4 de Agosto de 2010. Un nuevo análisis sobre la extinción de los mamuts y otros grandes mamíferos hace más de 10.000 años sugiere que pudieron ser víctimas del mismo tipo de "cascada trófica" por perturbación del ecosistema que está actualmente vinculada a la disminución global de depredadores tales como los lobos, los leones y los tiburones.
Durante décadas, ha existido un debate científico sobre las causas de esta extinción masiva, y las dos teorías más defendidas son el aumento de la caza tras la llegada de los humanos a los territorios ocupados por esos animales, y el cambio climático.
El equipo de William Ripple (universidad Estatal de Oregón) cree que los humanos pudieron ser un factor, pero no del modo en que la mayoría de las teorías actuales sugieren, simplemente por la caza de animales hasta su extinción, sino porque aquellos humanos antiguos competían contra otros depredadores, privándoles de presas potenciales.
En el Pleistoceno tardío, el dominio de los grandes depredadores en América del Norte gozaba de una estabilidad precaria.
Los autores del nuevo estudio se basan, entre otras cosas, en evidencias que sugieren que no hubo una grave escasez de alimentos causada por los cambios medioambientales registrados hace entre 10.000 y 15.000 años.Todo lo contrario, los grandes herbívoros parecían crecer de forma rápida, aunque con la misma rapidez se redujo su número a causa de una serie de importantes depredadores carnívoros, de los cuales los tigres dientes de sable y otras grandes bestias de la denominada megafauna eran sólo parte de la lista. La comida era abundante para los herbívoros, el sistema estaba equilibrado, pero lo dominaban los depredadores.
Cuando los cazadores humanos entraron en escena, comenzaron a competir contra estos carnívoros por las mismas clases de presas.
Los humanos además eran omnívoros, y podían vivir de vegetales si era necesario. Los autores del estudio creen que esto pudo provocar un colapso secuencial no sólo en los grandes herbívoros, sino a la larga, también en sus depredadores. Es importante destacar que los seres humanos tenían defensas cruciales contra la depredación, tales como el fuego, las armas y la vida grupal, por lo que fueron capaces de sobrevivir como especie pese a los numerosos depredadores que les acechaban.
Pero la fuerza motriz para la eliminación de los grandes mamíferos, según la nueva teoría, no fueron los humanos antiguos; ellos sólo iniciaron el proceso. Después de la entrada en escena de los humanos, los depredadores, enfrentados a una carestía cada vez mayor de comida, pudieron, a lo largo de extensos períodos de tiempo, acelerar el proceso de extinción de sus presas, lo cual agravó de manera catastrófica la situación de esos depredadores, hasta desembocar en la extinción de ellos mismos, en una cascada trófica.
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