
Un objeto aproximándose en curso de colisión proyecta una imagen en aumento en la retina, lo que proporciona la información de que el objeto se está acercando y cuán inminente es el peligro. Los estímulos de esta clase crean ondas de actividad neuronal en la corteza visual de los adultos. Los autores del estudio investigaron cómo y dónde el cerebro de los niños extrae y procesa la información sobre una colisión inminente.
Los científicos utilizaron electroencefalografía de alta densidad para medir la actividad cerebral en 18 bebés de cinco a once meses de edad, cuando un punto multicolor en aumento en una pantalla (imitando un objeto aproximándose) se les acercaba a tres velocidades distintas. Los investigadores también registraron la mirada de ambos ojos.
Descubrieron que la actividad cerebral de los bebés relativa a la percepción y procesamiento del estímulo del objeto virtual acercándose, claramente tuvo lugar en la corteza visual. Los bebés de más edad (de diez a once meses de edad) fueron capaces de procesar la información mucho más rápidamente que los de entre cinco y siete meses. Este descubrimiento sugiere que en los bebés de diez a once meses de edad hay redes neuronales bien establecidas para detectar una colisión inminente, pero no aún entre los de cinco a siete meses. Los que tienen entre ocho y nueve meses se encuentran en algún punto intermedio.
Esto podría interpretarse como un signo de que las redes neuronales apropiadas están en proceso de establecerse entre los ocho y los nueve meses. Precisamente, ésta es también la edad promedio en que los bebés comienzan a gatear.
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