Los padres estresados pueden tener mucho que ver con el asma de sus hijos, según un equipo de investigadores.
Los científicos descubrieron que los hijos de padres nerviosos y que viven en áreas contaminadas tienen muchas más probabilidades de padecer asma que sus amigos del barrio.
El equipo de la Universidad de California cree que las ansiedades de los progenitores, combinadas con otros factores de riesgo, aumentan la posibilidad de que sus niños tengan asma.
Según el estudio, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), (Actas de la Academia Nacional de Ciencias), esto puede tener una explicación biológica.
Los expertos ya han dicho que las mujeres que sufren estrés durante el embarazo tienen más probabilidades de que sus hijos sufran asma u otras alergias. Además, se sabe que el estrés multiplica los ataques de asma.
En el último estudio, los investigadores siguieron el caso de 2.497 niños saludables de entre cinco y nueve años que estudiaban en escuelas primarias de California del Sur y registraron cuáles de ellos tenían ataques de asma durante un período de tres años. El total fue de 120 alumnos.
También recogieron información sobre otros factores de riesgo para asmáticos, como la contaminación provocada por el tránsito urbano, los casos de madres fumadoras, la educación paterna y los niveles de estrés.
Mudanzas, fallecimientos, divorcios
Como se esperaba, los chicos expuestos a más aire contaminado tenían mayor riesgo de asma, pero el riesgo aumentaba si sus padres estaban estresados y describían su vida como "impredecible", "incontrolable" o directamente "insoportable".
El hábito de fumar de la madre y el estrés de ambos progenitores representan el mismo nivel de riesgo, según el estudio.
El profesor Rob McConnel y su equipo creen que el estrés aumenta los efectos inflamatorios de las sustancias contaminantes del humo del cigarrillo y el aire sucio de la calle en las vías respiratorias.
Elaine Vickers, de la asociación Asthma UK (Asma Reino Unido) dice: "El estudio se suma a las pruebas ya existentes de que el entorno en el que vive un niño incide en su riesgo de desarrollar el asma".
"Por ejemplo, fumar durante el embarazo aumenta significativamente el riesgo del bebé de tener dificultades respiratorias y los niños cuyos padres fuman tienen 1.5 veces más probabilidades de tener asma. Por eso recomendamos enérgicamente a los padres que eviten fumar cerca de niños y jóvenes, especialmente en la casa".
Según Asthma UK, ciertos hechos perturbadores como mudanzas, nacimientos, muertes y separación de los padres aumentan hasta casi cinco veces el riesgo de los niños de sufrir ataques de asma.
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