Pocos crímenes ambientales nos llenarían tanto de espanto como el de prenderle fuego a los bosques del Amazonas.
Este mes, esta región, conocida como el pulmón del planeta por el oxígeno que genera y por la función que cumple al contrarrestar la emisión de los gases contaminantes, está siendo el escenario de una serie de incendios provocados intencionalmente.
Pero todo esto, es en nombre de la ciencia. Quien está encendiendo la mecha en un sector del bosque amazónico en el estado de Mato Grosso, en Brasil, es un equipo de científicos de diversas nacionalidades que investiga el impacto de los incendios en los bosques tropicales y cuánto dióxido de carbono liberan los árboles al quemarse.
El experimento -una iniciativa del Instituto de Estudios Ambientales del Amazonas (IPAM) en Brasil y el Woods Hole Research Centre de Estados Unidos- consiste básicamente en prender fuego al bosque para ver qué pasa.
Mosaico
Esta comparación no podría hacerse si se trata de un fuego no provocado por los investigadores. En este caso, la información preliminar resulta crucial
Oswaldo Carvalho Junior, investigador del IPAM
"Seleccionamos una extensión de 150 hectáreas y la dividimos en tres bloques", le dijo a BBC Mundo Oswaldo de Carvalho Junior, coordinador del proyecto por IPAM.
"Uno de los bloques se deja intacto, a otro se le prende fuego una vez por año, y otro se quema cada tres años", agrega.
Según Carvalho Junior, este método permite hacer una análisis científico más sólido de la dinámica de los bosques al poder comparar la mortalidad de los árboles en un sector afectado por las llamas con otro que no ha sido quemado.
"Esta comparación no podría hacerse si se trata de un fuego no provocado por los investigadores. En este caso, la información preliminar resulta crucial", dice Carvalho Junior, ·pues no habría con qué compararlo". De hecho, cada parte del bosque es diferente, "es una suerte de mosaico compuesto por diversas estructuras".
Reparar y entender
Ciertamente los incendios forestales son un problema en Brasil. En su gran mayoría son provocados por los campesinos que despejan tierras para sus cultivos. Esta práctica ha sido prohibida por el gobierno y en la actualidad se requiere un permiso especial para despejar un terreno de árboles.
Sin embargo, cuando se inicia la quema, sobre todo si es durante la temporada seca, es difícil mantener el fuego dentro de un espacio acotado y en muchas situaciones las llamas se extienden quemando grandes extensiones de bosque.
Por esta razón, otro de los objetivos de la iniciativa es alentar a los campesinos a prevenir la expansión de los fuegos forestales.
El equipo que trabaja en el terreno -unas 25 personas entre científicos y técnicos- espera continuar con este proyecto por dos años más.
El paso siguiente será reparar la zona. "Será como revertir el proceso", le dijo Carvalho Junior a BBC Mundo, "estudiaremos cómo se recupera el bosque tras los incendios y analizaremos estrategias para acelerar el proceso de recuperación"
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