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lunes, 7 de junio de 2010

REGULACION DE LA PACIENCIA PARA ESPERAR BENEFICIOS FUTUROS

Una nueva investigación revela la existencia de un circuito cerebral sobre el que parece sustentarse la capacidad de los seres humanos para resistir la tentación de escoger una gratificación inmediata a cambio de recibir otra mayor en el futuro, aunque ello implique esperar durante meses o incluso años.

Este nuevo estudio aporta algunos datos esclarecedores sobre la capacidad para el "viaje mental a través del tiempo", que nos permite a los seres humanos tomar decisiones cuyos beneficios son a largo plazo.

Los humanos preferimos normalmente recompensas grandes en vez de pequeñas, pero esta situación puede cambiar cuando las más grandes están asociadas con una demora mayor en recibirlas. Aunque no hay duda de que los seres humanos rebajamos el valor de las recompensas conforme aumenta el plazo de tiempo a transcurrir hasta obtenerlas, en general, poseemos una capacidad bastante buena para aguardar el beneficio a largo plazo y no ceder a la tentación de aceptar recompensas inmediatas que no nos convienen por ser demasiado exiguas.

Hay varios modelos propuestos para explicar la base neuronal de la habilidad que nos permite asignar a múltiples recompensas valores relativos en diferentes momentos. Sin embargo, aún quedan muchas preguntas sin respuesta, y las regiones y mecanismos cerebrales involucrados en este proceso están poco claros.

Jan Peters, del departamento de Neurociencia de Sistemas en el Centro Médico Universitario de Hamburgo-Eppendorf en Alemania, y su colega Christian Büchel, usaron resonancia magnética funcional por imágenes (fMRI) y otras técnicas, para revisar las interacciones entre el viaje mental al futuro y la toma de decisiones.

Los voluntarios que participaron en el estudio tuvieron que hacer una serie de elecciones entre pequeñas recompensas inmediatas y grandes recompensas tardías, mientras su actividad cerebral era medida mediante fMRI y sus procesos mentales eran examinados con otras técnicas.

Los datos neurológicos revelaron que las señales en la corteza cingulada anterior, una parte del cerebro implicada en la toma de decisiones basadas en recompensas, y el acoplamiento funcional de esta región con el hipocampo, en combinación con el acto de imaginar el futuro, permitían predecir el grado en el que esa acción de pensar en el futuro modulaba las funciones vinculadas a las preferencias individuales.

Los resultados de este estudio revelan que, en los sujetos examinados, imaginar vívidamente el futuro reducía la tendencia a escoger de manera impulsiva la recompensa inmediata. Los datos obtenidos sugieren que la corteza cingulada anterior, con arreglo a predicciones episódicas involucrando al hipocampo, sustenta el ajuste dinámico de las funciones asociadas a las preferencias que nos capacitan para hacer elecciones que maximizan los beneficios futuros.

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