Científicos en Estados Unidos diseñaron una nueva forma de suministrar fármacos para aliviar el dolor: con imanes.
La técnica, que no requiere de agujas, podría mejorar la vida de millones de personas que sufren dolor crónico o trastornos que requieren analgésicos poderosos que deben ser inyectados durante períodos largos.
La estrategia, diseñada por investigadores del Hospital Infantil de Boston, combina el magnetismo con la nanotecnología.
Ésta requiere de un pequeño dispositivo que se implanta en el paciente de poco más de 1 centímetro de diámetro, explica la investigación publicada en la revista Nano Letters.
Nanopartículas inteligentes
"El aparato es una membrana especialmente creada en la que van incrustadas nanopartículas (estructuras de la cienmilésima parte del espesor de un cabello humano) en un gel compuesto de magnetita, un mineral de hierro con propiedades magnéticas naturales", le explicó a la BBC el doctor Daniel Kohane, quien dirigió la investigación.
Básicamente, esto significa que podemos encender y apagar el flujo del fármaco como se requiera y también podemos modular con precisión la cantidad de fármaco que se necesita para el paciente
Dr. Daniel Kohane
"Cuando fuera del organismo se enciende un campo magnético, cerca del dispositivo, las nanopartículas se calientan provocando su encogimiento, y esto a su vez provoca la apertura de pequeños espacios -o poros- que permiten el movimiento del nanogel de un lado al otro", dice el científico.
Durante este proceso, cuando los poros están abiertos el fármaco puede salir de la membrana y entrar al organismo.
Cuando la fuerza magnética se apaga, la membrana se enfría y los geles se vuelven a expandir cerrando los poros a su estado original y deteniendo el suministro del fármaco.
"Básicamente, esto significa que podemos encender y apagar el flujo del fármaco como se requiera y también podemos modular con precisión la cantidad de fármaco que se necesita para el paciente", explica el doctor Kohane.
El doctor Kohane y su equipo todavía están perfeccionado el uso clínico del dispositivo, pero una vez que esté listo podría ser una herramienta muy útil para el tratamiento de pacientes con cáncer que requieren de medicamentos inyectados cuyas dosis deben ser intermitentes.
O también podría ser utilizado en pacientes que requieren tomar fármacos a largo plazo.
"Por ejemplo -dice el doctor Kohane- un paciente con dolor crónico o alguien que acaba de ser sometido a una cirugía, puede decidir con esta terapia cuándo necesita aliviar el dolor y durante cuánto tiempo".
"También puede decidir qué tan intenso debe ser el tratamiento. Y en teoría, creemos también que las nanopartículas podrían tener efectos a largo plazo".
"Esto podría ser de gran ayuda para los que sufren dolor crónico porque aliviarían su dolor sin tener que tomar sustancias narcóticas que les enturbien la mente", dice el investigador.
Sin tóxicos
En los experimentos llevados a cabo con animales, la membrana permaneció funcionando durante varios ciclos.
Y el tamaño de las dosis pudo ser controlado de manera estable, incluso 45 días después del implante, afirman los científicos.
Además, agregan, los animales no mostraron signos de toxicidad a las "nanopartículas inteligentes" y el aparato no fue rechazado por el sistema inmune de los animales.
El doctor Kohane no cree que exista el peligro de que los pacientes se vuelvan "adictos" a las nanopartículas para aliviar el dolor, porque el fármaco actúa localmente.
Y cree que la técnica podría tener otras aplicaciones.
"Sería útil en cualquier situación en la que sea necesario "prender y apagar" el suministro de fármacos" dice el investigador.
"Por ejemplo, para pacientes con diabetes, el aparato podría operarse como una bomba de insulina", agrega.
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