Un nuevo hallazgo realizado por el Instituto Ragon (dependiente del Hospital General de Massachusetts), el MIT y la Universidad Harvard, puede incidir en el diseño de una vacuna efectiva contra el VIH.
Cuando las personas son infectadas por el VIH, suelen acabar desarrollando el SIDA en toda su magnitud a menos que sigan una medicación rigurosa. Sin embargo, un pequeño número de personas expuestas al virus desarrollan muy lentamente el SIDA, y algunas nunca llegan a desarrollarlo.
A finales de la década de 1990, se comprobó que un tanto por ciento muy alto de esas personas inmunes de modo natural al VIH, las cuales constituyen cerca de una entre cada 200 personas infectadas, portan un gen llamado HLA B57. Ahora, un equipo de investigadores de las citadas instituciones ha desvelado un nuevo efecto implicado en la capacidad de este gen de conferir inmunidad.
El equipo de investigación, dirigido por Arup Chakraborty y Bruce Walker, ha descubierto que el gen HLA B57 provoca que el cuerpo produzca células T (glóbulos blancos que ayudan a defender el cuerpo de invasores infecciosos) más potentes.
Los pacientes con el gen tienen una mayor cantidad de células T que se adhieren fuertemente a más estructuras de la proteína del VIH que las personas que carecen del gen. Esto hace que sea más probable que las células T reconozcan células que expresan las proteínas del VIH, incluyendo versiones mutantes que aparecen durante la infección.
Este efecto contribuye a controlar mejor la infección del VIH (y la provocada por cualquier otro virus que evolucione rápidamente), pero también hace que esas personas sean más susceptibles a enfermedades autoinmunes, en las cuales las células T atacan a las propias células del cuerpo.
Lo descubierto en este estudio podría ayudar a que los investigadores desarrollen vacunas que provoquen la misma respuesta al VIH que la vista en individuos que poseen el gen HLA B57.
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