Unas cuentas de collar hechas a partir de conchas, recién desenterradas de cuatro yacimientos arqueológicos en Marruecos, confirman que hace alrededor de 80.000 años ya había en esas zonas seres humanos que de manera habitual llevaban puestas joyas con simbología y posiblemente comerciaban con ellas.
Estas cuentas de collar se suman así a hallazgos similares que datan de hace hasta 110.000 años, en Argelia, Marruecos, Israel y Sudáfrica, confirmándose que los collares de conchas son el ornamento personal más antiguo de la humanidad.
Un equipo de investigadores recuperó en yacimientos arqueológicos marroquíes 25 cuentas de collar, hechas con conchas marinas, que se remontan a entre 70.000 y 85.000 años atrás. El trabajo forma parte de uno de los programas EUROCORES de la Fundación Europea de la Ciencia, el conocido como "Origen del Hombre, el Lenguaje y los Idiomas".
Las conchas tienen agujeros artificiales hechos a través del centro, y algunas muestran vestigios de pigmento y señales de desgaste por uso prolongado, sugiriendo que eran portadas como joyas de manera habitual.
En todos los yacimientos arqueológicos en los que se ha hecho este nuevo hallazgo, las conchas encontradas pertenecen a animales del género Nassarius y corresponden aproximadamente a un mismo periodo de tiempo
Que estas conchas fueran usadas de forma semejante en tantos lugares sugiere que esta clase de ornamento era un fenómeno cultural, una tradición compartida que se transmitió a través de las culturas durante miles de años. Varias de las ubicaciones donde han sido encontradas las conchas están tan lejos tierra adentro que debieron haber sido trasladadas intencionadamente hasta allí.
Quizás los dueños de las mismas o paisanos suyos las obtuvieron yendo al mar y recolectándolas, o más probablemente las cuentas de conchas marinas ayudaron a crear y mantener redes de intercambio de bienes entre pueblos costeros y otros de tierra adentro. Esto demuestra la existencia de una cultura humana bien estructurada que atribuyó significado a estos objetos. Las redes organizadas que hicieron posible el uso de tales collares tierra adentro también debieron servir para el comercio de otros artículos, así como muy probablemente para promover el intercambio cultural y genético.
Para los científicos, el trabajo artesanal con las cuentas de collar no es sólo arte decorativo; también da fe de una tecnología específica que expresa información a través de un lenguaje compartido y basado en un código. Esas cuentas de collar, en definitiva, sugieren un pensamiento más avanzado que en otras comunidades y épocas, y el desarrollo de rasgos culturales modernos, dando pistas sobre cómo tales comportamientos innovadores pudieron estar relacionados con la expansión de los seres humanos fuera de África.
"La invención temprana del ornamento personal es uno de los experimentos culturales más fascinantes en la historia humana", subraya Francesco d’Errico, autor principal, del Centro Nacional Francés para la Investigación Científica (CNRS). "El elemento común en tales ornamentos es que transmiten un significado a otros individuos. Expresan una idea sobre la persona que los lleva puestos que no es meramente la de su ser biológico".
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