9 de Octubre de 2009. En todas las culturas, las distancias interpersonales aceptadas pueden variar mucho. Entre las personas de culturas en cuyos países suele escasear el espacio libre (por ejemplo Japón), se tolera una distancia mucho más pequeña que entre individuos en cuyas naciones las poblaciones viven más holgadas de espacio, por ejemplo Estados Unidos.
Aparte de esto, podemos renunciar temporalmente a nuestra distancia personal preferida, estando mucho más dispuestos a aceptar menos espacio en un atestado vagón de metro de lo que estaríamos dispuestos durante un paseo por el campo.
En un descubrimiento que aporta nuevos y esclarecedores datos sobre los mecanismos neurales implicados en el comportamiento social, unos neurocientíficos en el Instituto Tecnológico de California (Caltech) han localizado la estructura cerebral responsable de nuestro sentido del espacio personal.
El descubrimiento podría a su vez conducir a importantes hallazgos sobre el autismo y otros trastornos mentales donde la distancia social es una cuestión importante.
La estructura es la amígdala (un par de regiones en forma de almendra localizadas en los lóbulos temporales mediales.
Los científicos, dirigidos por Ralph Adolphs y Daniel P. Kennedy, fueron capaces de detectar esta relación con la ayuda de una paciente única, una mujer de 42 años a la que se refieren como SM, quien tiene una lesión extensa en la amígdala a ambos lados de su cerebro.
"SM es única, porque ella es una de las pocas personas en el mundo con una lesión bilateral tan clara de la amígdala, lo cual nos da la oportunidad de estudiar su papel en los humanos", explica Kennedy.
SM tiene dificultad para reconocer el miedo en la cara de los demás, y para valorar la honradez de una persona, dos consecuencias de las lesiones en la amígdala.
Durante los años en que la ha estudiado, Adolphs también ha comprobado que la muy extrovertida SM es casi demasiado amistosa, hasta el punto de "violar" lo que otros podrían percibir como su propio espacio personal. En otras palabras, que se acerca físicamente demasiado a las personas. "Ella es sumamente amistosa, y quiere acercarse a la gente más de lo normal. Es algo que resulta evidente de inmediato cuando se interactúa con ella ", explica Kennedy.
Los estudios anteriores en humanos nunca habían revelado una asociación entre la amígdala y el espacio personal.
Intrigado por el insólito comportamiento social de SM, Adolphs, Kennedy, y sus colegas diseñaron un experimento simple para cuantificar y comparar el sentido del espacio personal de ella con el de voluntarios sanos.
El experimento consiste en lo siguiente: La persona (SM o uno de otros 20 voluntarios, representando una muestra representativa en cuanto a edad, etnia, educación, y género) empieza a una distancia predeterminada de un experimentador, luego camina hacia él y se detiene cuando la distancia entre ambos es la que le resulta más confortable. La distancia entre el sujeto y el experimentador se mide entonces con un dispositivo digital láser.
Para los 20 sujetos normales, el promedio de la distancia preferida era de 64 centímetros. La distancia preferida de SM era de sólo 34 centímetros.
Adolphs y sus colegas usaron un escáner de resonancia magnética funcional por imágenes (fMRI) para examinar la activación de la amígdala en un grupo separado de sujetos sanos que fueron confrontados a distancias variables al experimentador. La relación resultó evidente. Los resultados del estudio muestran que la amígdala está implicada en la regulación de la distancia social.
Información adicional en:
No hay comentarios:
Publicar un comentario