|   Las personas físicamente atractivas destacan por esa  cualidad. Pero mucha gente, de modo inadvertido, tiende también a pensar  que la personalidad de los guapos y las guapas es mejor que las de  personas con menor atractivo físico. Un nuevo estudio desvela que no  sólo tendemos a tener en mejor consideración a las personas físicamente  atractivas, sino que también, pese a esa magnificación de sus cualidades  de carácter, captamos su personalidad con mayor precisión que al  intentar determinar la de las personas corrientes y la de las que  consideramos feas.  En vez de tratar de establecer qué individuos perciben mejor la  personalidad de los demás, Jeremy Biesanz, Genevieve L. Lorenzo y Lauren  J. Human, todos de la Universidad de la Columbia Británica, en Canadá,  se preguntaron si existen personas cuya personalidad sea mejor percibida  por los demás. En este estudio analizaron si el atractivo físico de la  persona observada influye en la habilidad de los observadores para  percibir la personalidad de ese individuo.
  Para el estudio, los  voluntarios fueron reunidos en grupos de 5 a 11 personas. Cada grupo  participaba en una especie de fiesta, pero sin alcohol. En ella, cada  persona conversaba con cada una de las demás en charlas de tres minutos.  Después de cada conversación, cada participante respondía a un  cuestionario sobre la persona con la que acababa de conversar, evaluando  su atractivo físico y lo que los psicólogos llaman los "cinco grandes  rasgos" de la personalidad: franqueza, escrupulosidad (lo responsable y  cumplidora que es una persona), extraversión, simpatía y neuroticismo.  Cada persona también evaluó su propia personalidad.
  Como era de  esperar, los sujetos de estudio vieron de manera más positiva a los  interlocutores físicamente atractivos. Pero también captaron con más  precisión sus personalidades.
  La explicación propuesta para este  fenómeno aparentemente contradictorio de alcanzar mayor precisión en  analizar la personalidad de alguien cuando hay una percepción muy poco  imparcial hacia esa persona (por su atractivo físico) es que la atención  extra que le prestamos a esa persona nos permite percibir amplificados  sus rasgos de personalidad. Por ejemplo, si Sara es guapísima, muy  organizada, y algo generosa, será apreciada por los observadores que se  sientan atraídos por ella como más organizada y generosa de lo que en  realidad es, pero esos observadores acertarán al considerarla como más  organizada que generosa.  Scitech News  | 
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