Los científicos argumentan la afición al terror: activa la parte del cerebro que se enciende con la satisfacción
Aunque también está el instinto humanísimo pero casi perdido –gracias a un proceso de civilización cada vez más aguzado– de explorar el límite de nuestras posibilidades y capacidades, el atractivo de subirnos a una noria o de hacer puenting. Asimismo, para algunos especialistas la experiencia de sentarse a sufrir mientras una jovencita escapa de un alocado portador de una sierra mecánica puede ser hasta educativa. Óscar Vilarroya, neurocientífico de la Universidad Autónoma de Barcelona, comentó en un reciente Festival de Sitges –certamen dedicado por entero al celuloide bizarro, fantástico y de horror–: "Tras quemarnos aprendemos a temer el fuego. Cuando vemos una película terrorífica activamos los circuitos cerebrales de aprendizaje pero sabiendo que no vamos a sufrir".
La cuestión no es en absoluto nueva. Tras el pavoroso crack del 29, EEUU vivió la primera era dorada del cine de terror, con los inicios de las franquicias de Drácula, Frankenstein y derivados gracias a los Estudios Universal. Entonces, algunos psicólogos se hicieron la misma pregunta: "¿Por qué nos gustan las películas de terror?". Llegaron a diversas teorías pero la más plausible relaciona la crisis de la época con el deseo de evasión a través de temores más pavorosos que la propia realidad.
Asumiendo, por tanto, que siempre sentiremos terror –y disfrutaremos con él–, afirman los expertos cinematográficos que se puede conocer a la sociedad de una época a través de sus miedos. Saquen sus propias conclusiones al ponerse delante de una cinta de horror: cuando vean una película japonesa tipo ´The Ring´ (o su remake estadounidense), fíjense en por qué sus protagonistas son siempre seres solitarios o miembros de familias desestructuradas en grandes urbes; pregúntense si, en plena época de noticias sobre menores violentos, es coincidencia que en el último año al menos tres películas –´Joshua´, ´La huérfana´ y ´The children´– tengan como villanos a varios púberes calculadores y sin escrúpulos; noten cómo en unos tiempos cada vez más laicos el protagonismo de Satán y demonios haya decaído hasta su práctica extinción fílmica, o cuántos ejemplos recientes hay, en esta sociedad de la depresión psicológica y la automedicación, de filmes sobre la paranoia y el aislamiento... El terror nos satisface pero también nos retrata.
Las películas más terroríficas
La prestigiosa web totalscifionline.com ha publicado este año su ránking de las películas más terroríficas de la historia. La triunfadora, ´El resplandor´, "un estudio sin precedentes acerca del aislamiento, la locura y la paranoia", según los expertos de la página. ´Alien´, ´La semilla del diablo´, ´La noche de los muertos vivientes´, ´Psicosis´, ´Tiburón´, ´Halloween´ y ´La matanza de Texas´ completan el podio.
Los directores españoles, en boga
Jaume Collet Serra (´La huérfana´), los Pastor (´Infectados´), J.A. Bayona (´El orfanato´), Fresnadillo (´28 semanas después´)... Son algunos directores españoles que han hecho fortuna con los gritos, pero en inglés. "Al revés que el mercado anglosajón, en España no tenemos tradición de historias de fantasmas. Tenemos que inventar nuestras propias formas de discutir el tabú", dice Bayona.
Vampiros, la moda que no cesa
No hablamos de terror necesariamente cuando hablamos de vampiros, pero los chupasangres son la moda catódico-cinematográfica del momento: la saga ´Crepúsculo´ (vertiente romántica: ´Romeo y Julieta´ con colmillos), la serie ´True Blood´... Hasta la cadena chilena TVN va a estrenar una teleserie vampírica en horario nocturno y Antena 3 prepara su propia ´tv movie´ ´vampiguay´.
El espectáculo de la sangre y el sadismo
La clasificación X de ´Saw VI´ (más información en la página siguiente) y la aceptación del ´gore´ (violencia gráfica, explícita) como un elemento ´mainstream´ más (hasta en la popular serie ´C.S.I.´ hay dosis leves) prueban que en la actualidad el terror es, sobre todo, algo físico. ¿Tendrá que ver con lo preponderante del ´look´, del culto al cuerpo y la despreocupación por lo ultraterreno?
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