Un grupo de investigadores españoles ha estudiado este cuadro poco común y sus conclusiones aparecen en Revista de Neurología. "El objetivo de nuestra publicación fue comunicar un caso excepcional de debut de una migraña como aura persistente, en forma de Síndrome de Alicia en el País de las Maravillas", explica María José Corral Caramés, autora principal del estudio y pediatra del Centro de Salud A Ponte (Orense). Dar a conocer este trastorno permite establecer un pronóstico benigno y evitar la multiplicación de pruebas diagnósticas.
Lo curioso de este caso es que la niña afectada, de ocho años de edad, nunca había tenido migraña. "La niña, que sufrió trastornos de la percepción visual todos los días durante un mes y cada dos o tres días en las dos semanas siguientes, empezó con los síntomas sin haber tenido antes cefaleas. Por ello, creemos que este caso cumple criterios para ser englobado en la Clasificación Internacional de Cefaleas".
En el contexto de una migraña, el síndrome de Alicia, más frecuente en niños, aparece como aura típica sin cefalea, en forma de ataques breves de 5 a 60 minutos de duración, con reversibilidad completa. No obstante, en algunos pacientes se presenta como aura típica seguida de cefalea de características migrañosas o de cefalea no migrañosa. Son más raros pero bien documentados los casos en que estos síntomas de aura duran más de una semana, pudiendo durar meses o incluso años, sin evidencia radiológica de infarto y sin poder atribuirse a otros desórdenes, en cuyo caso se habla de aura persistente sin infarto.
Las personas afectadas por el síndrome son en todo momento conscientes de la naturaleza ilusoria de sus percepciones. Sin embargo, son lo suficientemente intensas como para que tengan que mirarse en un espejo para comprobar su talla.
La primera descripción del síndrome se hizo en 1952, pero no fue hasta tres años después cuando recibió su nombre, considerándolo un grupo de síntomas asociados a la migraña y la epilepsia, aunque no confinado a esos desórdenes.
Se especula que Charles Lutwidge Dodgson, conocido por el pseudónimo Lewis Carroll, migrañoso ilustre, pudo sufrir el síndrome, de forma que las experiencias de Alicia no le eran ajenas.
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