La investigadora Eileen Crimmins, de la Escuela de Gerontología en la Universidad de California en Davis, Michael Gurven, de la Universidad de California en Santa Bárbara, y un equipo internacional de científicos, estudiaron una tribu amazónica en Bolivia, conocida como los tsimane. Midieron varios indicadores de riesgo de enfermedades cardiacas como la hipertensión arterial, la obesidad, los rasgos inadecuados de la dieta, y el hábito de fumar. (Los tsimane siembran y cultivan su propio tabaco.)
Se escogió a esta tribu porque sus miembros aún conservan un estilo de vida arcaico: subsisten de la caza, la pesca y la horticultura. Además, viven en grandes grupos familiares y sin mucho acceso a los servicios modernos. Existen tribus con estilos de vida similares, pero por regla general cuentan con una población demasiado pequeña. En cambio, la población tsimane es lo bastante grande, unos 9.000 individuos, y en ella se pudo examinar para el estudio a casi todos los adultos mayores de 40 años.
Con un acceso limitado a los servicios médicos, la mitad de las muertes entre los tsimane se deben a enfermedades infecciosas o a parásitos. Los investigadores descubrieron que unos dos tercios de la población tsimane tienen lombrices intestinales.
Los autores del estudio examinaron muchas poblaciones, tanto de países en vías de desarrollo como de naciones industrializadas, en entornos rurales y urbanos, pero no encontraron ninguna que viviera en esas condiciones de aislamiento e infección de los tsimane.
La inflamación crónica, que puede llevar a complicaciones de las arterias, es muy común entre los tsimane. Y también presentan valores altos de un marcador de problemas cardiacos. Sin embargo, a pesar de estos factores de riesgo de infarto, los investigadores constataron que en los tsimane esos altos niveles del marcador citado no están relacionados con un mayor riesgo de enfermedades arteriales periféricas.
De hecho, este tipo de enfermedades aumenta con la edad en cada población investigada excepto en los tsimane. Entre los miembros de esta tribu, ni un solo adulto mostró evidencias de enfermedades arteriales periféricas.
Los datos sobre los tsimane indican que la inflamación por sí sola no tiene por qué ser destructiva en cuanto a su efecto a largo plazo en la salud. Sin embargo, este carácter inocuo de la inflamación parece darse sólo en el contexto de un estilo activo de vida, una dieta sin apenas grasa y, posiblemente, aunque esto ya resulta más controvertido, un historial de parasitismo.
Los investigadores destacan que los tsimane pueden tener una expresión genética distinta en comparación con las personas de los países desarrollados.
Los investigadores han observado en los tsimane niveles bajos de incidencia de aterosclerosis y dolencias cardiovasculares asociadas, lo cual hace pensar que las enfermedades de esta clase, hoy ubicuas en casi toda la humanidad, fueron extremadamente infrecuentes en la antigüedad.
Información adicional en:
No hay comentarios:
Publicar un comentario