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viernes, 23 de octubre de 2009

Creer es Ver

Foto: Piotr Winkielman, UC San DiegoLa sabiduría popular nos dice que “ver es creer”, pero una nueva investigación sugiere que a la inversa también se da; "creer es ver", por lo menos en lo que se refiere a percibir las emociones de otras personas.


Un equipo internacional de psicólogos de Estados Unidos, Nueva Zelanda y Francia ha descubierto que la manera en que pensamos inicialmente sobre las emociones de otros predispone nuestra percepción (y memoria) subsiguientes ante sus expresiones faciales. Así que, una vez que interpretamos una mirada ambigua o neutral como de enfado por ejemplo, después la recordamos como una mirada de enfado, sin la sutil duda inicial.

Solemos creer que nuestras expresiones emocionales son un modo inequívoco de comunicar cómo nos sentimos, pero en las interacciones sociales reales, las expresiones faciales son mezclas de múltiples emociones, y están abiertas a más de una interpretación. Esto quiere decir que dos personas pueden tener recuerdos diferentes sobre el mismo episodio emocional, y aún así estar ambas en lo cierto sobre lo que "vieron".

Los resultados de este estudio tienen implicaciones que van más allá del terreno cotidiano de las relaciones humanas. Afectan muy especialmente a quienes tienen problemas en la percepción de las emociones de los demás, como aquellas personas socialmente ansiosas o traumatizadas. Por ejemplo, el individuo socialmente ansioso tiene interpretaciones negativas de las reacciones de otros que pueden distorsionar permanentemente sus percepciones de los sentimientos e intenciones, perpetuando sus creencias erróneas incluso ante pruebas de lo contrario.

Otras aplicaciones de los hallazgos de este estudio incluyen la memoria de los testigos oculares: Un testigo de un crimen violento, por ejemplo, puede atribuir malicia a quien lo ha perpetrado, una impresión que, según los investigadores, influirá en su recuerdo del rostro y la expresión emocional del autor del crimen.

Los investigadores presentaron a participantes en el experimento fotografías de caras humanas, sometidas mediante técnicas de morphing a una transformación gradual de sus rasgos de expresión. En el primer pase, todos los rostros mostraban un estado emocional ambiguo. Se pidió a los participantes que dedujeran si esos rostros mostraban felicidad o enojo.

Entonces, los participantes miraron películas de las caras cambiando lentamente la expresión, de enfado a felicidad, y se les pidió que encontraran el punto de la secuencia que correspondía exactamente a la fotografía que habían visto antes. Las interpretaciones iniciales de las personas influyeron en sus recuerdos: Las caras inicialmente interpretadas como de enfado fueron recordadas expresando más ira que las caras inicialmente interpretadas como felices.

Piotr Winkielman (Universidad de California en San Diego) y Jamin Halberstadt (Universidad de Otago en Nueva Zelanda) han intervenido en el estudio.

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