Mediante la construcción de un microscopio lo bastante pequeño para ser llevado por una rata en su cabeza, un equipo de científicos ha encontrado una forma de estudiar la compleja actividad de muchas células cerebrales de manera simultánea mientras los animales se mueven libremente. Con esta nueva tecnología, los científicos pueden ver cómo el cerebro trabaja realmente mientras el animal se comporta de manera natural, lo que permite adquirir nuevos e importantes conocimientos sobre la percepción y la atención cerebrales.
La mayor parte de nuestra vida la transcurrimos moviéndonos por un mundo estático, y generamos nuestra impresión sobre él utilizando la visión y otros sentidos de manera simultánea. Nuestra capacidad de movernos y así explorar libremente nuestro entorno es esencial para la visión que nos formamos de nuestro entorno local.
Cuando caminamos por la calle y entramos a una tienda para comprar fruta, la calle, la tienda y la fruta no se están moviendo; nosotros sí. Lo que nuestro cerebro probablemente esté haciendo es actualizar de manera constante nuestra posición, basándose en la información sensorial recibida por nuestros sentidos, tales como la vista, el oído y el tacto, así como la proveniente de nuestro sistema motor y del vestibular, todo en tiempo real.
El problema para los investigadores que tratan de averiguar cómo sucede esto, ha sido siempre cómo registrar, de forma válida, las señales provenientes de las células del cerebro que realizan los cálculos mientras estamos en movimiento.
Para afrontar este problema, un equipo de investigadores en el Instituto Max Planck para la Cibernética Biológica en Tubinga, Alemania, ha desarrollado una forma de observar la actividad de muchas células cerebrales simultáneamente en un animal que se mueve a su antojo por su entorno. Mediante el desarrollo de un microscopio de escaneo láser, pequeño y ligero, los investigadores han logrado, por primera vez, observar la actividad de neuronas fluorescentes en animales que estaban despiertos y moviéndose, mientras rastreaban la posición exacta del animal en el espacio.
El microscopio utiliza un potente láser pulsante y fibras ópticas para escanear células bajo la superficie del cerebro, eliminando así la necesidad de insertar los electrodos utilizados tradicionalmente. Por tal motivo, el microscopio no resulta invasivo para el tejido cerebral.
El enfoque tradicional para solucionar esta clase de cuestiones es mantener sujeto al animal y presentarle una serie de películas o imágenes, algo que nunca puede reproducir debidamente las condiciones de una situación real.
Jason Kerr es el autor principal de este estudio.
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