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miércoles, 23 de diciembre de 2009

Respirar dióxido de carbono puede provocar ataques de pánico, pero la razón biológica de este efecto ha sido básicamente desconocida hasta ahora.

Un nuevo estudio hecho por especialistas de la Universidad de Iowa muestra que el dióxido de carbono incrementa la acidez cerebral, que a su vez activa una proteína del cerebro que desempeña un papel importante en la sensación de miedo y la de ansiedad.

El estudio, llevado a cabo por el equipo de John Wemmie, profesor de psiquiatría y neurocirugía del Colegio Carver de Medicina de la Universidad de Iowa, ofrece nuevas perspectivas para entender mejor los fundamentos biológicos de los trastornos de ansiedad y pánico en general, y podría incluso sugerir nuevos enfoques para tratar estas enfermedades.

Los investigadores se concentraron en una proteína cerebral conocida como ASIC1a. Esta proteína es abundante en la amígdala, una región ubicada a gran profundidad en el cerebro que procesa las señales de miedo y controla el comportamiento vinculado al miedo. El equipo de la Universidad de Iowa había encontrado previamente que el bloqueo o la eliminación de la ASIC1a reducen el miedo innato y altera los recuerdos asociados al miedo en los ratones.

En fecha tan temprana como 1918, los científicos ya constataron que el dióxido de carbono provoca respuestas anómalas en pacientes con trastornos de ansiedad, pero el nuevo estudio proporciona la primera evidencia molecular de un mecanismo que explica cómo el dióxido de carbono puede provocar miedo y ansiedad.

Los resultados del nuevo estudio respaldan la idea de que las proteínas ASIC en la amígdala podrían desempeñar un papel importante en la sensibilidad al dióxido de carbono.

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