|   Una nueva investigación revela la existencia de un circuito  cerebral sobre el que parece sustentarse la capacidad de los seres  humanos para resistir la tentación de escoger una gratificación  inmediata a cambio de recibir otra mayor en el futuro, aunque ello  implique esperar durante meses o incluso años.  Este nuevo estudio aporta algunos datos esclarecedores sobre la  capacidad para el "viaje mental a través del tiempo", que nos permite a  los seres humanos tomar decisiones cuyos beneficios son a largo plazo.
  Los humanos preferimos normalmente recompensas grandes en vez de  pequeñas, pero esta situación puede cambiar cuando las más grandes están  asociadas con una demora mayor en recibirlas. Aunque no hay duda de que  los seres humanos rebajamos el valor de las recompensas conforme  aumenta el plazo de tiempo a transcurrir hasta obtenerlas, en general,  poseemos una capacidad bastante buena para aguardar el beneficio a largo  plazo y no ceder a la tentación de aceptar recompensas inmediatas que  no nos convienen por ser demasiado exiguas.
  Hay varios modelos  propuestos para explicar la base neuronal de la habilidad que nos  permite asignar a múltiples recompensas valores relativos en diferentes  momentos. Sin embargo, aún quedan muchas preguntas sin respuesta, y las  regiones y mecanismos cerebrales involucrados en este proceso están poco  claros.
  Jan Peters, del departamento de Neurociencia de  Sistemas en el Centro Médico Universitario de Hamburgo-Eppendorf en  Alemania, y su colega Christian Büchel, usaron resonancia magnética  funcional por imágenes (fMRI) y otras técnicas, para revisar las  interacciones entre el viaje mental al futuro y la toma de decisiones.
  Los voluntarios que participaron en el estudio tuvieron que hacer una  serie de elecciones entre pequeñas recompensas inmediatas y grandes  recompensas tardías, mientras su actividad cerebral era medida mediante  fMRI y sus procesos mentales eran examinados con otras técnicas.
  Los datos neurológicos revelaron que las señales en la corteza  cingulada anterior, una parte del cerebro implicada en la toma de  decisiones basadas en recompensas, y el acoplamiento funcional de esta  región con el hipocampo, en combinación con el acto de imaginar el  futuro, permitían predecir el grado en el que esa acción de pensar en el  futuro modulaba las funciones vinculadas a las preferencias  individuales.
  Los resultados de este estudio revelan que, en los  sujetos examinados, imaginar vívidamente el futuro reducía la tendencia  a escoger de manera impulsiva la recompensa inmediata. Los datos  obtenidos sugieren que la corteza cingulada anterior, con arreglo a  predicciones episódicas involucrando al hipocampo, sustenta el ajuste  dinámico de las funciones asociadas a las preferencias que nos capacitan  para hacer elecciones que maximizan los beneficios futuros.  Scitech News  | 
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