Esto puede parecer un dato de escasa importancia para los profanos en el tema, pero en la comunidad científica ha habido un largo e intenso debate sobre si las personas de fines del Paleolítico Temprano eran del todo capaces de cazar, o si estaban limitadas sólo a ser carroñeros. Las evidencias de la Cueva de Qesem indican que, al igual que los humanos del Paleolítico Tardío, los humanos del Paleolítico Temprano se centraron en la caza de grandes animales y realmente estuvieron en la cima de la cadena alimentaria.
Los humanos de la Cueva de Qesem cazaban de manera cooperativa, y luego llevaban las mejores partes del cuerpo de sus presas hacia la cueva, donde cortaban la carne mediante herramientas cortantes de hoja de piedra, y la cocinaban con fuego.
La cueva fue descubierta en un terreno calizo montañoso a unos 11 kilómetros al Este de Tel Aviv hace casi nueve años, durante la construcción de una carretera.
La antropóloga Mary C. Stiner de la Universidad de Arizona fue invitada por Ran Barkai y Avi Gopher del Instituto de Arqueología de la Universidad de Tel Aviv, para participar en el Proyecto de la Cueva de Qesem.
Stiner analizó los patrones de las marcas de cortes en huesos de ciervos, caballos y otros grandes animales que fueron dejados en la Cueva de Qesem por cazadores hace entre 400.000 y 250.000 años. Su novedoso método consistió en analizar las marcas de los cortes para deducir los comportamientos de quienes los hicieron, con respecto al manejo de la carne y al modo de distribuirla entre los individuos, en las comunidades de caza cooperativa, del Paleolítico Temprano y del Tardío.
Los patrones revelaron una diferencia notable en estos comportamientos: Los cazadores del Paleolítico Temprano eran menos eficientes, estaban menos organizados y menos especializados cuando se trataba de extraer la carne de sus presas.
Marcas de cortes aleatorios y en mayores números, hechas por los sujetos de las comunidades cazadoras más antiguas, demuestran que daban poca importancia a los rituales sociales o reglas formales para dividir la carne. Muchas manos, incluyendo algunas muy poco habilidosas, separaban la carne de los huesos durante los festines.
En cambio, en tiempos posteriores, en el Paleolítico Medio y el Tardío, está muy claro que la distribución de carne la hacían personas hábiles en la tarea de despedazar presas. Las marcas de herramientas en los huesos hechas por los cazadores más recientes son muy regulares, eficientes y muestran mucha menos variación en las posturas de los individuos que cortaban la carne de cualquier hueso. Sólo ciertos cazadores u otras personas expertas cortaban la carne que sería repartida entre los miembros del grupo.
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