Los autores de la investigación han descubierto que las personas a las que se les dijo en unos experimentos que se sentaran con la espalda erguida eran, mientras mantenían esa postura corporal, más propensas a creer en las afirmaciones que escribían sobre si estaban cualificadas o no para un trabajo.
Por otro lado, las que estaban sentadas ante sus escritorios con la espalda encorvada eran menos propensas a aceptar esas declaraciones que hacían por escrito sobre sus cualidades laborales.
Los resultados sugieren que la postura corporal puede influir no sólo en lo que otros puedan pensar de nosotros, sino también en cómo pensamos sobre nosotros mismos.
"A muchos de nosotros se nos enseñó que sentarse derecho ofrece una buena impresión a otras personas", comenta Richard Petty, coautor del estudio y profesor de psicología en la Universidad Estatal de Ohio. "Pero resulta que nuestra postura puede también afectar a cómo pensamos sobre nosotros mismos. Si usted se sienta derecho, termina por convencerse a sí mismo ayudado por la postura en la que se encuentra".
Petty condujo el estudio con Pablo Briñol (actualmente en la Universidad Autónoma de Madrid en España) y Benjamin Wagner.
En la investigación participaron como sujetos de estudio 71 estudiantes de la Universidad Estatal de Ohio.
Los resultados obtenidos durante los experimentos son sorprendentes.
La manera en que los estudiantes se valoraron a sí mismos como futuros profesionales dependía mucho de la postura que mantuvieron cuando expresaron por escrito los rasgos positivos o negativos.
Si los estudiantes que se mantenían derechos exponían rasgos positivos sobre ellos mismos, se autocalificaban de manera más alta, y si exponían rasgos negativos, se autocalificaban de modo más bajo. La postura derecha les brindó más confianza en la solidez de sus propios pensamientos, tanto si eran positivos como si eran negativos.
Y en cambio, los estudiantes que asumían una postura encorvada no parecían convencidos por sus pensamientos.
El resultado final fue que cuando los estudiantes expresaban por escrito opiniones positivas sobre ellos mismos, se autovaloraban mucho mejor cuando estaban derechos que cuando estaban encorvados, porque la postura erguida les inducía confianza en sus opiniones positivas. Y, por otra parte, cuando los estudiantes exponían opiniones negativas sobre ellos mismos, se autovaloraban de manera más negativa en la posición erguida que en la postura encorvada, porque la postura erguida les provocaba mayor confianza en la validez de sus opiniones negativas.
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