lunes, 21 de diciembre de 2009
La belleza una cuestión de sexo
La belleza traspasa las épocas, los gustos, las edades o las clases sociales. Este concepto, más que otros, adquiere una significación distinta, en dependencia del sexo de la persona que contempla, observa, admira.
Ahora se suma otra diferencia más a las tantas que desde la percepción tienen ambos géneros: por la evolución, las hembras aprecian una gama de tonos de colores más amplia que la asimilada por los machos.
Las pequeñas diferencias entre rosado y fucsia o entre violeta y morado son fácilmente detectables por las féminas, tal vez por una adaptación para cuidar mejor de sus crías y reconocer con rapidez cuando un depredador puede asechar a sus pequeños.
Otra vez vuelven a impactar el desarrollo de ciencias como la neurología y los conocimientos, que se adquieren mediante novedosas posibilidades tecnológicas de adentrarse en el funcionamiento del cerebro, el órgano más críptico hasta el momento de la biología humana.
Gracias a la magnetoencefalografía, una investigación, publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), descubrió que se activan zonas diferentes en el cerebro de hombres y mujeres, al decidir si algo es o no hermoso.
FRENTE A LA OBRA DE ARTE
Los científicos españoles que encauzaron el estudio seleccionaron 10 mujeres y 10 hombres, de forma voluntaria, y le expusieron numerosas reproducciones de obras de arte y fotografías, de paisajes urbanos y rurales.
Los 240 cuadros seleccionados pertenecían a las colecciones del Museo del Prado, en Madrid, uno de los más importantes museos de artes plásticas de Europa.
El equipo liderado por el investigador Camilo José Cela-Conde, de la Universidad de las Islas Baleares (España), y el biólogo de la evolución Francisco Ayala, de la Universidad de California (EEUU), inauguró este tipo de estudios, que ofrecen explicaciones a una realidad ya conocida: las diferencias de funcionamiento entre los cerebros femeninos y masculinos, en un aspecto poco común: la apreciación del arte.
Otra de las innovaciones de los especialistas consistió en emplear las magnetoencefalografía, una técnica medidora -de gran precisión- de los campos electromagnéticos producidos por la actividad eléctrica de las neuronas, cuyo empleo en estas investigaciones resulta raro.
Mientras los participantes, con un promedio de edad de 25 años, observaban las obras de arte, los especialistas realizaron las magnetoencefalografías para conocer cuáles partes del cerebro se activaban, en caso de que cada persona encontrara linda una de las reproducciones.
Según el artículo de PNAS, en el mencionado órgano de las mujeres ocurrió actividad en ambos hemisferios, a la hora de decidir si era hermosa o no la imagen mostrada. Mientras, los hombres sólo emplearon el hemisferio derecho, para efectuar la misma acción.
Los especialistas corroboraron que, como en otras funciones cognitivas, las féminas usan ambas partes de su cerebro, en tanto que los varones sólo un área.
Ellas retienen mejor las imágenes y son más operativas. Además, al tener su estrategia cognitiva más centrada en el hemisferio izquierdo tienden a verbalizarlo todo, actitud que incide en su apreciación de la belleza.
Por su parte, ellos dominan mejor los aspectos espaciales.
Otro de los descubrimientos relevantes radicó en el tiempo en que requieren los seres humanos en decidir si algo les gusta: necesitan entre 300 y 900 milisegundos, después de mirar la imagen. El lapsus de tiempo siempre será igual para mujeres y hombres.
Los investigadores determinaron, además, que el cerebro humano captura la belleza del exterior en una parte denominada córtex prefrontal dorso lateral izquierdo.
DEFINID@S POR EL ARTE
La sensibilidad estética y el pensamiento simbólico distinguen al ser humano del resto del mundo animal.
"La belleza ha sido seleccionada positivamente (â��): tuvo que tener una función importante en el proceso de adaptación de la humanidad. Seguramente, las capacidades de pintar, esculpir y grabar sirvieron para incrementar la sociabilidad de nuestra especie", explicó Eudald Carbonell, director del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES).
El desarrollo de la capacidad cerebral para percibir lo hermoso, según el artículo de PNAS, se heredó de los antecesores del homo sapiens. Incluso, se remonta a la línea de descendencia de los primates.
Pero, indicó, los cambios en la percepción de este concepto entre los sexos están relacionados con la evolución y la forma de vida de la especie humana, que incluye la división del trabajo y la asignación de roles entre hombres y mujeres, sobre todo en la etapa de los cazadores-recolectores.
Más que curiosidad o explicación científica a la gran discusión entre las diferencias de los géneros, los aportes del estudio publicado en PNAS posibilitarán las realización de terapias para personas con fallos cerebrales, que les impidan apreciar, nada más y nada menos, que la belleza. (PL)
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