Pruetz recogió datos sobre el comportamiento de los chimpancés en relación a fuegos de temporada durante dos encuentros específicos. Los fuegos forestales del tipo que ella presenció son producidos cada año en temporadas específicas por los humanos para despejar la tierra y para la caza, y la mayor parte de las áreas dentro del territorio habitual de los chimpancés se quema en algún grado.
Los investigadores interpretan el comportamiento de los chimpancés respecto a los incendios como predictivo, en lugar de reactivo, y en él no se mostraron señales de estrés o miedo; simplemente los chimpancés evitaban el fuego a medida que se les acercaba.
"Era al final de la estación seca, así que los fuegos eran muy calientes y consumían los árboles con gran rapidez, y ellos (los chimpancés) estaban muy tranquilos al respecto. Estaban mucho más calmados que yo, eso es seguro", explica Pruetz.
Los investigadores parten de la base de que el control del fuego por los humanos implica la adquisición de estas tres fases cognitivas:
1. Conceptualización del fuego. Una comprensión del comportamiento bajo condiciones variables que haga posible predecir su movimiento, permitiendo así la actividad en las cercanías del fuego.
2. La capacidad de controlar fuego. Incluye la contención o regulación, proporcionando combustible al fuego o privándole de él, y quizás la capacidad de apagarlo.
3. La capacidad de comenzar un fuego.
Según Pruetz, los chimpancés del grupo investigado dominan ya la primera fase, que es el requisito previo para las otras dos.
El estudio proporciona conocimientos importantes sobre cómo los primeros ancestros de los humanos desarrollaron por primera vez la habilidad de controlar el fuego.
Si los chimpancés pueden entender y predecir el movimiento del fuego, entonces quizás eso es lo que permitió a algunos de los primeros simios bípedos, antepasados de los humanos, acabar por lograr controlarlo.
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