Un grupo de investigadores de la Universidad de Cádiz, encabezados por la Doctora Carmen Estrada, patenta el uso de un agente inhibidor de la proteína ADAM-17 para la preparación de un medicamento que incremente la regeneración neuronal del sistema nervioso central.
En la Universidad de Cádiz, en las instalaciones de la Facultad de Medicina, un grupo de investigadores, encabezados por la doctora Carmen Estrada, lleva más de cuatro años estudiando la neurogénesis (proceso de formación de neuronas nuevas a partir de células madre) en cerebro adulto de mamífero. El propósito de este proyecto de investigación es contribuir al conocimiento de este proceso y poder encontrar algún mecanismo adicional que facilite el tratamiento de patologías del sistema nervioso central (SNC), que se producen como consecuencia de la muerte neuronal. Hablamos de enfermedades de gran importancia socioeconómica como el Alzheimer, Parkinson o la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), así como las consecuencias de los accidentes cerebrovasculares o la pérdida neuronal por traumatismo craneal severo.
Fruto de las investigaciones llevadas a cabo desde el área de Fisiología de la Facultad de Medicina se ha conseguido avanzar lo suficiente como para que la UCA haya solicitado una patente sobre el uso de agentes inhibidores de la proteína ADAM-17 para la preparación de un fármaco que incremente la regeneración neuronal del sistema nervioso central.
Para entender la importancia de esta patente, hay que conocer que en el cerebro se pueden encontrar dos tipos de células: neuronas y células gliales. Lejos de la creencia popular, las células gliales constituyen el tipo celular mayoritario dentro del sistema nervioso central, no obstante las neuronas son las que desempeñan las funciones que finalmente van a dan lugar a sensaciones, emociones, recuerdos o pensamiento abstracto. La glía constituye un tejido con funciones principalmente de sostén, que permite a las neuronas realizar con excepcional eficacia su función.
”Cuando se produce una lesión y se pierden ambos tipos de células, se activan las células madre neurales que residen en cerebro adulto. Estas células madre se dividen y dan lugar a nuevas células gliales, pero no a neuronas. Nosotros hemos comprobado que esto se debe a la actividad de una proteína con actividad enzimática (una enzima) que se llama ADAM-17. Cuando nosotros bloqueamos la actividad de esta enzima en células madre neurales in vitro, se generan más neuronas y menos células gliales (lo contrario que antes). Por otro lado, también hemos constatado que en la zona del cerebro en la que se produce un daño hay un aumento de la proteína ADAM-17, que no existe o es muy escasa en el cerebro normal. Concretamente, ADAM-17 aparece en las células madre que se están dividiendo alrededor de la lesión, siendo la responsable de que se formen nuevas células gliales pero no neuronas. Por eso pensamos que la inhibición de ADAM-17 favorecerá la aparición de nuevas neuronas y ayudará a la recuperación de la lesión”, detalla la doctora Carmen Estrada, de la Facultad de Medicina.
Para poder llevar a cabo este proceso “una de las alternativas que podría contribuir a resolver, o al menos a paliar, los problemas clínicos que plantean las enfermedades, que cursan con pérdida neuronal, es el trasplante de células madre que pudieran dar lugar a neuronas una vez expuestas al microambiente del tejido nervioso adecuado”, pero para ello “tenemos que modificar el nicho no-neurogénico de la zona lesionada y convertirlo en un nicho neurogénico en el que tanto las células madre endógenas como las trasplantadas pudieran dar lugar a neuronas maduras y funcionales”. En otras palabras, “el tejido tendría que ser sometido a terapia celular a través de la implantación de células madre en la zona lesionada al mismo tiempo que mediante la inhibición de ADAM-17, se favoreciera que estas células trasplantadas se convirtieran en neuronas”, matiza la doctora Carmen Castro, una de las investigadoras que ha trabajado en el desarrollo de esta patente.
“Lo ideal es poder encontrar algún fármaco potencial que sirva para anular la actividad de ADAM-17 y que no tenga efectos secundarios en los humanos, algo en lo que varios laboratorios farmacéuticos están trabajando actualmente”.
De la investigación in vitro a la in vivo
Hasta el momento, los experimentos que se han llevado a cabo se han hecho in vitro, ya que “nos encontramos con el problema de que no hemos conseguido un fármaco inhibidor de ADAM-17, por lo que se ha trabajado con un ARN de interferencia”, indica Carmen Estrada. No obstante, “para continuar con la investigación in vivo no nos sirve el ARN de interferencia porque las técnicas para su aplicación en animales de experimentación no están aún bien desarrolladas”. Algo que en las últimas semanas ha sido resuelto por el equipo de investigadores que ya está trabajando en una nueva forma de desarrollar los trabajos in vivo y que vaticina al menos cuatro años más de estudio.
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