Por primera vez, unos investigadores han demostrado que el ejercicio físico puede anular los efectos en el cerebro de traumas psicológicos experimentados a corta edad en la vida. El estudio demuestra que el ejercicio puede mitigar comportamientos como la ansiedad y la depresión inducidos por un ambiente adverso en una etapa temprana de la vida. El ejercicio ejerce este efecto al modificar la composición química en el hipocampo, la parte del cerebro que regula la respuesta al estrés.
El hallazgo, fruto del trabajo de un equipo de expertos de la Universidad de Nueva Gales del Sur, Australia, aporta una prueba más de la plasticidad del cerebro y su capacidad de reestructurar las redes neuronales. Estudios anteriores realizados por expertos de la Escuela de Ciencias Médicas de la citada universidad ya demostraron anteriormente que consumir alimentos agradables al paladar, ricos en grasas y azúcar, puede provocar efectos similares.
Teniendo en cuenta que existen muchas enfermedades neurológicas cuyas causas aparecen en fases tempranas de la vida del individuo, los investigadores creen que los resultados del nuevo estudio podrían aportar pistas para dar con nuevas maneras de combatir a toda una gama de trastornos del comportamiento y del estado de ánimo.
Quizá lo más esperanzador de este descubrimiento es que puede ser posible revertir un déficit de la conducta que haya sido causado por un suceso traumático en los primeros años de vida, y hacerlo simplemente mediante el ejercicio físico, tal como destaca la profesora de farmacología Margaret Morris.
Se sabe que el ejercicio físico puede levantar el ánimo, pero la nueva investigación ha revelado además cambios químicos específicos que pueden sustentar esa mejora del estado de ánimo. Uno de estos cambios es el aumento en los niveles de BDNF, que ayuda al crecimiento de las células nerviosas.
Muchas enfermedades neurológicas parecen tener sus orígenes en una fase temprana de la vida del sujeto. Las hormonas del estrés influyen sobre el modo en que las células crecen en el cerebro. Este descubrimiento puede estar dando una pista sobre una manera diferente de tratar diversas dolencias que afectan al estado de ánimo y al comportamiento.
El equipo de investigación también ha comparado los efectos del ejercicio con los de comer alimentos agradables, demostrándose que ambos son igual de efectivos. Ello implica por tanto que existe una opción más sana que la de recurrir a la comida sabrosa pero antidietética. Scitech News |
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