EN EL PROCESO PUEDE CONVERTIRSE EN CROMOSOMA ISODICÉNTRICO
El tipo de autopreservación del cromosoma Y lo hace patológico
El mecanismo de autopreservación y evolución del cromosoma Y lo relaciona con la aparición de patologías como el síndrome de Turner y con alteraciones ligadas a la reversión sexual y la espermatogénesis. Así lo señala un estudio estadounidense que se publica en Cell.
El mecanismo único existente tras la supervivencia evolutiva del cromosoma Y humano podría ser también responsable de una serie de patologías ligadas al sexo, que van desde fallos en la producción de esperma hasta la reversión sexual y el síndrome de Turner.
Estas son las principales conclusiones de un trabajo llevado a cabo por el equipo de David Page, del Instituto Whitehead de Investigación Biomédica, en Massachusetts (Estados Unidos). Los investigadores, que también pertenecen el Instituto Howard Hugues, publican los resultados del trabajo en el último número de Cell.
Intercambio genético
Hace seis años, Page publicó el descubrimiento de ocho amplias áreas de secuencias genéticas espejo, también conocidas como palíndromos, en el cromosoma Y. Ya que este cromosoma no tiene pareja con la que intercambiar genes, es tarea de sus propios palíndromos intercambiar información genética con ellos mismos para permitir cambios genéticos beneficiosos.
El hallazgo permitió explicar por qué el cromosoma Y no parece condenado a la extinción, lo que llevaba la contraria a muchos trabajos publicados. Ahora, el equipo de Page revela que el proceso de autopreservación que cumple el citado cromosoma puede verse alterado, con consecuencias clínicas significativas.
La publicación en Cell del que hasta ahora es el último capítulo de la historia de preservación evolutiva del cromosoma Y señala que el cromosoma podría haberse convertido por completo en un palíndromo, una imagen de sí mismo, con el resultado de un cromosoma Y isodicéntrico (idicY, en inglés) con una estructura anormal de dos centrómeros.
Cromosomas persistentes
La actividad en torno a los centrómeros ha copado gran parte del interés de los investigadores. Debido al papel conocido del cromosoma Y en la determinación del sexo y la fertilidad masculina, los autores comenzaron a especular sobre el potencial clínico de la transmisión de un idicY durante el momento de la fertilización.
Julian Lange, primer firmante y perteneciente al grupo de Page, explica que el cromosoma Y, "al no ser esencial para la supervivencia, permite que estos idicY persistan en el tiempo". El análisis de muestras de ADN de 51 pacientes, seleccionados entre un grupo perteneciente a un ensayo sobre fertilidad masculina, ha permitido hallar este tipo de cromosoma isodicéntrico en algunos de ellos. Un estudio más a fondo de sus características ha revelado que los idicY eran responsables de los fallos espermatogénicos en muchos de los pacientes.
Inestabilidad cromosómica
Uno de los puntos clave del trabajo fue el descubrimiento de que 18 de estos 51 pacientes eran anatómicamente mujeres, pese a contar con dos copias del gen de determinación de sexo masculino SRY en los cromosomas idicY. Lange y Page empezaron a hipotetizar que la feminización identificada en estos individuos se debía a la propia inestabilidad de los idicY.
La sospecha de que el grado de inestabilidad de los idicY aumenta con el tamaño del cromosoma hizo que buscaran una conexión y dieron con algo paradójico: cuanto más largo era el cromosoma Y, más opciones de reversión de sexo existían. "Predecir esta correlación nos ha permitido conocer más a fondo la importancia de la distancia entre los centrómeros", dicen los autores.
Este nuevo modelo de formación de los cromosomas idicY, que se duplican con la correlación inestabilidad-tamaño, sugiere una relación causal con el síndrome de Turner, una alteración cromosómica que, en mujeres, se caracteriza por la carencia de uno de los cromosomas sexuales. Los autores creen que el porcentaje de casos que podrían estar causados por esta recombinación de palíndromo a palíndromo es significativo.
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