El estudio, dirigido por el paleobiólogo Gregory M. Erickson de la Universidad Estatal de Florida, ha revelado que el animal era más bien un dinosaurio emplumado.
Esa conclusión se basa en que las nuevas imágenes microscópicas de las antiguas células y vasos sanguíneos dentro de los huesos de la criatura alada con plumas y garras, muestran un crecimiento y una maduración inesperadamente lentos, del orden de años, similares a los de los dinosaurios, a partir de los cuales evolucionaron las aves. En cambio, las aves actuales crecen rápidamente y maduran en cuestión de semanas.
También es asombroso el descubrimiento de que el rápido crecimiento de los huesos que es común a todas las aves actuales, pero que no se daba en el Archaeopteryx, no era necesario para el vuelo de los dinosaurios.
Además de Erickson, entre los autores del estudio figuran el biólogo Brian D. Inouye de la Universidad Estatal de Florida y otros científicos estadounidenses, alemanes y chinos.
Erickson matiza que aunque las evidencias confirman que los pájaros descienden de los dinosaurios, no ha estado claro qué grado de parecido con los dinosaurios y con las aves tenía el primer pájaro calificable como tal. No se sabía casi nada sobre la biología del Archaeopteryx, y se ha debatido largamente sobre cuán bien podía volar, si es que lo hacía. Algunos expertos han sugerido que la fisiología de las primeras aves pudo haber sido muy diferente a la de las aves actuales, pero hasta ahora nadie había analizado fósiles que fueran cercanos a la base de la ascendencia de las aves.
Analizando fragmentos óseos de un pequeño y joven Archaeopteryx, que es uno de los diez especímenes descubiertos hasta la fecha, los investigadores comprobaron que, sorprendentemente, sus huesos no eran del tipo altamente vascularizado y de rápido crecimiento, como en otros dinosaurios aviares. En vez de eso, Erickson descubrió una estructura ósea densa parecida a la de los lagartos, casi sin vasos sanguíneos.
Después de comparaciones con otros fósiles de especies de pájaros arcaicos, y de más análisis óseos, el equipo de investigación ha llegado a la conclusión de que la transición metabólica y fisiológica hacia verdaderas aves tuvo lugar millones de años después del Archaeopteryx, aunque estas primeras "protoaves" fueran capaces de volar incluso con la fisiología de un dinosaurio.
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