miércoles, 10 de marzo de 2010
Anomalías Cerebrales Subyacentes en el Trastorno Dismórfico Corporal
Todos nos miramos en el espejo, pero esa experiencia puede ser horrorosa para las personas que sufren de Trastorno Dismórfico Corporal, o TDC, una enfermedad mental que les induce a creer equivocadamente que son muy feas o incluso que están desfiguradas. Estas personas tienden a fijarse en los más mínimos detalles. Cada pequeña imperfección se vuelve descomunal. No saben ver su cara como un todo.
Ahora el psiquiatra Jamie Feusner y su equipo en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), han determinado que los cerebros de las personas con TDC tienen anomalías en el procesamiento de la información visual recibida, particularmente cuando revisan su propia cara. Es más, han descubierto que los mismos sistemas del cerebro que están hiperactivos en el TDC, lo están también en el trastorno obsesivo-compulsivo, sugiriendo ello un vínculo entre las dos afecciones.
Las personas con TDC se sienten constantemente avergonzadas, preocupadas y deprimidas. Se obsesionan con diminutos defectos en su cara o cuerpo que otras personas ni siquiera notarían nunca. Algunas se niegan a salir de casa, otras sienten la necesidad de cubrir partes de su cara o cuerpo, y no faltan las que pasan por múltiples cirugías estéticas. Casi la mitad de esta gente es hospitalizada en algún momento de sus vidas, y aproximadamente una cuarta parte intenta suicidarse.
A pesar de su incidencia, bastante mayor de lo que podría parecer (el TDC afecta aproximadamente a entre el 1 y el 2 por ciento de la población) y de sus graves efectos, poco se sabe sobre las anomalías cerebrales que contribuyen a la enfermedad.
En los experimentos realizados para este nuevo estudio, los patrones anormales de activación detectados indican que las personas con Trastorno Dismórfico Corporal tienen problemas al percibir o procesar la información general sobre los rostros.
Esto puede explicar su incapacidad de ver el cuadro completo, es decir su rostro como un todo. Se obsesionan con los detalles y piensan que todo el mundo notará cualquier leve imperfección en sus rostros. En pocas palabras, son incapaces de ver su cara de manera global.
Dado que algunos de los patrones también parecen ser similares a aquellos observados en pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo, cobran más credibilidad las hipótesis de que ambas dolencias comparten vías neuronales similares.
Información adicional en:
Scitech News
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