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viernes, 25 de diciembre de 2009

¿Cuántas narices tenemos?

Nuestras narices proceden del aparato respiratorio de los peces que normalmente está constituido por cuatro «narices». Dos en la parte frontal por la que entra el agua y dos un poquito por detrás por las que sale. Aunque parezca mentira nosotros conservamos esas cuatro narices.

-¿Qué pasa, Félix, estás de broma? Yo solo tengo una nariz; eso sí, con dos «agujeros». A lo sumo te admito que tenemos dos narices, pero no cuatro.

El caso es que si nos fijamos en la anatomía de nuestro sistema respiratorio nos encontramos con esto:

Ruego que tefijéis en la flecha que pone coana. La parte final de las fosas nasales se llama coana, a veces también le dan el nombre de nariz (o narices) traseras o posteriores.

«Narices traseras», por lo tanto tenemos dos narices delanteras y dos narices traseras. En total cuatro. Las coanas proceden de las aperturas traseras –por donde sale el agua– del aparato olfativo de los peces. La mayor parte de los peces en cada lado de la cara tienen dos orificios que podríamos llamar narices pues sirven para oler. El agua entra por el delantero, va a un órgano olfatorio y sale por el orificio trasero. Sus narices sirven para oler pero no para respirar.

(Celacanto en el que se ven muy bien las narices delanters y traseras. Las flechas se han puesto sobre una foto de roncaglia en Flickr. Licencia CC)

Hay consenso entre los científicos en que los dos orificios olfativos delanteros de los peces se convirtieron en nuestra nariz. Pero para poder transformarse en aparato respiratorio tuvieron que ocurrir otras muchas cosas; entre otras, que algo uniera las cavidades nasales con los pulmones; la solución es la coana. ¿Pero, de dónde procede la coana? Una posibilidad barajada por los científicos era que se trataba del orificio posterior del aparato olfativo de los peces, que tuvo que haber migrado hasta la parte trasera del paladar y para ello tendría que haber atravesado los dientes. Para muchos científicos eso era imposible.

En el año 2004 científicos suecos y chinos encontraron varios fósiles de un pez que vivió hace unos 400 millones de años. Era un pariente del famoso celacanto, pero éste, un pez fósil, que todavía vive, tiene los dos orificios olfativos en la cara. Sin embargo los fósiles recién encontrados, a los que dieron el nombre de Kenichthys campbelli, tenía el orificio olfativo posterior entre los dientes. Las narices traseras del pez estaban en el labio superior, no en el frente sino un poco lateral –exactamente entre el maxilar y premaxilar–. Algo así como si nosotros tuviéramos dos fosas nasales en los espacios que hubiera entre los dientes delanteros (incisivos) y los caninos.

(PM=Pre-Maxilar, M=Maxilar)

(El equivalente humano sería éste)

Es decir, era la prueba de que el orificio trasero del aparato olfativo de los peces podía atravesar los dientes. Había empezado su camino hacia la parte trasera del paladar.

El Kenichthys campbelli es un antecesor directo de los animales terrestres. Era capaz de respirar tanto en el agua como en el aire. Para hacerlo tenía dos pares de narices, unas para el aire y otras para el agua. Las del aire estaban en la parte alta de la boca, salientes, como las narices de los cocodrilos, y el otro par estaba en el labio superior, entre los dientes delanteros. Eran coanas primitivas. Es decir, se había encontrado el fósil que demostraba la migración.

Así que hoy podemos decir que nuestras dos narices posteriores (las coanas) proceden de los orificios olfativos traseros de los peces y que jugó un importante papel para que nuestras narices tuvieran dos misiones: oler y respirar.

Más información:

El artículo original de Nature estan aquí pero solo hay acceso gratuito al absctract.

En el enlace siguiente, en inglés, hay un buen resumen del artículo de Nature y se puede acceder libremente: http://www.innovations-report.com/html/reports/life_sciences/report-35750.html

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