Pero detrás de la precisión de los gráficos hay un misterio: ¿Cómo refinaron los detalles los ilustradores, los cuales rivalizan en cuanto a precisión con los grabados de un billete de un dólar estadounidense moderno, siglos antes de que se inventaran las lentes de microscopio?
La respuesta, dice el investigador John Cisne de la Universidad Cornell, puede estar en los ojos de los creadores. Los monjes celtas evidentemente entrenaron sus ojos para cruzar por encima del plano del manuscrito, de forma que podían superponer visualmente, uno junto a otro, elementos de un patrón replicado, y consecuentemente, crear imágenes 3D que agrandaban las diferencias entre los patrones hasta 30 veces.
Los monjes podían entonces refinar las disparidades mediante el recurso de minimizar la profundidad vertical aparente de las imágenes, llegando por último a replicar el elemento de diseño con precisión submilimétrica.
La investigación al respecto sugiere que la técnica, llamada comparación estereoscópica de fusión libre, la cual aprovecha la capacidad del cerebro de percibir la profundidad integrando las imágenes ligeramente distintas provenientes de cada ojo, se conocía desde cerca de mil años antes de que fuera popularizada en el siglo XIX por Sir George Wheatstone, inventor del estereoscopio.
Cisne analizó los manuscritos medievales albergando el mayor nivel de detalle, creados entre los años 670 y 800 de nuestra era, incluyendo al Libro de Kells (de alrededor del año 800); algunos tenían hasta 30 líneas por centímetro.
Los artistas guardaron en secreto la técnica que usaban. Sin embargo, dejaron algunas pistas, incluyendo el alto grado de simetría y la repetición entre muchos de los patrones más intrincados y el espaciado entre elementos, que equivale usualmente a la distancia aproximada entre las pupilas de una persona promedio.
Los monjes probablemente crearon una plantilla muy precisa para los elementos de diseño, mediante la estrategia de dibujar el mismo elemento repetidamente, comparando versiones y haciendo modificaciones para crear un modelo estandarizado. De esta forma, pudieron replicarlo en diseños complejos, utilizando comparación estereoscópica de fusión libre y minimizando los errores durante el proceso.
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