Tal teoría fue desafiada hace dos años por un grupo de investigadores que descubrió altas concentraciones de iridio en sedimentos terrestres que corresponden a este período de tiempo, lo que los llevó a teorizar que un gran impacto fue la causa de este cambio del clima.La idea de que una catástrofe de esta clase hubiera sido la causante de dicho enfriamiento era atractiva debido a algunos supuestos marcadores del impacto, sobre todo las elevadas concentraciones de iridio que esos investigadores señalaron. Sin embargo, les resulta difícil a los defensores de esta teoría explicar por qué no se ha encontrado cráter alguno dejado por ese impacto.
Un equipo dirigido por François Paquay, de Departamento de Geología y Geofísica en la Universidad de Hawái en Manoa, decidió investigar también esta teoría, con la esperanza de poder agregar más evidencias a lo que ellos consideraron una teoría conceptualmente atractiva. Sin embargo, no sólo les fue imposible validar los resultados encontrados por los otros investigadores, sino que las evidencias adicionales no respaldan que hubiera un gran impacto meteorítico al comienzo del periodo Younger Dryas.
En particular, una capa de material que se extiende por Norteamérica, y que está vinculada al cambio climático correspondiente a este periodo y registrado en núcleos de hielo de Groenlandia con una antigüedad estimada en 13.000 años según la datación mediante radiocarbono, resultaba muy convincente como señal del impacto meteorítico.
Sin embargo, los análisis posteriores realizados por Paquay y sus colegas en otros marcadores de registros sedimentarios marinos y terrestres no indican que un impacto de esta naturaleza fuese el percutor de la transición al frío periodo Younger Dryas.
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