Los hallazgos fueron publicados el 26 de abril en el Journal of Clinical Investigation. El investigador jefe ha sido Kenneth Hargreaves, cirujano dental, doctor en investigación, profesor y director del Departamento de Endodoncia en la Facultad de Odontología del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas. Amol M. Patwardhan, doctor en medicina y cirugía, doctor en investigación., graduado del Departamento de Farmacología del Centro de Ciencias de la Salud que trabajó bajo la supervisión del Dr. Hargreaves, es el autor principal.
“Casi todas las personas experimentan un dolor persistente en algún momento de su vida,” dijo el Dr. Hargreaves. “Nuestros resultados son realmente fascinantes, ya que ofrecerán a los médicos, a los odontólogos y a los pacientes más opciones para la prescripción de medicamentos contra el dolor. Además, pueden ayudar a evitar el problema de la adicción y la dependencia a los analgésicos, y tienen el potencial de beneficiar a millones de personas que sufren de dolor crónico cada día “.
Una “epidemia compleja”
Al dolor se le ha llamado una “epidemia compleja” en los Estados Unidos. Casi 50 millones de estadounidenses viven con dolor crónico causado por enfermedad o lesión. Pocos médicos u odontólogos se especializan en el campo de la medicina del dolor. Con las opciones de medicamentos para el dolor limitadas en gran medida a los opioides (como la morfina) y medicamentos tipo aspirina, algunos pacientes se vuelven adictos o dependientes de estos medicamentos, o sufren efectos secundarios tales como daños en el riñón o el hígado.
Investigadores del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas han encontrado una nueva familia de ácidos grasos, producidos por el propio cuerpo, que juegan un papel importante en la biología del dolor.
“La capsaicina es un ingrediente de los pimientos picantes y causa dolor mediante la activación de un receptor llamado de potencial transitorio V1 (TRPV1). Comenzamos buscando la respuesta a la pregunta “¿Por qué está el TRPV1 constantemente activo en el cuerpo después de una lesión o en quemaduras por calor? Queríamos saber cómo las células de la piel se comunicaban con las neuronas del dolor “, dijo el Dr. Hargreaves. “Lo que encontramos fue mucho más sorprendente e increíble. Hemos descubierto una familia de moléculas endógenas, similares a la capsaicina, que se liberan naturalmente durante la lesión, y ahora entendemos la forma de bloquear estos mecanismos con una nueva clase de terapias que no crean adicción “.
El efecto “pimiento picante”
Los investigadores utilizaron colgajos de piel de ratones de laboratorio que se calientaron en un baño de agua a temperaturas superiores a 43 grados centígrados. El grado de calor utilizado fue significativo porque el cuerpo humano normalmente comienza a sentir malestar y dolor a los 43 grados Celsius o más, señaló el Dr. Hargreaves.
El TRPV1 está situado en las membranas de las neuronas sensibles al dolor y al calor. Cuando una persona se come un pimiento picante, por ejemplo, siente inmediatamente una sensación de ardor debido a que la capsaicina, el ingrediente principal del pimiento, ha activado la proteína TRPV1 en las neuronas del dolor. En altas concentraciones, la capsaicina también puede causar un efecto de ardor en otras áreas sensibles de la piel.
El fluido procedente de la piel sobrecalentada se aplicó a las neuronas sensoriales cultivadas a partir de dos grupos distintos de ratones de laboratorio, incluyendo una serie de ellos en los que se había eliminado o “desactivado” un gen. Las neuronas de los ratones de tipo natural (no alterados) fueron sensibles a la capsaicina, el ingrediente principal de los pimientos picantes. Las neuronas de los ratones “desactivados”, a los que se había eliminado el gen TRPV1, no eran sensibles a la capsaicina y se utilizaron como grupo de control.
“Encontramos que en los colgajos de piel calentados a más de 43 grados centígrados, las neuronas de las células del dolor mostraban una tremenda actividad en la cepa natural, pero no en las neuronas de los ratones que carecían de TRPV1″, dijo el Dr. Hargreaves. Indicó que este nuevo fenómeno estaba teniendo lugar porque las células, en respuesta al calor, comenzó a crear sus propias capsaicinas endógenas, que luego fueron identificadas como una serie de compuestos o ácidos grasos llamados metabolitos de óxidos del ácido linoleico (OLAMs).
El ácido linoleico es uno de los ácidos grasos más abundantes en el cuerpo humano. En condiciones como inflamación, presión arterial baja y algunas otras enfermedades, el ácido linoleico se oxida rápidamente para formar metabolitos biológicamente activos. Sin embargo, poco más se sabe sobre estas sustancias. Los metabolitos que constantemente se observaban en cantidades elevadas en las biopsias de piel de ratones expuestos a temperaturas superiores a 43 grados Celsius se denominaban 9- y 13-HODE (acido hidroxioctadecadienoico).
“Gran avance”
“Este es un gran avance en la comprensión de los mecanismos del dolor y cómo tratarlo con mayor eficacia”, dijo el Dr. Hargreaves. “Estos datos demuestran, por primera vez, que los OLAMs constituyen una nueva familia de agentes de origen natural similares a la capsaicina, y pueden explicar el papel de estas sustancias en muchas situaciones que producen dolor. Esta hipótesis sugiere que agentes que bloqueen ya sea la producción o la acción de estas sustancias, podrían conducir a nuevas terapias e intervenciones farmacológicas para diversas enfermedades inflamatorias y trastornos que producen dolor como la artritis, la fibromialgia y otros, incluyendo el dolor asociado con el cáncer “.
La investigación ha llevado al equipo del Dr. Hargreaves a desarrollar dos nuevos tipos de analgésicos usando sustancias que bloquean la síntesis de OLAMs o producen anticuerpos que los inactivan. Estos medicamentos podrían presentarse en forma de agente tópico, píldora o líquido que se podría ingerir, o en forma de inyección. Ambas propuestas tienen el potencial para bloquear el dolor en su origen, a diferencia de los narcóticos opioides que viajan al cerebro y afectan al sistema nervioso central.
Fecha Original: 26 de abril de 2010
Enlace Original
No hay comentarios:
Publicar un comentario