Se sabe que las mujeres tienden a vivir más años que los hombres en casi todo el mundo y ahora una nueva investigación parece haber encontrado la explicación.
La clave, dicen los científicos de la Universidad de Agricultura de Tokio, Japón, podría estar en genes que se encuentran en el esperma.
En un estudio llevado a cabo en ratones, los investigadores descubrieron que las hembras producidas con material genético de dos madres lograron vivir "significativamente" más tiempo que ratones producidos con la mezcla normal de genes maternos y paternos.
En particular -dicen los científicos en Human Reproduction (la revista de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología)- se trata de un gen, llamado RasgrF1, que heredan los padres a ambos géneros pero sólo es activo en los hombres.
Aunque el estudio fue conducido en ratones los investigadores creen que los resultados podrían aplicarse a todos los mamíferos, incluyendo los humanos.
Otros expertos, sin embargo, creen que hay otras causas, además de las genéticas, involucradas en la longevidad.
"Se sabe que hay genes que tienen que ver con la propensión a la extensión de la vida pero yo no creo que todo esté tan determinado por el material genético" dijo a BBC Ciencia el doctor Juan Hitzig, experto en biogerontología y miembro de la Academia de Medicina Antienvejecimiento de Estados Unidos.
"Y en lugar de investigar cuáles son los procesos que nos hacen vivir más, sería mejor centrarnos en estudiar las causas que acortan la vida".
Mejor sistema inmune
Para crear a los ratonas con materiales genético de dos madres -llamadas bimaternas- los científicos japoneses manipularon el ADN de los óvulos de una hembra para que los genes se comportaran como los del esperma.
El material genético alterado fue implantado en el óvulo de otra ratona adulta para que creara embriones.
Envejecer es un tema eco-psico-inmuno-endocrino. Y aunque es verdad que hay genes que predisponen a la longevidad hay muchas otras causas que atentan en contra de ella
Dr. Juan Hitzig
Según los científicos, las crías resultantes, que nacieron totalmente libres de material genético masculino, vivieron en promedio entre 600 y 700 días, es decir 35% (186 días) más que los ratones producidos con material genético normal, de padre y madre.
"Desde hace tiempo hemos sabido que las mujeres tienden a vivir más que los hombres -afirma el profesor Tomohiro Kono, quien dirigió el estudio- y que estas diferencias en la longevidad, relacionadas al género, también ocurren con muchas otras especies de mamíferos".
"Sin embargo, la razón de estas diferencias hasta ahora no era clara y, en particular, no se sabía si la longevidad en mamíferos estaba controlada por la composición del genoma de sólo uno o de ambos padres".
La respuesta, afirma el profesor Kono, parece estar en que las ratonas bimaternas parecían tener un mejor funcionamiento en sus sistemas inmunes.
Y la clave está en el gen Rasgrf1, que en las hembras queda silenciado debido a un proceso llamado impronta genética, encargado de que expresar (o "encender") genes dependiendo si se heredan del padre o la madre.
Los investigadores creen que este gen permite a los machos crecer más grandes y fuertes pero también limita sus perspectivas de vida.
Más que un gen
Según el profesor Kono "nuestros resultados sugieren que las diferencias en la longevidad de los sexos se originan a nivel genómico, lo que implica que el genoma del esperma tiene un efecto perjudicial en la longevidad de los mamíferos".
"Este estudio podría darnos la respuesta a las preguntas fundamentales de si la longevidad en los mamíferos está controlada por la composición genómica de uno o de ambos padres y, quizás, de por qué las mujeres tienen ventajas sobre los hombres en lo que a perspectivas de vida se refiere", expresa el investigador.
Otros expertos, sin embargo, afirman que la longevidad humana es un proceso mucho más complicado y no puede afirmarse que sea controlado por un solo gen.
"La inmunidad sin duda está muy ligada a la longevidad -dice el doctor Juan Hitzig- pero hay causas cotidianas, más allá de las genéticas, que predisponen a favor y en contra de la eficacia del sistema inmune, que es nuestro reparador y defensor biológico cotidiano"
Por ejemplo, agrega el experto, el estrés, los sistemas hormonales, e incluso nuestros pensamientos y emociones están muy relacionados a la eficacia del sistema inmune y por lo tanto a la longevidad.
"Envejecer -dice el doctor Hitzig- es un tema eco-psico-inmuno-endocrino. Y aunque es verdad que hay genes que predisponen a la longevidad hay muchas otras causas que atentan en contra de ella".
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