 mil años. Desde hace al menos 100 mil ya había humanos modernos viviendo en Medio Oriente, y para la época de la catástrofe de Toba, unos 70 mil años atrás, los Homo sapiens habían llegado a la India, por el sur de la península arábiga. Ya también habíamos poblado el Sudeste asiático y el sur de China. Europa sólo estaba habitada por los neandertales en esos tiempos, y en el resto del mundo todavía no nos conocían.

Así que el devastador efecto de la súper erupción de Toba hace 73 mil años nos agarró en plena corriente colonizadora, y conviviendo con los neandertales en Medio Oriente. ¿Cómo sintieron estas dos especies humanas los efectos de esos seis años sin verano seguidos de 1800 años del frío más intenso?

Hay dos posturas encontradas al respecto. Una es la que puso sobre el tapete la importancia de Toba en la historia evolutiva de nuestro planeta, no sólo con respecto a nosotros. Fue propuesta por Stanley Ambrose en 1998.

Ambrose, antropólogo de la Universidad de Illinois, Estados Unidos, relacionó estudios genéticos con la catástrofe de Toba. Es que los genetistas venían observando que las poblaciones humanas han pasado por cuellos de botella a lo largo de su historia evolutiva. O sea reducciones drásticas de la población. La más importante la databan justo para la época de Toba.

Allí entra Ambrose en 1998, y relaciona de forma directa los efectos devastadores de Toba en el clima mundial, con los cuellos de botella. Según él la catástrofe podría haber llevado a la humanidad a una casi extinción.

Sus conclusiones decían que toda esa corriente colonizadora humana que había partido de Africa para poblar la India y el Sudeste asiático se habría casi extinguido, permaneciendo con vida sólo las poblaciones de Homo sapiens que vivían en las zonas ecuatoriales tanto del sudeste asiático como de Africa.

Ambrose incluso aducía que este invierno volcánico habría jugado un papel importante en la diferenciación humana. Según él, una combinación de aislamiento de poblaciones y adaptación a los ambientes locales podrían explicar cómo es que nuestra especie tiene tan poca diversidad genética, pero sí diferencias superficiales de los caracteres físicos. O sea lo que comúnmente se llama razas geográficas.

En palabras de Ambrose: “Cuando la diáspora de los humanos modernos africanos pasó a través del prisma del invierno volcánico de Toba, apareció un arco iris de diferencias”.

GENETICA VS. ARQUEOLOGIA

Hablamos de dos posiciones con respecto a los efectos de Toba en nuestra especie. La contraparte dice que no existieron tales cuellos de botella, ya que esa reducción de población que se ve en los genes no se correlaciona con la evidencia arqueológica.

Los sitios donde nuestros antepasados vivían, comían y fabricaban sus herramientas no han sufrido abandonos. Incluso en la misma India se han visto yacimientos en los que hay presencia normal por debajo y arriba del estrato que contiene las cenizas de Toba.

Es común ver que la genética se enfrenta a las evidencias arqueológicas. Es que los genetistas no suelen prestar atención más que a los genes, al contrario de los científicos dedicados a la arqueología y paleoantropología, ya que ellos no sólo buscan datos en los restos arqueológicos y en los fósiles, sino también en otras ciencias como la geología, palinología, climatología, y la genética entre ellas.

En este caso los cuellos de botella vistos en los genes no se apoyan en evidencias sólidas, sino en un gran número de suposiciones. Por ejemplo, para interpretar un cuello se basan en la asunción de que en el pasado había más endogamia, y así estiman cuál sería el tamaño de la población. Algo que no podremos dar nunca por seguro, a no ser que tengamos una máquina del tiempo.

El tema es que desde la arqueología no se ve ninguna discontinuidad en el registro fósil ni tampoco en las evidencias de herramientas líticas. No se lo ve en Africa, y tampoco en Asia. No hay evidencia alguna que sugiera un cuello de botella hace 73 mil años. Tampoco se ve ningún tipo de reducción de población entre los neandertales que poblaban Europa.

El golpe de gracia a la “casi extinción humana” se lo dio un estudio en 2007 de Petraglia y colegas. Ellos excavaron un yacimiento en India, donde se suponía que la población humana habría desaparecido.

Los científicos descubrieron un yacimiento humano en el que se veía la huella de la catástrofe de Toba: una franja de ceniza volcánica. Pero encontraron restos arqueológicos tanto debajo de esa franja, como por encima. Y eran herramientas similares, o sea previsiblemente una continuidad de la misma población.

EL HUMANO FLEXIBLE

En la actualidad hay estudios tanto desde la genética como desde la arqueología que desestiman esas reducciones drásticas de la población humana.

Ese estudio del yacimiento en India, demuestra que los humanos fueron y son flexibles ante los cambios climáticos. No somos plantas que no podemos movernos, y ya hace 70 mil años éramos un animal inteligente, que tenía tecnología. La flexibilidad de los humanos modernos se ve que era suficiente como para superar un evento colosal como la súper erupción de Toba.

En 2008, científicos israelíes terminaron de sepultar la hipótesis de la casi extinción de nuestra especie. Doron Behar y colegas, realizaron estudios genéticos evitando todas las suposiciones que generalmente se utilizaban, y así lograron refutar los cuellos de botella. Así la genética terminó estando de acuerdo con los datos arqueológicos.

Sobrevivimos a la erupción volcánica más grande que ha ocurrido en nuestro planeta en los últimos 2 millones de años, y pudimos adaptarnos a la catástrofe climática que le siguió. No nos extinguimos, ni estuvimos cerca, pero obviamente no habrá sido un paseo en bote. Todas las poblaciones más cercanas a Sumatra desaparecieron, y otras que vivían en regiones más frías tuvieron que migrar.

Aquí en Futuro vimos ya el caso de la cultura Clovis de América, que desapareció luego de una catástrofe climática similar, y así se cree que desaparecieron también nuestros parientes los neandertales. Es algo para tener en cuenta en estos días de calentamiento global, ya que somos flexibles como especie, pero en el camino quedan muchos individuos.

sábado, 13 de febrero de 2010

Regalecos, los peces que miden 17 metros de largo

ABC y BBC

Un grupo de científicos ha avistado por primera vez en su entorno natural una Regalecidae o pez remo, un extraordinario y escurridizo pez que puede llegar a medir 17 metros -es uno de los más largos del mundo-, dotado con una prominente aleta dorsal que le da una inusual forma de serpiente. El equipo, en el que participan investigadores de la Universidad de Lousiana (Baton Rouge, EE.UU.) logró filmar al animal en aguas del Golfo de México cuando exploraba las profundidades marinas.

Las Regalecidaes o peces remo (Glesne regalecus) son tremendamente largas y su aspecto, tan parecido al de una serpiente, pudo haber originado los mitos de monstruos marinos que los antiguos marineros se encargaron de dispersar por todo el mundo.

Cuando los investigadoers descubrieron un especimen en el Golfo de México casi no podían creerlo. En un principio, confundieron al pez con un tubo de perforación. «Vimos un objeto luminoso y brillante, parecía una tubería enorme, pero pronto nos dimos cuenta de que se trataba de un pez», explica el profesor Mark Benfield a la BBC.

La sorpresa del investigador es comprensible, especialmente si se tiene en cuenta de que ejemplares de esta especie sólo se habían visto con anterioridad en contadas ocasiones, y siempre agonizando en la superficie del mar o y ya muertos y arrojados por las olas a la costa.

El equipo siguió al pez durante cinco minutos antes de que se rompiera el contacto. La Regalecidae nada a una gran velocidad de forma ondulante gracias al impulso de su aleta dorsal.

La mano, ese prodigio evolutivo

La mano humana es un instrumento notable. Y dentro de la mano, que tengamos el pulgar oponible es realmente prodigioso. El gran Isaac Newton dijo: “Sólo el pulgar ya me convencería de la existencia de Dios”. Sin embargo, y a pesar de que tener un dedo oponible es un acierto, otros primates también lo tienen. Ahora bien, no pueden usar sus patas como el hombre la mano. Por dos causas. Primera: la mano tiene dos presas que pueden actuar de forma simultánea. Podemos coger una pelota con la palma y, a la vez, sostener un bolígrafo con los dos primeros dedos. Y segunda: la unión neural directa entre el cerebro, más concretamente el cerebro anterior, y la mano mediante lo que se llama la vía piramidal. En el chimpancé, por ejemplo, la mano no está tan bien dotada desde un punto de vista nervioso, lo que hace que sus capacidades se vean drásticamente menguadas. El ejemplo más claro es el del pianista: puede golpear 10 veces por segundo sólo con el índice. Evidentemente, la mano del chimpancé es capaz de coger fruta, subir por el tronco de un árbol, beber, acicalarse, tirar piedras y hurgar un hormiguero con un palo. Pero la destreza humana con la mano se encuentra fuera de su alcance.

Y eso que la mano humana, desde un punto de vista biológico, no es gran cosa. Tener un hueso en el brazo, el húmero, dos en el antebrazo, el cúbito y el radio, ocho en la muñeca dispuestos en dos hileras, cinco metacarpianos en la palma y cinco dedos con tres huesecillos -salvo el pulgar que sólo tiene dos- es bastante primitivo. Los anfibios también poseen cinco dedos y otros mamíferos han modificado este antiguo sistema. Así, los caballos han terminado con un único dedo que les permite correr.

No obstante, resulta bastante avanzada en algunos aspectos sutiles. Durante 50 millones de años nuestros antepasados se adaptaron a una existencia arborícola, con lo que fueron desarrollando un miembro anterior más ágil. Tanto el omóplato como la clavícula se conservaron para proporcionar una notable movilidad al brazo. El codo y la muñeca se desarrollaron para permitir una amplísima gama de movimientos. ¿Cuántos animales pueden rascarse todas y cada una de las partes de su cuerpo únicamente con sus miembros anteriores?

Uno de los descubrimientos más curiosos es que determinadas enfermedades pueden “verse” en la mano. Por ejemplo, el síndrome de Down generalmente queda reflejado en huellas anómalas en las palmas. De hecho, presentan menos remolinos, arcos y asas radiales en las puntas de los dedos que quienes no sufrimos este defecto genético. Las personas que padecen esta trisomia presentan una mayor tendencia a tener esas asas en el pulpejo de su dedo anular mientras que la gente normal suele tenerlas en el índice. También tienen mayor tendencia a presentar en la palma la llamada línea simiesca, una línea horizontal y única que cruza de lado a lado la zona más cercana a los dedos. Cerca del 80% de los síndromes de Down la tiene mientras que sólo el 7% de la población normal la posee, y normalmente en una de las palmas.

La obesidad se "programa" antes de los dos años

BBC Ciencia
Niño obeso

La obesidad suele fijarse en los dos primeros años de edad.

El "punto de no retorno" que lleva a los niños a ser obesos durante toda su vida suele ocurrir antes de los dos años de edad, según investigadores estadounidenses.

Un estudio de más de 100 niños y adolescentes obesos concluyó en que más de la mitad tenían sobrepeso desde los dos años y que el 90% ya lo tenían a los cinco años.

La cuarta parte tenían sobrepeso antes de los cinco meses de edad, según la investigación, publicada en la revista Clinical Pediatrics.

Los niños del estudio tenían una edad promedio de doce años y todos ellos ya eran obesos o con sobrepeso a los 10 años.

Aunque aún no está claro por qué los niños aumentan de peso tan rápido durante sus primeros años, algunos factores que favorecen ese crecimiento desmedido son una mala alimentación, la introducción temprana de comida sólida y la falta de ejercicio.

Alimentación

Los investigadores agregaron que las preferencias alimentarias se establecen a los dos años de edad, por lo cual cambiar los hábitos alimentarios más tarde es difícil.

Con mucha frecuencia los médicos esperan a que haya complicaciones médicas para empezar un tratamiento

Dr. John Harrington

El doctor John Harrington, profesor de la Eastern Virginia Medical School, quien dirigió el estudio, dijo que los resultados deberían ser un "llamado de atención a los médicos".

"Con mucha frecuencia los médicos esperan a que haya complicaciones médicas para empezar un tratamiento.

"Conseguir que los padres y niños cambien de hábitos es un desafío monumental, lleno de obstáculos y decepciones".

Según Harrington, el estudio indica que hay que debatir sobre el aumento de peso excesivo durante la infancia para poder cambiar la tendencia actual en obesidad.

"Alarmante"

La obesidad infantil, como señala la Organización Mundial de la Salud, es uno de los mayores desafíos de salud ya que la prevalencia del trastorno ha aumentado a un nivel alarmante.

La OMS calcula que en hay más de 22 millones de niños menores de cinco años obesos o con sobrepeso en el mundo, y más de 75% de estos niños viven en países de bajos y medianos ingresos.

Según la organización hay muchas probabilidades de que un niño obeso o con sobrepeso permanezca siendo obeso hasta la adultez, con un alto riesgo de desarrollar enfermedades como diabetes o problemas cardiovasculares siendo joven.

Miden por primera vez de forma precisa la masa de un elemento químico más pesado que el uranio

nobelio

Cubierta de electrones del Nobelio. Imagen: Greg Robson.

Un grupo de investigadores internacional ha logrado medir por primera vez de forma directa y con una precisión sin precedentes la masa de un elemento químico más pesado que el uranio, el nobelio, según publica esta semana la revista Nature. El equipo, liderado desde el GSI de Darmstadt (Alemania) y en el que ha participado un físico de la Universidad de Granada (UGR), ha utilizado trampas magnéticas de iones para conseguirlo.

Hoy se ha presentado en Nature las primeras medidas de masa de forma directa de elementos más pesados que el uranio y que, por definición, no existen en la naturaleza, son sintéticos. El elemento empleado para las investigaciones ha sido el nobelio (denominado así en honor de Alfred Nobel), que se ha producido en reacciones de fusión-evaporación y transferido a una trampa de iones magnética (penning trap), donde es capturado y confinado en un espacio muy reducido (del orden de 1 cm3).

El estudio lo ha realizado el investigador Michael Block, del GSI de Darmstadt (Alemania), y sus colaboradores utilizando un espectrómetro de masas basado en ese tipo de trampas (denominado SHIPTRAP), único en el mundo en su género. Con este instrumento los científicos han capturado iones de tres isótopos de nobelio (con 102 protones y 150-152 neutrones) y medido sus masas de forma directa, con una precisión y exactitud sin precedentes.

“Los resultados proporcionan valores precisos de las energías de enlace, así como puntos de referencia para construir modelos teóricos. Y lo que es más importante, constituyen unos pilares firmes para deducir las masas de elementos todavía más pesados. Son un punto de acceso más cercano a elementos cuya búsqueda y estudio constituye uno de los grandes temas de la física nuclear moderna”, explica a SINC Daniel Rodríguez, físico del Departamento de Física Atómica, Molecular y Nuclear (FAMN) de la UGR, que también ha participado en el estudio.

Rodríguez añade: “Es un gran logro poder acceder de forma precisa a una propiedad intrínseca de este tipo de elementos, lo que solo puede hacerse con la instalación del GSI, y abre el camino para otros casos y otros tipos de estudios, como las reacciones químicas”.

Hasta ahora, las masas de elementos más pesados que el uranio (su número de protones es 92) se deducían a partir de mediciones de los productos de su desintegración radioactiva, un método de medición indirecto que puede generar notables incertidumbres en el cálculo de las energías de enlace.

La masa de un núcleo atómico difiere de la de los protones y neutrones que lo forman en una cantidad equivalente a la fuerza de enlace nuclear, la energía que mantiene unido al núcleo. Esta es la energía que se libera en las reacciones nucleares y que determina la estabilidad de los núcleos atómicos. Los expertos consideran necesario un conocimiento preciso de las energías de enlace de los núcleos con más de 100 protones para acotar las predicciones de una “isla de estabilidad” en los elementos súper-pesados.

Estas “islas” es un concepto físico que hace relación a una “zona donde se espera que haya núcleos estables que no decaigan por fisión”, y se denominan así porque en ellas no hay núcleos que unan la isla a otros núcleos conocidos. Uno de los grandes temas de investigación en física nuclear es la síntesis de nuevos elementos en esa región de unión o puente.


Fecha Original: 11 de febrero de 2010
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Habilidades sociales

"Hable a toda mujer como si estuviera enamorado de ella y a todo hombre como si le estuviera fastidiando a usted. Y pronto tendrá fama de poseer el más exquisito tacto social".

(Oscar Wilde)

¿Necesitamos la religión para hacer juicios morales?

Niño leyendo la Biblia

La religión es un tema de fuerte debate entre los eruditos y el público general, y un nuevo artículo de investigadores de la Universidad de Helsinki y la Universidad de Harvard es probablemente uno que aumentará el nivel de controversia alrededor de este tema. Publicado en Trends in Cognitive Sciences, el estudio sugiere que los juicios intuitivos de bien y mal parecen operar independientemente de los compromisos religiosos explícitos.

“Algunos eruditos afirman que la religión evolucionó como adaptación para resolver el problema de la cooperación entre individuos no relacionados genéticamente, mientras que otros proponen que la religión surgió como un subproducto de unas capacidades cognitivas pre-existentes”, explica el coautor del estudio el Dr. Ilkka Pyysiainen del Colegio para Estudios Avanzados de Helsinki. Aunque hay algún apoyo para ambas, estas propuestas alternativas han sido difíciles de investigar.

Citando un reciente trabajo empírico en psicología moral, los autores defienden que, a pesar de las diferencias en, o incluso en ausencia de, trasfondos religiosos, los individuos no mostraron diferencia al hacer juicios morales para dilemas morales poco comunes.

“Esto apoya la teoría de que la religión no surgió originalmente como una adaptación biológica para la cooperación, sino que evolucionó como un subproducto separado de funciones cognitivas pre-existentes a partir de funciones no religiosas”, dice el Dr. Pyysiainen. “No obstante, aunque parece que la cooperación se hace posible mediante mecanismos mentales que no son específicos a la religión, ésta puede desempeñar un papel al facilitar y estabilizar la cooperación entre grupos”.

“Parece que en muchas culturas, los conceptos y creencias religiosas se han convertido en la forma estándar de conceptualizar las intuiciones morales. Aunque, como discutimos en nuestro artículo, este vínculo no es necesario, mucha gente se ha acostumbrado tanto a usarlo, que las críticas contra la religión se experimentan como una amenaza fundamental a nuestro existencia moral”, concluye el coautor Dr. Marc Hauser.


Cita: Ilkka Pyysiäinen, Marc Hauser, ‘The origins of religion : evolved adaptation or by-product?’, Trends in Cognitive Sciences, February 2010; doi:10.1016/j.tics.2009.12.007