El uso de conejos para producir biocombustible mantiene divida la opinión de los habitantes de Estocolmo, la capital sueca.
Según informó un diario local, miles de conejos son utilizados como combustible por una planta que alimenta al sistema de calefacción de la ciudad.
Todos los años, se sacrifican miles de conejos en Estocolmo para proteger los parques y los espacios verdes.
Los conejos -que no son nativos de Suecia- son la descendencia de las mascotas que sus dueños liberan en la ciudad. Según las autoridades, estos animales están destruyendo los parques de la capital.
Dado que no tienen un depredador natural, la administración de la ciudad emplea a un grupo de cazadores para matarlos.
Tommy Tuvunger, uno de estos cazadores, le dijo al diario alemán Spiegel que el año pasado mataron a unos 6.000 conejos y este año cerca de 3.000.
"Son un gran problema", aseguró Tuvunger. "Una vez que los matamos, los guardamos en un congelador y cuando juntamos una cantidad suficiente, viene un contratista y se los lleva", agregó.
Los conejos congelados son trasladados a una planta calefactora en Karlskoga, donde se los incinera para generar calor, que luego se distribuye por las casas de la ciudad.
Doble función
Leo Virta, director de Konvex -la empresa que entrega suministros a la planta- le dijo a la BBC que Konvex ha desarrollado una nueva forma de procesar los desechos animales con fondos de la Unión Europea.
Los defensores de los derechos de los animales también creen que ésta no es manera de tratarlos
James Savage, editor del periódico local de Estocolmo.
Mediante este proceso, dice Virta, se machaca los cadáveres de los animales crudos para luego colocarlos dentro de una caldera. Allí se los quema junto con astillas de madera y turba para producir energía renovable.
"Es un sistema bueno porque resuelve el problema de cómo deshacerse de los desechos animales a la vez que genera calor", dice Vita.
Sin embargo, la reacción no ha sido unánime, dice James Savage, editor del periódico local de Estocolmo.
"En la ciudad donde los queman, los habitantes no se molestaron", le dijo Savage a la BBC. "Pero en Estocolmo, la gente tiene otra actitud, allí los conejos son considerados animalitos 'tiernos'".
"Los defensores de los derechos de los animales también creen que ésta no es manera de tratarlos", concluyó Savage.
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