clic Fotogalería: ¿Quiénes ganan y quiénes pierden en la competencia?
Que los hombres y las mujeres bellas despierten un interés mayor que el resto de los mortales, es algo que, hoy día, no sorprende a nadie. Pero quizá a usted sí le sorprenda saber que el mundo animal es víctima del mismo fenómeno.
Cual si fuera un concurso de belleza, a la hora de elegir qué especie estudiar o a cuál destinar financiamiento, los animales más carismáticos son los que encabezan la lista.
Según un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Pretoria, en Sudáfrica, hay una marcada tendencia dentro de la comunidad científica a elegir como objeto de estudio especies que se caracterizan por su encanto.
Tigres, leopardos, chimpancés, gorilas y suricatos son algunos de los más favorecidos, en detrimento de ranas, lagartijas y aves.
En líneas generales, la investigación científica está dominada por el estudio de los grandes mamíferos amenazados, mientras que los reptiles, las aves y los pequeños mamíferos en peligro de extinción reciben mucha menos atención, dice el informe.
Dinero, publicidad e interés genuino
Puede ser que los científicos estudien estos animales porque les interesen o porque es más fácil conseguir fondos para estudiarlos, o porque es más factible que publiquen los resultados de estas investigaciones y hacer que la gente se interese en ellas
Morgan Trimble, coautora del estudio
Para llegar a esta conclusión los investigadores hicieron un recuento de los estudios sobre especies en el sur de África publicados entre 1994 y 2008, y combinaron esta información con la lista global producida por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, que clasifica a los animales según su riesgo de extinción.
Así notaron que los chimpancés, por ejemplo, fueron los protagonistas de 1.855 estudios, mientras que otras especies como las manatíes, sólo lo fueron de 14.
¿Por qué? "Es fácil entender por qué la gente está más interesada en un elefante que en un escarabajo", le dijo a BBC Mundo Morgan Trimble, coautora del estudio. "Pero la disparidad dentro de la comunidad científica puede deberse a mucha razones".
"Puede ser que los científicos estudien estos animales porque les interesen o porque es más fácil conseguir fondos para estudiarlos, o porque es más factible que publiquen los resultados de estas investigaciones y hacer que la gente se interese en ellas", agrega Trimble.
Los riesgos de la ignorancia
Hay quienes sostienen que no importa qué especies concentren el mayor esfuerzo de investigación, si de lo que se trata es de fomentar la conservación. Según los científicos que se adhieren esta corriente, si las políticas se dirigen hacia la conservación de especies clave, no sólo se evita la extinción de las mismas, sino también de muchas otras que comparten su hábitat.
"En parte es verdad", dice Trimble, "ya que gran parte de la pérdida de especies está vinculada a la pérdida de su hábitat natural. Pero si no sabemos qué especies hay allí, no podemos tener ninguna certeza".
Por otra parte, aclara, "tampoco podemos afirmar que corren mayor peligro de extinguirse porque no las estudiamos. Sencillamente no lo sabemos".
No obstante, la investigadora espera que poner de manifiesto los prejuicios y preferencias de los científicos cuando eligen una especie para estudiar, sirva para que tanto los investigadores como las agencias que financian los proyectos reflexionen sobre la mejor manera de ejercer un impacto positivo en la conservación de especies.
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