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viernes, 22 de enero de 2010

Pueden existir océanos de diamante líquido en Urano y Neptuno

Urano

Científicos explican cómo puede ser posible que los planetas Urano y Neptuno tengan océanos de diamante líquido.

La investigación se llevó a cabo tomando medidas detalladas del punto de fusión del diamante. Cuando se funde un diamante se comporta como el agua durante su congelamiento y fusión, con formas sólidas flotando sobre la forma líquida. El diamante es un material muy duro, lo que hace difícil su fusión. Medir el punto de fusión del diamante es muy difícil debido a cuando se calienta a temperaturas tan altas el diamante cambia a grafito.

Dado que es el grafito y no el diamante lo que se vuelve líquido, los científicos se enfrentaban al problema de fundir el diamante sin convertirlo en grafito.

Los científicos solventaron este problema exponiendo el diamante a presiones extremadamente altas atacándolo con lásers. El diamante se licuó a presiones 40 millones de veces superiores a las que se encuentran al nivel del mar en la Tierra.

Cuando la presión baja a 11 millones la del nivel del mar en la Tierra y la temperatura cae a 50 000 grados, empiezan a aparecer trozos de diamante.

Los científicos descubrieron algo que no esperaban, después de que dejase de caer la presión, la temperatura del diamante seguía siendo la misma, formándose cada vez más trozos de diamante. Los pedazos de diamante no se hundían, sino que flotaban sobre el diamante líquido, creando icebergs de diamante.

Estas temperaturas y presiones ultra-altas se hallan en los enormes planetas gigantes gaseosos como Neptuno y Urano.

Neptuno y Urano se estima que están formados por carbono en un 10 por ciento. Un gran océano de diamante líquido podría desviar o inclinar el campo magnético con respecto a la alineación con la rotación del planeta.

La única forma que tienen los científicos de saber con seguridad si existe el diamante líquido en estos planetas gaseosos gigantes es enviando una nave científica a uno de ellos o simulando las condiciones en la Tierra. Ambos métodos serían muy caros y necesitarían años de preparación.

El artículo se ha publicado en la revista Nature Physics.

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