Unos investigadores en la Universidad de Warwick han descubierto que mostrar vídeos trucados presentados como prueba veraz de un hecho que el espectador en realidad no vio jamás como testigo, puede alterar de manera notable sus recuerdos de lo que realmente sucedió, e incluso convencerle para que actúe como testigo ocular y testifique haber visto ese suceso que nunca ocurrió.
La profesora Kimberley Wade del Departamento de Psicología dirigió el experimento para ver si la exposición a grabaciones falsificadas de un suceso puede inducir a las personas a acusar a otras de algo que nunca hicieron. En el estudio, Wade descubrió que casi el 50 por ciento de las personas a las que se les mostró un vídeo manipulado de un suceso del que fueron testigos directos, estuvo inclinado a creer la versión mostrada en el video falsificado en vez de la que presenciaron realmente. El equipo de investigación de Wade filmó a 60 sujetos mientras participaban en un juego de apuestas informatizado. Los sujetos fueron sentados sin saberlo al lado de un miembro del equipo de investigación. A todos se les dio un montón de dinero ficticio para apostar. Cada jugador debía depositar en la "banca" el dinero de cada apuesta que perdía. Después de la sesión, la grabación de vídeo fue manipulada para hacer parecer que el miembro del equipo de investigación que estaba sentado al lado del sujeto estudiado hizo trampa al no depositar en la banca su dinero perdido. A un tercio de los sujetos se les dijo que la persona que tuvieron sentada al lado era sospechosa de haber hecho trampas. A otro tercio se les dijo que la persona había sido grabada en el vídeo haciendo trampas. Y a los restantes se les mostró la grabación falsa a modo de prueba de esa conducta tramposa. A todos los sujetos se les pidió que firmaran una declaración sólo si habían visto hacer trampa al individuo acusado. Casi el 40 por ciento de los participantes que habían visto el vídeo falsificado firmó. Otro 10 por ciento del grupo firmó cuando los investigadores les preguntaron por segunda vez. Sólo el 10 por ciento de las personas a las que se les dijo que el incidente había sido captado por la cámara pero no se les mostró el vídeo aceptaron firmar. Y tan sólo un 5 por ciento aproximadamente de las personas del grupo de control, a quienes sólo se les dijo que la persona que tuvieron sentada a su lado era sospechosa de haber hecho trampas, firmaron la declaración. A lo largo de la última década, hemos visto rápidos avances en la tecnología de manipulación digital. Como resultado, casi cualquiera puede alterar fotos o grabaciones de vídeo de un modo que resulte convincente y no despierte sospechas de que ha habido manipulación. Los resultados de este estudio son preocupantes, ya que demuestran hasta qué punto, cuando una filmación trucada parece auténtica de manera convincente, puede inducir a las personas a testificar que vieron algo de lo que nunca fueron testigos. Scitech News |
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