Las adolescentes de peso normal y las de peso más bajo de lo normal, que equivocadamente creen tener sobrepeso, están bajo un riesgo bastante mayor de adoptar prácticas de pérdida de peso innecesarias y poco seguras, en comparación con las chicas que pueden evaluar con exactitud su peso corporal. Así lo confirman los resultados de una nueva investigación realizada por una experta sobre trastornos alimentarios y percepción de la imagen corporal. Foto: L. Brian Stauffer Janet M. Liechty, profesora de asistencia social y de medicina en la Universidad de Illinois, se remite a los resultados de su estudio para sostener que la percepción distorsionada de la imagen corporal de uno mismo, en vez del parámetro más comúnmente usado (insatisfacción con el cuerpo propio), puede ser una herramienta idónea para ayudar a identificar a muchachas sin sobrepeso en riesgo de adoptar prácticas de pérdida de peso poco seguras.
Por regla general, una adolescente y sus padres sólo reciben consejos médicos sobre el peso cuando ella padece de sobrepeso. Pero los niños de cualquier peso pueden sentir rechazo hacia su imagen corporal, y eso puede acabar afectando negativamente su salud, de maneras que a menudo son pasadas por alto.
La obesidad infantil es un problema importante de salud pública, pero sólo se hace énfasis en niños que padecen de sobrepeso. Es fácil que pasen desapercibidas las señales de disconformidad con la imagen corporal propia de los niños con peso normal. Si el problema no se corrige a tiempo, acaba conduciendo a prácticas de pérdida de peso corporal poco saludables, trastornos en los hábitos alimentarios y futuros problemas de peso corporal.
En la nueva investigación, fueron revisadas las relaciones entre la percepción distorsionada de la imagen corporal y tres tipos de conductas para perder peso: el ejercicio, la práctica de dietas restrictivas, y los métodos extremos de pérdida de peso tales como laxantes, píldoras dietéticas e incluso autoprovocarse el vómito después de comer.
Trabajando sobre una muestra de más de 5.000 niñas adolescentes sin sobrepeso en EE.UU., Liechty comparó el estado de peso corporal verdadero y objetivo de las adolescentes con lo que ellas creían que era su estado de peso, y buscó discrepancias entre ambos. Si las adolescentes se percibían como aquejadas de sobrepeso cuando en realidad no lo tenían, se señalaba la discrepancia como sobreestimación, o percepción distorsionada de la imagen corporal.
Liechty constató además que la percepción distorsionada de la imagen corporal predice la aparición de la práctica de dietas restrictivas, así como de métodos extremos y potencialmente peligrosos de perder peso.
Lo que esto significa es que una chica con una percepción distorsionada de su imagen corporal que cree estar gorda cuando su peso es correcto, está sometida a un riesgo mucho mayor de caer en la práctica arriesgada de hábitos dietéticos innecesarios y métodos extremos de pérdida de peso, en comparación con una chica sin esa percepción distorsionada de su imagen corporal. Scitech News |
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